"Aquel que tiene una noble conducta sin tallar el propio ánimo, y se perfecciona moralmente sin usar de la benevolencia y la justicia, y pone orden en el mundo sin buscar mérito y fama, y vive en la holganza sin andar por ríos y mares, y alcanza la longevidad sin haberse ejercitado en guiar y conducir el aire vital, una persona así nada hay que no haya dejado ni nada que no posea. Gozando de infinita calma, reúne en su persona la multitud de perfecciones. He ahí el Tao del Cielo y de la Tierra, y la Virtud del sabio.Por eso se dice que la calma, el silencio, el vacío y el no actuar, son el origen del Cielo y de la Tierra, y la esencia del Tao y su Virtud.Y de ahí que el sabio mantenga su mente sosegada, y así le es dado permanecer en paz;permaneciendo en paz alcanza la calma, y entonces, en paz y en calma, no hay cuidado o mal que le sobrevenga, ni influencia maléfica que le acometa. De este modo, entero, conservará su virtud y su espíritu no sufrirá menoscabo.Por eso se dice que la vida del sabio es proceder conforme al Cielo, y su muerte confundirse con los seres. Cuando en reposo, su virtud es una con el Yin; cuando se mueve, sus ondas se unen al Yang. No hace por ser feliz, ni tampoco se procura la desgracia. Sólo responde cuando le incitan, sólo se mueve cuando le fuerzan; sólo se levanta cuando no puede menos. Rechaza la inteligencia, y las artes y engaños, y sigue en todo la ley del Cielo.Por eso se dice que el Cielo no le envía calamidades, que las cosas no le estorban, ni los hombre le reprueban, ni los démones le castigan. No ha menester de cavilar, ni imagina tampoco trazas. Es luz, pero no ilumina; y fiel, aunque nada haya prometido. Duerme sin soñar, y despierto no tiene cuitas. Su vida es flotar, su muerte, descanso. Puro es su espíritu, y su alma infatigable. En la calma de la Vacuidad se hace uno con la Virtud del Cielo.Por eso se dice: "Penas y alegrías, te has apartado de la Virtud;contento y enojo, has faltado al Tao; amor y odio, tu mente se ha perdido".De ahí que una mente sin penas ni alegrías, es la suprema virtud; permanecer concentrado en la propia unidad sin mudanza alguna, la suprema quietud; no resistir a nada, la suprema Vacuidad; no tener trato con las cosas exteriores, el supremo desasimiento; no oponerse a nada, la suprema pureza.Por eso se dice: "Cuando fatigas tu cuerpo y no descansas, desfalleces; cuando usas de tu espíritu y no cesas, lo agotas". La naturaleza del agua, la hace límpida y clara cuando no está mezclada, y lisa su superficie cuando no se agita; y pierde también su limpidez cuando se estanca: imagen de la virtud del Cielo. Por eso se dice: "Permanecer puro, sin mezclarse; concentrado en la serena unidad, sin sufrir mudanza; desapegado de las cosas externas, sin actuar; moverse conforme al orden natural: he ahí el arte de alimentar el espíritu". Es como el que posee una de esas celebradas espadas de Wu y de Yue, que las guarda en la vaina y no osa usarlas a la ligera, por cuanto las tiene por lo más preciado. Pues bien, el espíritu se extiende y fluye por las cuatro direcciones, y no hay parte que no alcance, que por arriba llega al Cielo y por abajo envuelve la Tierra; transforma y alimenta a los seres todos, siendo invisible su forma; y en su operar es semejante al Cielo y a la Tierra.
Para conservar la pureza y la simplicidad originales, sólo ha menester guardar tu espíritu; si lo guardas y no lo pierdes, te harás uno con el espíritu; y penetrando la esencia de la pura unidad, te identificarás con la razón del Cielo. Hay un proverbio que dice: "El hombre del vulgo estima las riquezas, el honesto letrado estima el buen nombre, el sabio ensalza los nobles ideales, para el gran sabio lo más precioso es el espíritu". Y así, dícese simple a lo que no está mezclado, y puro a lo que no menoscaba el espíritu. A quien es capaz de comprender la simplicidad y la pureza llaman "hombre verdadero".
Zhuang zi