"Los que pensamos profundamente en el aikido consideramos que debemos contribuir a establecer un sistema universal de verdad y de justicia. Nuestro deber es hacer de mensajeros y guìas de la paz mundial y de la hermandad universal. Para llevar a cabo esta gran tarea debemos: Estar iluminados sobre la naturaleza verdadera del universo.
Residir en el corazón de Dios.
ConcebIr el mundo entero como la forma viviente de Dios.
Aprender las enseñanzas de lo,divino.
Hacer que se manifieste lo divino en los asuntos humanos.
Es decir, debemos llevar a cabo nuestra misión como espadas del espíritu, que penetramos hasta lo más hondo de las cosas.
La técnica divina más importante es alcanzar la unidad con la creación y conseguir la armonía con todas las cosas. Este planteamiento nos permitirá vincular nuestros espíritus con lo divino. Esto es la unidad con el universo.
Tenemos espíritu y tenemos cuerpo, pero deben estar sintonizados uno con otro. Cuando el espíritu y el cuerpo están sintonizados, podemos ver cómo funcionan y cómo se desarrollan en el mundo las dimensiones "energía", "fluido", " sauce" y "diamante". El buen entendimiento de los parámetros de estas cuatro dimensiones nos permitirá desarrollar una mente que ve las cosas precisamente tal como son. El aikido es la práctica que desvela la luz de la armonía;es el camino por el que se unen el cuerpo y el espíritu".
Extraido del libro:"El corazón del Aikido. La filosofía del Takemusu Aiki".
Morihei Ueshiba
Segunda edición de Hideo Takahashi y compilación de John Stevens
No hay comentarios:
Publicar un comentario