lunes, 18 de noviembre de 2024

Alguna de mis ideas sobre extender el ki


La extensión del ki la suelo definir como "mantener la gravedad".

Esta acción se produce desde el cuerpo hacia la mano,siendo un punto fundamental el vientre y el hombro,que son los que principalmente reciben la atención de la acción. Desde mi punto de vista ,toda la práctica del aikido debería ser desde el “cuerpo hacia la mano”.
Mover los brazos relajados,en "gravedad",y al tomar contacto con la acción  del compañero, mantener la posición  del brazo que está  en contacto con el compañero,recibiendo su ki.
Para esto,es necesario que el cuerpo esté ordenado y recto,y que el codo y el hombro "mantengan su gravedad".
Hacer esto también requiere de una colocación en el espacio correcta para que la extensión del ki surta efecto.
"Lo que está abajo nunca sube".
De ésta manera explico la acción de la extensión del ki para que sea efectiva en el proceso de las técnicas, pero no es del todo cierto. 
Si el ki que viene de uke es muy intenso,es decir,debo discernir si la intensidad del ki es mayor que el efecto generado por mi propia extensión que es un reflejo de mi centro(ese espacio que puedo mantener sin luchar ni resistir),entonces si es muy fuerte respecto a mi centro, debemos liberar el ki de uke, levantando  el punto de contacto para provocar esa liberación. 
Pero es cierto que la mayor parte de las veces no es necesario,y con pequeños ajustes del espacio,la afirmación: "lo que sube no baja", puede mantenerse casi siempre.
Luis


 


domingo, 17 de noviembre de 2024

El estado de luna


 En mis explicaciones de los últimos años insisto en una idea que es la de “realizar la acción sobre nosotros mismos” no al otro(uke). Centrarnos en nuestras sensaciones corporales para desbloquear, liberar, dirigir las presiones o bloqueos que estamos sintiendo en los puntos de contacto físicos y “espaciales”(relación). Incluso en algunas ocasiones lo he comparado con la relación que tenemos ante un lesión y cómo vamos escuchando a “la maestra lesión “ para ir modificando y adaptando nuestros movimientos a movimientos más sostenibles.

Convertimos la experiencia con el “otro” en una experiencia “íntima “ “ en mí mismo” . Ya que ese “mí mismo”, o en palabras de Rupert Spira , ese “Yo soy”, incluye al “otro” , incluye todo.

Por eso en este proceso, nos desvinculamos de la necesidad de hacer, de hacerle cosas al “otro” y me centro en hacérmelas a mí, que en definitiva es una forma de centrarse en el“ser” más que en el “hacer”.

El punto de vista del encuentro marcial y de la propia vida va cambiando completamente.

La visión de la acción comenzará con la comprensión, con el discernimiento del “ser compartido”, y de ahí nos aproximaremos al conflicto, pudiendo asumir límites y decisiones más responsables y equilibradas, menos reactivas y más compasivas.

Utilizando la analogía de Rupert Spira, en el dibujo del paisaje nocturno, la luna es el espacio que deja ver el folio blanco, y es en el folio blanco donde todo el paisaje está “apareciendo”.Ese punto blanco(luna) es el “yo soy”, nuestro portal al “folio blanco” donde todo aparece.Hacer un ejercicio de vuelta a “casa” en cada práctica, habitar lo posible de forma consciente en “la luna” abrirá sin duda soluciones sutiles, profundas, del proceso que se está desarrollando.

Luis

martes, 5 de noviembre de 2024

Mente zen y esgrima

 “Yagyu Tajima no kami Munenori (1571-1646), uno de los más grandes maestros en la historia del arte de la esgrima, instruyó a Tokugawa lyemitsu

(1604-1651), el tercer Shogun del régimen Tokugawa. Tajima no kami estudió zen con Takuan (1573-1645) e incorporó mucho de la enseñanza zen a su tratado sobre esgrima. Dice que la mente que es no-mente es el último estado en el arte de la espada. El estado de «no-mente» (mushin) es lo mismo que «la mente cotidiana» (hei-jo-shin), y cuando esto se alcanza todo va bien. Al comienzo, en el manejo de la espada, uno naturalmente se esfuerza en hacerlo lo mejor posible, como en el aprendizaje de cualquier otro arte. La técnica se debe dominar. Pero tan pronto como la mente se fija en algo, por ejemplo si el discípulo desea hacerlo bien, mostrar su destreza, asombrar a los otros, o si está demasiado ansioso por dominar su arte, puede estar seguro de que cometerá más errores de los realmente necesarios.

¿Por qué? Porque su autoconciencia o ego-conciencia está presente de forma demasiado visible en todo el campo de su atención, lo que dificulta el libre desarrollo de cualquier destreza que haya adquirido o pueda adquirir. Debe liberarse de su yo impositivo, de su conciencia-ego y aplicarse a la acción como si nada de particular estuviera ocurriendo en ese momento. Cuando las cosas se realizan en un estado de «no-mente» (mushin) o «no-pensamiento» (munen), lo que significa ausencia de todas las formas de yo o conciencia-ego, el que actúa está perfectamente libre de inhibiciones y siente que nada interfiere su línea de conducta. Si está disparando, simplemente saca su arco, coloca la flecha, tensa la cuerda, fija su mirada en la diana y, cuando considera que el ajuste está hecho, suelta la flecha. No tiene sensación de hacer nada especificamente bueno o malo, importante o trivial; es como si oyera un sonido, da la vuelta y encuentra un pájaro en el patio. Ésta es la «mente de cada día› (heijo-shin). Se exhorta al esgrimista a mantenerse en este estado mental incluso cuando está comprometido en un combate a vida o muerte. Olvida la gravedad de la situación. No piensa que está en una situación de vida o muerte. La suya es una «mente inmutable› (fudo-shin). El fudo-shin es como la luna reflejada en la corriente. Las aguas están en movimiento todo el tiempo, pero la luna conserva su serenidad. La mente se mueve en respuesta a las diez mil situaciones pero permanece siempre idéntica a sí misma. El arte culmina aquí. Toda la estructura del intelecto se ha aquietado y ningún artificio encuentra lugar para manifestarse.”

D.T.Suzuki