miércoles, 11 de junio de 2014

El instante,instantes y Budo (Aikido)...

Todo ocurre en el "instante".El universo ocurre en ese "instante", que es eterno...aún así el pensamiento llega eternamente tarde. El entrenamiento mejora nuestras habilidades físicas y mentales para vivir el instante lo más plenamente posible... El estudio estructurado, se realiza sobre una cristalización del instante, por lo tanto creando un instante ficticio y temporal.... que actúa como un reflejo estático y limitado del verdadero instante vital que es eterno y dinámico,dirigido por la ley universal del cambio. 
Por lo que nuestro entrenamiento debe adentrarse en el cambio profundamente, y en la sensibilidad de percibir las raices que dan el fruto de cada instante. 
Generar dinámicas de estudio con la práctica, que nos permitan fluir con los cambios que nutren los instantes, debería ser nuestro fin.
Es en las sensaciones y no en los pensamientos donde es posible el deslizarse por las olas del instante, la marea de la realidad.
De manera que es en la quietud mental y en la acción "sensible" y no planificada, donde más cerca estaremos de fluir en el instante.
Pero en el encuentro marcial, en el combate, siempre habrá pensamiento en forma de decisión, ya que no se trata de sentarse a meditar (aunque podemos considerarlo en su mayor parte una meditación en la acción, o contemplación) y es por ello, por la decisición, que siempre iremos retardados en relación al instante.Pero en la medida que basemos nuestra decisión o mejor dicho decisiones en la sensación actualizada, y no en la sensación cristalizada del conocimiento, esta decisión será suave y moldeable, de acuerdo a cada cambio, generador de instantes.
Por supuesto, y no queriendo ser simplemente "reactivos", sino "proactivos" y "facilitadores" de la realidad en la acción, como decía, siempre iremos tarde respecto al instante. Pero nuestro "oponente" también irá retardado respecto a este instante. De manera que nuestra adhesión a la quietud , a la sensación y a la flexibilidad al cambio, deberían situarnos más próximos al instante, permitiéndonos así fluir  en el foco del ataque mejor que el "otro",siempre y cuando este "otro"(partícipe del instante y por tanto de la vida, y no otra "cosa" que mi otra parte en el instante), se encuentre adherido al conocimiento, a la estructura y a lo recordado. 
Entonces nuestras posibilidades en el encuentro serán mucho mayores, aflorando el "triunfo" en forma de un final equilibrado para nosotros y humanizado para ambos.
Sin embargo, si el "otro" estuviera también conectado con una acción sensible, flexible, adaptable y en quietud, el ataque se convertiría en encuentro y el final estaría exento de triunfo individual, siendo el final simplemente un nuevo comienzo armonizado para los dos.

L. 

domingo, 1 de junio de 2014

El valor, la maestría, la sutileza.....

El valor exterior y el valor interior

"Existe el valor exterior y el valor interior.
El valor exterior manifiesta valentía en la apariencia exterior, y ante el combate manifiesta la fuerza suficiente para destrozar hasta el hierro y las peñas. Además, el que es así suele ser vigoroso y con tendencia a la violencia, y no tiene consideración con las personas. El hombre que tiene coraje hasta para hacer pedazos a una fiera salvaje, que parece un hombre valiente a ojos de la gente corriente, es ejemplo del valor exterior.
El valor interior es el valor que no se manifiesta exteriormente sino que se guarda dentro del corazón. A diferencia del valor exterior, este valor no pone el rostro severo ni solemne, ni es una inclinación a la violencia ni a cierta manera de hablar. Es el valor con cara amable y raíces fuertes.
El valor exterior es como la agresividad, mientras el valor interior es como la calma o la maestría.Naturalmente, cuando alcanzas el estado de maestría tienes valor tanto exterior como interior.
La fuerza del valor exterior es como el fuego; la fuerza del valor interior es como el agua. El fuego es enégico pero débil, mientras que el agua es flexible, pero es tan poderosa que nada puede oponérsele. El que tiene valor exterior es como el fuego, tiene una debilidad;el que tiene valor interior es como el agua, sumamente poderoso.
El valor del hombre común y el valor de la sed de sangre son valor exterior. El valor interior está próximo al gran valor. El valor del humanitarismo y la justicia es el valor del hombre noble, un valor que procede del Camino.
[...]

Diestros y maestros

El diestro, el muy hábil, es el que ha alcanzado la calma. El maestro, el que ya ha llegado, es el que ha alcanzado la maestría.
El técnico que ha llegado a la etapa de la calma mental, bien versado en la técnica y en los principios, se llama diestro. También existen algunos muy hábiles entre los agresivos y entre los listos, pero no es posible llamarlos diestros porque ignoran la técnica y los princios.
Los técnicos que han llegado a la etapa en que la mente es imperturbable, bien versados en la técnica y en los principios, se llaman maestros. Los llamados expertos son maestros.

La sutileza

La sutileza es algo que se encuentra en los maestros. Está por encima de cualquier racionalización, y no es posible escribirla ni expresarla con palabras.
Por ejemplo, cuando Miyamoto Musashi se estaba entrenando como guerrero, cuando iba camino  de Owari se cruzó con Yagyu Hyogo. Musashi se detuvo y se volvió para mirarlo. Hyogo también se detuvo, y se miraron el uno al otro. Musashi dijo: ¡por fin veo a un hombre vivo! Debes de ser Hyogo, ¿verdad?. Hyogo respondió:¿no eres tú Musashi?. Y Hyogo se llevó a Musashi a su casa. Musashi pasó mucho tiempo en casa de Hyogo, bebiendo vino alegremente y jugando al ajedrez con él, y los dos no combatieron nunca para medirse como espadachines.
Una cosa así es sutileza sin racionalización, comunicación de mente a mente. Aunque hubieras preguntado a Musashi queé significaba ver a un hombre vivo, él apenas habría sido capaz de explicarlo con palabras. Este tipo de cosas se llaman sutileza.

Adachi Masahiro (extraido de la obra de Thomas Cleary "La mente del samurai")