viernes, 18 de noviembre de 2022

Aikido como camino marcial hacia la paz.

 El mantener la mente serena, aquietada, permite que el encuentro de aikido, y cualquier cosa en la vida, podamos encararlos desde un silencio, un vacío, donde encontramos los elementos de conexión de todo, donde habita la unidad con el otro, con la acción y con el mundo en general.

El "movimiento" de la consciencia, el focalizarla, genera la mente, y  con ésta, la existencia de las cosas y por tanto la sensación de separación.
Sostener una mente serena y aquietada, permite habitar ese lugar de la unidad de todo. Cuando activamos la mente para tomar decisiones o hacer técnicas por ejemplo, si hemos habitado el mayor tiempo posible, en el puro percibir, sin juicios ni prejuicios, en actitud de escucha,  estás técnicas surgirán llenas de aquellos elementos que nos vinculan, que nos unen al otro, haciendo posible una expresión marcial más pacífica, natural y sostenible.
Pero si todo el rato habitamos en la mente pensante, y nos relacionamos desde las ideas, conceptos previos, juicios de valor,desde una "información" estática, rígida, predefinida, en definitiva no actualizada por el instante, normalmente surgirá una técnica más brusca, forzada e incluso dolorosa y la única "paz" que podremos conseguir, es un sucedáneo de paz, que es la que proviene de la anulación del otro y el sometimiento o imposición.Esta práctica usa la narrativa de la efectividad por encima de todo, del enfrentamiento y del dualismo hostil. 
Construir un mundo en paz desde el plano marcial, que creo, es la principal idea del aikido, requiere de usar "la espada que da la vida", usando nomenclatura de Yagyu Munenori, y esto necesita de    "domar" , apaciguar nuestra mente, nuestros pensamientos, miedos, la necesidad de vencer, el sentimiento de hostilidad  y la consiguiente idea de enemigo.
Creo que la aproximación del aikido, o por lo menos el que yo busco, es una aproximación desde la paz y la serenidad, desde una escucha marcial que resuelva  el conflicto sin violencia, a través de una marcialidad suave. Posiblemente, esto a veces signifique no tener todas las herramientas para solventar pacíficamente cualquier conflicto, de hecho creo que ninguna vía tiene esa infalibilidad ni siquiera con la violencia, pero desde luego, será entonces, cuando habrá que ver, en qué punto está nuestro compromiso con la vía del aiki y por tanto con el camino de la paz. 
Llevo 20 años compartiendo mi aikido en mi propio dojo y a través de seminarios, y mi foco, está puesto en este tipo cosas de las que hablo. Mi objetivo es entrenar mi cuerpo y mi mente a diario en el encuentro marcial del aikido, para experimentar el aiki en cada momento sobre el tatami, pero también en cada momento del día. Tengo y he tenido muchos alumnos con profesiones como policías, militares y vigilantes de seguridad. Hace poco me enteré que dos policías que habían estado poco tiempo en mi dojo, estaban muy agradecidos  a lo aprendido, porque lo habían usado muchísimo en sus intervenciones. Otros alumnos policías y también militares lo han usado en varias ocasiones en sus distintos ámbitos,y aquí sólo hago referencia a la parte física,ya que sé, que la parte mental(si es que se puede separar, que no lo creo) , la aplican a diario. 
La utilización del aiki como herramienta marcial en un plano como éste, siempre dependerá de la persona y de la necesidad. Mi enfoque no es policial, ni militar,ni impositivo.... es un enfoque marcial hacia la paz, un enfoque para la vida, no sólo para la supervivencia(que puede ser una parte de la vida en un momento dado) ,una visión centrada en el aiki. Pero como he dicho, son  herramientas marciales, y todos mis alumnos con estas profesiones y otras, les han sido de utilidad las herramientas que practicamos a diario. 
Creo que el aikido debe ser un camino integrador, universal, de vida, que creo es la herencia que dejó O sensei, o por lo menos es lo que recibo de Endo sensei. Reducir un Do como éste, a solamente un sistema de defensa o de lucha, es reducirlo muchísimo, además que creo, que no tiene las características para serlo. Tenemos una herramienta, que puede a través de la transformación interior y del salto de consciencia que supone sus principios y su método de práctica, crear una sociedad humana mejor, más tolerante, compasiva, inclusiva, ecológica, en definitiva más armoniosa y pacífica. Creo que, como aikidokas, y herederos de una tradición así,no debemos obviar nuestra responsabilidad respecto a esto. 
Pero desde luego, esto nos sitúa frente a algo, y es que el camino de la paz, es de todo menos pacífico. Es un combate con nuestros miedos, inseguridades, "enemigos heredados", creencias limitantes y conflictivas, que se ven activados por la acción de los demás. En definitiva toda una cultura del enfrentamiento y la competencia, del individualismo y el beneficio, del luchar por todo, fuertemente interiorizada, y a la que hay que dejar atrás, a través de la acumulación de nuevos registros de no violencia, de no resistencia y de invertir en lo compartido y lo común, del aceptar y el fluir con la vida.
Vivir la vida, incluso la propia supervivencia como parte de la misma, desde el vacío interno (ku) donde todo aparece,  desde el "espíritu", donde todo "es", donde todo está conectado, y que para mí, es la principal premisa para desarrollar una acción aiki. A partir de ahí, de ese estado contemplativo, perceptivo, usar la mente para construir una realidad(mente) desde ese sentir de unidad, desde ese darse cuenta que no hay nada que no esté en mí, o que esté realmente separado o desconectado de mí, y que por lo tanto, invertir en conectar, en unir , encontrando en el "nosotros" la unidad, puede ser la solución del encuentro marcial  o el conflicto, siendo ésta  más natural y sostenible, más "universal"y armoniosa.
Entonces, en la práctica de nuestro Do, los movimientos de uke surgirán desde la conexión con tori, una conexión de tipo marcial, que generará desequilibrios y situaciones de debilidad en el atacante, que le provocará la necesidad de los movimientos.
Se usaran giros, cambios de distancia, de ritmo, vacíos, extensión del ki….
Los  movimientos  que uke realizará, lo que llamamos tomar ukemi, no tendrá su orígen en el dolor, en el sentirse forzado, en el miedo al daño, o en el sentirse obligado.... éste, es sin duda un camino marcial, pero creo, a mi parecer, que O sensei rompió esta deriva que venía del pasado de forma general(ya que ya en el pasado había planteamientos de una marcialidad diferente también en el seno de las artes marciales), y lo que sí estoy seguro, es que mi sensei, Endo Seishiro, es un referente en este camino de vivir la experiencia marcial desde la conexión, la serenidad, la naturalidad, la sensibilidad,la escucha, la paz....
La paz como camino marcial, para mí, ese es el camino. Un camino de usar lo que recibimos del otro, un camino de no resistencia, de no reactividad, de libertad, y no un camino de "hacer" 
y de forzar.
Mi búsqueda marcial como budoka, es la paz. Mi práctica no es una práctica del "te puedo hacer esto o aquello... pero no lo hago".Sería lo contrario, es un camino de utilizar plenamente lo que uke va ofreciendo en su ataque y movimientos, y también de expresar lo más plenamente posible mi ki. Si uke detiene totalmente, su intención de ataque o se separa... la acción de tori también se detendrá, porque se habrá recuperado el equilibrio natural y pacífico, el "cero".
En definitiva, abordar el Aikido como un camino marcial hacia la paz.

 

domingo, 9 de octubre de 2022

Del hacer al ser

 La práctica del aikido la siento como un proceso de caída hacia el verdadero ser.

Al principio ocurre como una práctica, un hacer donde interactuamos con "cosas" que están separadas de nosotros, y que nos incomodan en muchos casos. Cosas que no son yo, un yo que está limitado por creencias, y aprendizajes llenos de clasificación y separación.
Entonces en el proceso de práctica en el dojo, van a ir surgiendo todas las características propias de un aprendizaje de lo diverso, de los separado. Aparece el esfuerzo, el forzar, una mente activa de forma casi compulsiva, la prisa, la dureza, la incapacidad de moverse con libertad... Incluso, si el entrenamiento no está dirigido de la forma adecuada(según mi forma de verlo) , toda esa experiencia nos irá llevando a generar nuevas creencias, que realmente no son nuevas, son extensiones de las ya existentes, que nutren la visión separada y conflictiva del mundo, un mundo de atacantes y agresores, de ganadores y perdedores, de tener razón, de estar equivocados, de lucha para vivir...
Desde mi punto de vista, esta forma de práctica de aikido va alejándose progresivamente del sentir Aiki, de nuestra verdadera naturaleza, que no es otra que la naturaleza de todo, y del darnos cuenta que somos manifestaciones de lo que "Es" del Uno.
Creo que el aikido debería llevarnos a una progresiva "caída " en nuestro verdadero ser, que es el "ser" que es compartido por todo lo que es.
El aikido progresivamente debería llevarnos del hacer al ser, de la separación a la integración, de lo diverso al uno.
Para ello creo que los que enseñamos debemos poner énfasis, poco a poco en ese "descenso" a las raíces de lo que todo es.Debemos ayudar a los practicantes de aikido a descubrir lo que son, lo que les llevará poco a poco a descubrir que todo lo que consideraban diferente o incluso opuesto, forma parte de ellos y que todo está íntimamente conectado, debiendo de esa manera centrarnos en lo que nos une a todo, porque lo que nos separa son percepciones ficticias, o mejor dicho, sin una realidad propia.
Debemos iniciar un descenso a lo esencial de nuestros movimientos y pensamientos, que es donde el carácter conflictivo de la acción del otro se diluye, o mejor dicho el otro se diluye en nosotros mismos, dándonos esto la oportunidad de actuar desde dentro del nosotros, y en última instancia desde dentro de cada situación.Realmente el dentro y fuera se convierten en meros conceptos vacíos, en licencias del lenguaje para llegar a entender, porque descubrimos que el fuera no existe realmente.
Desaparece el hacer como tal, y aparece el ser como acción.
Convertirnos en un ser que integra, no fuerza, no choca, y que es capaz de vaciarse para penetrar en el interior de cualquier cosa y acción.
Para mí, todo lo que ocurra en cualquier encuentro de aikido, sólo dependerá de mí capacidad de encarnar la unidad de los opuestos, aceptándolos, convirtiéndonos así en fuerzas creadoras.
O sensei hablaba de la nada como fuente de toda La creación.Esa "nada" no está al principio cronológicamente hablando, está constantemente generando la creación, en un tiempo sin tiempo, que es el ahora. Descender a nuestra"nada" a nuestro no-ser lo veo como objetivo. A través del aikido podemos convertir ese vacío en un acto físico-mental que activará y nutrirá la conexión, apareciendo entonces la creatividad infinita.
La práctica por tanto, no es tanto hacerle algo al otro, como personificar este ser , ante el ataque del otro, ataque que a través de esta consciencia se convierte en el mí mismo, es mi propia energía potencial, transformada en creativa a través del surgimiento de la energías yin y yang.
Encarnar ese ser que permite y no estorba el proceso de creación, haciéndose uno con la información que contiene el encuentro y así, dirigiéndolo de la manera más natural y por tanto de acuerdo a las propiedades que le son propias a la unidad esencial, a las características que le son propias a la acción aiki, y que son de carácter marcial, dando lugar a la protección mutua, como neutralización del proceso de destrucción y su consiguiente transformación en uno de "común- unión".
El sol no da luz a la tierra, y a la Luna y a.... El sol brilla. De alguna forma siento que con la práctica del aikido debemos intentar conseguir lo mismo. No es hacerle al otro, es convertirnos en instrumentos del aiki con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras palabras, y esto sinceramente creo que va de un proceso de desprendimiento y" descenso" a la verdadera naturaleza  donde todo habita, y que en el plano marcial y humano toma la forma de armonización, protección, unidad, conexión, aceptación, fluidez, serenidad, paz....
Entrenar día a día para quitar más que para poner. Usar la práctica para purificar o limpiar, para ir descubriendo el brillo inherente que nos forma, utilizando la práctica marcial del aikido, como el martillo y el cincel de escultor que va quitándole a la piedra lo que le sobra para que la escultura que habita escondida en el corazón de la misma, aflore.
De manera, y para terminar, creo que la práctica diaria es un camino que nos lleva del hacer al ser, que es la más pura y divina de las acciones.
Luis

domingo, 25 de septiembre de 2022

Percibir es un acto creativo.

 La experiencia que tengo de todo es a través de la mente y la mente es la actividad de la consciencia. Dicho de otra manera, soy conocer,yo soy. 

Cuando la Consciencia esencial o absoluta se "mueve" del no-ser al ser, dicho de otra manera cuando el Ser puro se "activa" dando lugar al "existir", esto supone una autolimitación, que da lugar al nacimiento de la mente y con ella al nacimiento del mundo. 

La consciencia limitada, genera la mente, que experimenta el Uno como diversidad, como mundo. Aparece, siempre de forma ilusoria, el sujeto y objeto, pero digo de forma ilusoria porque lo que se está manifestando constantemente es el Uno, el Ser indivisible. 

La mente es el conjunto de percepciones, sensaciones y pensamientos. 

Tenemos la creencia de que los objetos, lo material tiene existencia propia y separada de nosotros, pero la verdad es, que lo único que hay, es la consciencia, es decir, nuestra experiencia de un objeto son percepciones, sensaciones y pensamientos(ver, tocar, oir, sentir, oler...Pensar, imaginar) . No tenemos "pruebas" de la existencia de nada más allá de nuestra consciencia. 

En la medida que entendemos esto, y que la "realidad objetiva" se construye,  aparece a través de mi percepción, podemos convertirnos, en cierta medida, en "creadores" de nuestra realidad. 

Cuando practicamos aikido, esta reflexión creo que puede hacer mejorar nuestra práctica, yo por lo menos lo aplico a la mía. 

Primero, la asunción de que todo es realmente una única "sustancia" modulándose, nos llevará a entender que en el Uno no puede haber un conflicto o separación real, es algo que en última estancia es ilusorio antinatural. Por lo que lo natural serán cualidades del uno: la conexión, empatía, compasión, aceptación,amor, relación, fraternidad... Así que dentro de cada expresión de la separatividad, podremos encontrar el uno, la conexión.

En segundo lugar, el entender que las cosas no nos pasan a nosotros, pasan en "nosotros", el entender que las cosas son un conjunto de percepciones, nos acerca a una práctica de " Escucha", sensibilización, y no tanto a una práctica de hacerle al otro cosas o a forzarlo o a forzarnos. Empezamos a darnos cuenta que el propio percibir es una fuerza creativa. 

Cuando llegue un ataque, el que sea duro, violento, difícil o fácil, sólo dependerá de mi percepción del mismo. Trabajar en la dirección de afinar, volver más neutra, vacua, suave y relajada mi percepción del ataque, hacerlo más fácil en mí, será el objetivo de la práctica, para sentirme libre y pacífico, disolviendo en "mí" la propia cualidad conflictiva del ataque. 

Cuando a través del contacto( cuando ya se ha producido,pero podría ser antes) sentimos bloqueo, dureza, incomodidad... haremos lo necesario para que se transforme esa percepción, mediante el uso de la distancia, la relajación, la forma del cuerpo, el giro, los cambios de ritmo... También deberemos adecuar los pensamientos y emociones que aparecen, para que sea más vacíos, neutros o suaves. 

Este es el camino para que lo que aparece como conflicto, se convierta en creación Aiki, para que el dos recupere su esencia de unidad a través de la conexión. Practicar como si estuviéramos solos pero profundamente conectados al otro, sería una expresión que definiría este proceso. 

Gestionando, percibiendo, sintiendo los cambios en nuestro cuerpo, en el movimiento... Percibiendo las sensaciones desagradables y neutralizándolas o volviéndolas agradables... Creo que éste es un camino a seguir. 

Entonces la práctica se convierte en una transformación del "espacio" que somos, es moldear el espacio donde ocurre todo , y que la mente clasificaría en físico, psíquico y emocional. Moldear para que la acción marcial, pierda su naturaleza ilusoria de separación, y desde ahí resolverla, dirigirla hacia una resolución integrativa, natural, directa y lo más sencilla posible. 

El foco de la práctica de aikido no estará en hacerle al otro, sino en hacerme a mí, pero es un mí que también incluye al otro y a todo. 


Luis


lunes, 12 de septiembre de 2022

Aiki y Vacuidad


 


Creo que el vacío y el Aiki son inseparables, es decir, creo que el vaciarnos de nosotros mismos es un requisito necesario para que aflore el Aiki.
Es en el silencio de la mente donde aflora la unidad de todo, aquello que no cambia y que atraviesa el mundo de los fenómenos, de la diversidad y el cambio, como el cordel de un mala, que unifica en un solo objeto las cuentas del mismo.
Si nuestro comportamiento y acciones nacen de los pensamientos, ideas, emociones, cosas… si actuamos desde lo cambiante, la capacidad de actuar unidos al otro, convertirnos en la propia acción, será imposible.
Si mi mente se va con cada movimiento, palabra, emoción, ataque o contacto, mis acciones serán profundamente condicionadas, reactivas, muy lejos de la libertad y la paz que nacen en la unidad.Las acciones que nacen en una mente (un yo) que se cree separada alimentarán el conflicto, mientras que las acciones que nacen de una mente que se cree o se sabe una con todo, alimentarán la paz y la armonización. 
Cuando soltamos la mente, la silenciamos, antes de la acción, nos convertimos en el “espacio” donde aparece toda la acción. Nos convertimos en “ observador” de lo que acontece, pero es un “observador” que a su vez es uno con la acción que acontece, formado de la propia “sustancia”de la acción. De manera que las acciones estarán libres de reactividad y enfrentamiento, y la conexión, el fluir, la paz y la adaptabilidad, aflorarán de manera natural como cualidades innatas del 
Uno, ese Uno que aflora cuando dejamos a un lado el yo, cuando del yo soy, pasamos al somos, y finalmente al “Es", que es la esencia de la realidad. 
(Debemos observar a este respecto, que todas las "Ciencias" conforme avanzan en el conocimiento de sus correspondientes campos, sus conclusiones, lo que acaban encontrando, es la interconexión de todo.¿ No es esto un reflejo de la naturaleza unificada de todo? ) 
Es en este proceso de disolución de la separación, donde el conflicto pierde su naturaleza, se desnuda, quedando expuesto como energía creativa, y es desde ahí donde la paz y la armonía son posibles, no sólo posibles, naturales, y la creatividad infinita del takemusu aiki se manifestará sin esfuerzo. 
Por lo tanto, las técnicas y prácticas diarias dentro y fuera del tatami, deberían ser prácticas destinadas a resquebrajar la creencia en el yo separado. Nuestro yo, lo que creemos ser, no son más que un conjunto de ideas, percepciones y sensaciones. Quitarle importancia a nuestro yo es fundamental, para llevar a cabo un proceso de  identificación con el Todo, con el Yo absoluto,que nos vincula a todo y a todos. No voy a llevar a cabo un ataque al ego en este breve escrito,algo que está muy de moda últimamente.El ego es necesario en la experiencia de existencia en la que estamos envueltos, pero creo que debemos debilitar lo más posible la creencia en el ego como entidad con naturaleza propia,separada, con existencia intrínseca .
La observación atenta a nuestros procesos mentales, y al origen de las cosas, nos va a ayudar a esto.

Mientras realizamos la práctica diaria,deberíamos estar atentos a una serie de cosas:¿Cómo es el estado de mi cuerpo-mente?.
¿Mis movimientos expresan las cualidades de la unidad original, desactivan la separación y el conflicto?, o ¿son expresiones típicas y reactivas de un conflicto, y lo intensifican?.
Para llevar a cabo esta observación, debemos estar serenos y aquietados interiormente. Al estar en este tipo de mente, parece que el tiempo pierde parte de su poder sobre la acción, ya que el tiempo nace con el pensar, y además , lo que parecía un problema llegado de “fuera”, se convierte en una oportunidad creativa.
Los conocimientos experienciales ( ya que en eso consiste el verdadero conocimiento, y el Budo es este tipo de conocimiento )que a lo largo de nuestra práctica, han pasado a formar  parte de nuestra inteligencia corporal, nuestros movimientos y formas, ahora, en este estado de presencia mental,parecen tener vida propia, y aparecen por sí mismos en el flujo de la acción, conectados, dinámicos y suaves.
Entramos en una sensación de no ser nosotros los que hacemos los movimientos, sino que estos movimientos surgen de una especie de “espacio vacío”, al que pertenecemos tanto tori como uke, y donde los movimientos  intensos y desestabilizadores de uke, generarán sus propios movimientos “espejo”desactivadores y unificadores por parte de tori, como si fueran un solo ser. 
Las acciones de tori deberían nacer de un cuerpo-mente que esté vibrando en la vacuidad propia de ese espacio donde surge todo, y eso le permitirá disolver, la cualidad conflictiva de las acciones del atacante. Pero hay que estar muy atento, ya que ante cualquier bloqueo, ante las carencias en el “flujo” del movimiento, ese conjunto de “procesos” llamado ego, intentará tomar el control a través de la imposición y la lucha, nutriendo el conflicto. 
Por supuesto esto no es ni bueno ni malo. Pero la cuestión es ¿qué quiero ser?, ¿Qué cualidades quiero personificar, las cualidades aiki, las de la unidad,y la paz, o las del conflicto, y la imposición?.
¿En última instancia, que me hace más feliz? ¿ y que me hace sufrir? .
Al final creo que es una cuestión de auténtico valor y compromiso.
Por lo tanto,entrenar diariamente las formas es importante, practicamos un Do, y sin eso no habría un Do llamado Aikido, pero también desde muy pronto creo que debemos cultivar el estado mental de vacuidad, de silencio, de observador, unido a cada movimiento aprendido, para que en lugar de ser una herramienta de lucha, se convierta en una herramienta de unidad, conexión, pacificación y creatividad, en definitiva, una expresión del Uno original, o lo que es lo mismo, en Aiki.

Luis

viernes, 12 de agosto de 2022

Aiki expresión del Uno



Conectar cosas,seres, pensamientos y personas es la mayor oración, es el mayor homenaje y acto de gratitud que desde el mundo de la diversidad aparente podemos hacer a la realidad Una que Es. 

En el aikido actuamos en esta dirección, ante una de la situaciones donde la separación aparente es más fuerte, es decir, el encuentro marcial, el conflicto. 

Es por ello que siento el aikido como una oración de Unidad muy poderosa. Es el Uno, abriéndose camino hacia la superfice diversa, en forma de conexión, de aiki. 

Cada vez que en la práctica diaria, en el día a día, dentro y fuera del tatami, aplicamos el aiki, aplicamos la conectividad y la inter-relación en todo, estamos trayendo a la "superficie" la naturaleza esencial de todo, que sólo necesita del vacío en nosotros para "usarnos" e iluminar. 

Cada vez que en la práctica conectamos, armonizamos, enlazamos, estamos purificando la "realidad aparente" a través de su propia Fuente que es la Unidad. No son sólo un conjunto de movimientos, de técnicas, para vencer…j que es separar... 

El encuentro del aikido debe ser marcial, para purificar la separatividad aparente de lo marcial. Es una herramienta que nace en la vibración de lo marcial, vibración de pura separación y enfrentamiento, pero que es purificada por la noción del aiki desarrollada o mejor dicho “descubierta”por O sensei. Cuando purificas a través del aiki, una de las vibraciones que expresan mayor separación, purificas todas las vibraciones de separación por debajo de ésta. El aikido, como siento que su fundador quería, se convierte en una oración marcial, en una misión de Paz, que no es otra cosa que la expresión de la Unidad esencial.

En el día a día fuera del tatami, es nuestra elección convertirnos también en aiki (nuestra verdadera naturaleza) e ir disolviendo la separación aparente entre las cosas, seres, pensamientos y personas. Invertir en unir, y no en separar. Para esto es esencial relacionarnos con el vacío, sin miedo, en el núcleo de nuestro ser. Quizás en ese proceso desaparezca una parte grande de nosotros, cultural, la parte que cree tener razón, que cree que está en lo correcto, la que juzga al que está "equivocado", pero en ese proceso de desaparición lo que va apareciendo es el Ser, la presencia total, el Todo. 

Luis


 

martes, 2 de agosto de 2022

Preguntas que llegan después de meditar...


Los sentidos hacen consciente, individualizan, la experiencia de lo que habita en la "Consciencia".
Si veo a unos 200 mt un árbol, este árbol " Entra" en mi consciencia "personal" O "álmica".Si cojo unos prismáticos y veo más allá del árbol un bosque o una flor que antes no veía, la consciencia se amplía.
¿Al aumentar el alcance de lo que perciben mis sentidos, aumenta la consciencia?
¿No será que la consciencia ni aumenta ni disminuye, sino que el " acceso" de las consciencias sensitivas aumenta la participación del pequeño yo(consciencia) en la "Consciencia "?(Campo,Espíritu)
¿Cuando no siento algo (ver, tocar, imaginar...) existe?
Creo que sí.
¿Pero existe ya en  "mí" como "Consciencia"(Campo) ?
¿Mi consciencia va surgiendo en la " Consciencia " a través de las percepciones de los 5 sentidos (y la mente) y la acumulación de experiencias formando mi mente?
¿Ocurre igual con el resto de seres vivos?
¿Y los inertes?
¿Lo que experimenta una planta construye su "ego" Su "yo vegetal" dentro de la "Consciencia"?
¿El yo vegetal es la " Consciencia " teniendo una experiencia vegetal?
¿Puedo ser consciente de algo que no no esté ya en la " Consciencia "?
¿Hay algo fuera de la " Consciencia "?
Todo lo existente aparece en el Campo de la Consciencia. Yo mismo estoy apareciendo constantemente en ella. ¿Cómo una forma de experimentar humana?
¿Me voy creando en ella. Se va creando en ella... ?
¿Me va creando ella?
Cuando pienso, leo, huelo, toco, miro... el objeto de mi experiencia entra-aparece en mi consciencia almica, y también  me forma... Pero ¿ qué me introduce a mí como proceso consciente y corporal(limitado)en la "Consciencia"?

El registro de experiencias forma la mente.¿Consciencia y mente es lo que llamamos alma?
¿La "Consciencia" se expresa en función del ser, y genera la mente propia de ese tipo de ser. ? ¿Y la corporalidad también?
Consciencia animal, vegetal... Mente animal, vegetal... Celular..
¿Todo ocurre en, desde... El Campo de Consciencia?
Ir mas allá de la supervivencia, el placer (atracción)o el dolor(aversión), "miedo-huida- bloqueo"... Nos define como seres humanos y no como animales humanos o humanos animalizados. .. ¿Qué es eso?

Desde mi balcón veo algo, pero desde la terraza se ve mucho más. Es el acceso de la "Consciencia " como ser humano lo limitado, pero repito ¿No está todo en la "Consciencia"?
¿Fuente de nuestro ser y de todo ser?
¿Soy la forma humana de acceder y crear de la" Consciencia "?

Percibir, sentir sin apegarse, sin
"Cerrar" la experiencia con la conceptualización, mantenernos conscientes, genera unidad, intimidad, con lo experimentado y con lo que  no es experimentado (fe).
¿ La mente que reflexiona sobre la transitoriedad, sobre su vacuidad ,¿es una mente conectada, "girada"a 
"su-la" esencia misma?
¿Es eso el Estado de Hijo de Dios, de Buda?
¿La fe sería la aceptación de lo limitado de nuestra experiencia y lo absoluto de la realidad?.
Sólo preguntas y más preguntas, justo después de meditar
Luis
 

jueves, 28 de julio de 2022

En el vacío de mí...


 En el vacío de mí aparece la luz radiante que origina todo o donde todo se origina, personalizada y despersonalizada, de cierta forma, que no llego a entender bien.

El vacío de mí incluye al cuerpo. Un cuerpo vacío se llena inmediatamente de una presencia universal, interconectada, serena, pesada, pero al mismo tiempo liviana y activa.
Es en el proceso de desaparecer cuando realmente aparecemos, aparece lo que "es" , que bendice a mi "yo" en el aquí y  ahora, convirtiéndolo en un "no-yo" creativo.
El "no-ser" como plenitud del ser.
Se abren las puertas del "Reino" sin puerta, de lo trascendente en la inminencia, del ser sin ser.
Escapar de la esclavitud de las circunstancias es parte del Do, y requiere de la bendición del no-yo. Las circunstancias no son señores. Cuando no hay esclavo ni sirviente no hay señor... las circunstancias se transforman así en el abono que nutre la acción creativa, donde nosotros somos "usuarios" en el proceso de crear. No somos "hacedores". Los elementos que componen la creación no dependen de nosotros, si bien la "Danza" hacia la realidad, sí nos tiene como "bailarines" principales de una parte de la "coreografia".
Estar sometido a las circunstancias nos animaliza, restringe, límita, siendo una gran fuente de sufrimiento, de crueldad y violencia. Identificar la función nutriente, fertilizadora y catalizadora de las circunstancias , depende de identificar y habitar en el silencio de las mismas. Cuando aprendemos a habitar en el silencio propio, podemos habitar en el silencio de todo: el dolor, el placer, las cosas, las circunstancias...
Aparece entonces el discernimiento, que es el conocer del no-ser, apareciendo el verdadero nombre de las cosas, que es la "magia" fundamental para darle el correcto uso a todas las cosas.
Luis

sábado, 23 de abril de 2022

La ética del Aikido


 

Creo que una actitud de vacuidad mental (pensamientos  y emociones) durante la práctica, es la fuente de la ética pacífica y de no agresión del Aikido, generando al mismo tiempo marcialidad y libertad.

No es el “resultado” de la acción lo que definiría de forma absoluta la ética del aikidoka.

Por supuesto, la práctica de dos expertos aikidokas, nunca debería tener como resultado hacerse daño, y la visión será estética, equilibrada, fluida,natural…

Utilizando conceptos de la esgrima japonesa, y en concreto de la escuela de la “espada de la mente sin morada”, en el aikido, al igual que en esta escuela, el resultado de ai-nuke (donde el resultado final implica que no se dañan los contendientes) sería el resultado deseable y el que se alcanzaría entre expertos de la misma escuela.Este ideal se enfrentaba a la idea del ai-uchi (muerte mutua) , que se consideraba la actitud mental adecuada a la hora del enfrentamiento.

Pero como decía es la actitud mental del aikidoka, una actitud mental serena, vacua, sin intención de agresión o daño es lo que marca el comportamiento ético del aikidoka para mí.

Pero si el compañero de práctica, o el “atacante” entra en una actitud de resistencia, forzar, agredir, obligar…el resultado de la acción de aikido puede dañarle. Pero ese daño ocurrirá como si fuera un “suicidio” un “auto-dañarse”, ya que la actitud mental del aikidoka (con aikidoka estaría sobre todo refiriéndome al que ejecuta la técnica o el que ha alcanzado un alto nivel de comprensión de la vía) se mantiene vacua, “de escucha” de la acción ; liberando los bloqueos,creando vacíos, generando cambios de ritmo necesarios para “liberar” el proceso…

permitiendo así, la aparición de la técnica más natural o adecuada al proceso. 

La actitud de la que hablamos no entrará en lucha, ni forzará, ni chocará... 

La mayor comprensión del aikido por parte de los dos participantes irá generando acciones sin daño, incluso sin sentirse forzado. El trabajo del atacante estará también ejecutado desde una actitud de serenidad, de escucha del proceso, que aún siendo la parte atacante, le permitirá mantener un trabajo sostenible, fluido y móvil, donde la posibilidad de “derrota” no existe, y la de dañarse tampoco.

Resumiendo, no creo que la ética del aikido, una ética de respeto, protección y paz dependa del resultado de la acción, o de lo cómodo y protegido que se sienta el atacante. Establecerse como objetivo de la práctica el no dañar al otro, el no hacer fuerza, etc, crea muchas limitaciones a la hora de la acción. De hecho creo que limita la posibilidad de "ser", convirtiéndonos en “hacedores” llenos de una moral extraña, que en muchos casos nace de una importante soberbia, incluso inconsciente, que lo que tapa es nuestra verdadera incapacidad de volvernos uno con la acción a través de la escucha y la conexión que aporta el aiki.


Estas limitaciones se observan cuando altos grados sienten dificultades con practicantes noveles. Por supuesto no estoy planteando hacer las cosas sí o sí, pase lo que pase….Lo que estoy planteando es que la actitud mental y física tiene que ser una actitud de libertad, serenidad, y vacío, que nos llevará a convertirnos en parte del “proceso marcial”, dependendiendo en cada caso del rol, pero en definitiva, dejando de ser “ el que hace la técnica “, y pasando a convertirse en ella.

Ante esta actitud, el atacante irá observando qué necesita física y mentalmente para sentirse cada vez más parte del proceso técnico, dejando de sufrirlo. Cuando esta actitud se va adquiriendo, siempre lo digo en clase :“el aikido te protege”.

De manera que el adquirir una actitud de serenidad y vacuidad en la práctica llenara de paz nuestros movimientos,pero no de falta de efectividad ni de libertad (creo que es lo mismo).

El que se acerque al encuentro con un aikidoka ,que haya desarrollado esta comprensión, con tensiones, reactividades, bloqueos, fuerza, se sentirá incómodo y podría incluso hacerse daño, aunque el daño, no será tan fácil que llegue, porque la actitud vacua y conectada del aikidoka, hará que al sentir los bloqueos y las tensiones del atacante, éste se unirá a ellos, liberándolos y no chocando ni forzando. Pero a veces, si la actitud del atacante continúa en la misma dirección, sí puede ser, que los propios movimiento de adaptación y liberación del aikidoka, acaben llevando su incomodidad, a una acción peligrosa para su integridad.

De todas formas desarrollar esta actitud mental, esta sensibilidad y capacidad física, es un trabajo difícil.

L.