domingo, 17 de enero de 2016

Sensei naturaleza.

Reflexionando acerca de las imagenes de la naturaleza que O sensei utilizaba para hablar del aiki, y las utilizadas con posterioridad por sus alumnos, grandes maestros hoy,  he llegado a una serie de conclusiones que quiero compartir.
La naturaleza(no animal) y sus fenómenos son las referencias más utilizadas por los maestros. El agua, el viento, los árboles, el bambú, la montaña, los ríos, el mar, etc son imágenes muy recurrentes en el budo japonés y en el Aikido en particular.
En este sentido veo una cierta diferencia con  artes marciales de otras culturas, donde estas referencias son reducidas en relación a las que se hacen de animales( el tigre, la mantis, el mono, serpiente...).
Con la naturaleza animal aparece la ley del más fuerte, el instinto de supervivencia, técnicas(animales-naturales) de lucha, desarrollándose así, unos conceptos marciales más combativos, reactivos y destinados a la supervivencia y a la lucha. La ley del más fuerte no es una referencia para el aikido, la fortaleza,que prevalece en el aikido, es una fortaleza distinta, a veces definida incluso como "debilidad".
Es de la observación y reflexión (propio de una tradición de influencias taoistas, shinto y zen) de la naturaleza, donde nace una estratégia marcial muy propia del budo japonés (a nivel individual o colectivo) y que en el aikido(y de forma particular y evolucionada en otros caminos guerreros como el de la espada, "la espada que da la vida" de Yagyu Munenori, el tiro con arco que se convierte en un Do,kyudo...)toma una dimensión que va más allá de la combatividad, en virtud de un cambio de época y en el papel del guerrero(bushido/budo), y por el desarrollo y la evolución espiritual de O sensei.
Los referentes del aiki están exentos de la ley del más fuerte. Ideas como el vencer, imponer, derrotar , matar, el instinto reactivo ante la agresión, la agresividad,  propias de la energía animal ( y humana)en cuanto a su  instinto de  supervivencia, quedarían apartados a un segundo plano y en algunos casos completamente, situando esta estrategia a un nivel más allá de nuestra animalidad y de nuestro instintos primarios. Desarrollar un espíritu fuerte capaz de canalizar el instinto,  desarrollar la consciencia de la unidad de todo, que nos permitirá llevar a cabo un discernimiento profundo de la realidad de las cosas, es lo que nos llevará más allá del  instinto de supervivencia más primario y de la combatividad, situándonos así, como garantes de la proactividad, la sostenibilidad y el equilibrio vital, y por lo tanto  como armonizadores de las energías del conflicto y finalmente creadores y protectores de una cultura de paz.
La adaptabilidad y fuerza del agua o el viento, la inamovilidad y no intervención de la montaña, la flexibilidad y dureza del bambú, son ejemplos que los senseis de budo japonés y de aikido en nuestro caso, utilizamos constantemente para hablar del aiki y la relación con el compañero,pero al mismo tiempo, estas comparaciones están definiendo un estado mental y emocional. La  "mente" del agua, de la montaña....
De manera que este tipo de referencias nos acercarían no sólo a una estrategia física de comportamiento, sino también mental. Aparece de esta forma la idea de mushin o no-mente , como estado mental necesario para el desarrollo del budo y del aikido en particular. Un estado mental inamovible y emocionalmente controlado, desde donde la "maquina humana" funciona perfectamente, integrándose dentro de las energías del conflicto, para vencer, en el caso de otros budos tradicionales, o cumpliendo una función equilibradora y armonizante (pacificadora) , propia del que,como aikidokas,consideramos  nuestro verdadero papel en la naturaleza y en el universo en general.
La naturaleza aparece como un gran sensei para los practicantes de artes marciales. O sensei se retiraba a la montaña semanas, allí practicaba y decía que recibía técnicas secretas. Hacía misogi(purificaciones) en caídas de agua, cultivaba la tierra y sentíaque el cultivo de la tierra estaba íntimamente unido al espíritu del aikido.
Los samurais del antiguo Japón se retiraban también a las montañas a entrenar, y decían que los tengus(divinidades, espíritus de la naturaleza) de la montaña les enseñaban técnicas marciales. 
Miyamoto Musashi consideró a la naturaleza su verdadero maestro, y vivió en los bosques durante mucho tiempo.
Todo esto nos hace entender que en el budo tradicional japonés el papel de la naturaleza y sus fenómenos son y han sido muy importantes en las estrategias marciales y por supuesto en la actitud mental como parte fundamental.  En el caso del aikido, como forma de Budo, ocurre exactamente igual, pero yendo un poco más allá en virtud de la experiencia espiritual de O sensei, desarrollando el espíritu no violento y proactivo de su filosofía, que por supuesto encuentra su reflejo y guía también en la naturaleza.

L.

Maestro de maestros.....

Echa un vistazo al Tweet de @LuisMusubi: https://twitter.com/LuisMusubi/status/688660866540109824?s=09

viernes, 1 de enero de 2016

Estar atento...

Una vez asistí en Berlín a una conversación donde le preguntaban a Endo sensei si meditaba. A lo que él contestó que "cada vez que practico(aikido)".

También en un seminario en Granada, nos habló del concepto que utilizaba San Ignacio de Loyola, "contemplación en la acción", y nos hacia ver que el aikido debe ser contemplación en la acción.

A mi personalmente me gusta decir en clase que nuestra práctica es ante todo atención plena.


De manera que aquí os dejo un texto de Pablo d'Ors que nos habla sobre.....¿nuestra práctica?....

"Caminar estando atentos, por ejemplo, o lavarse los dientes estando atentos: percibir el fluir del agua, su refrescante contacto en las manos, el modo en que cierro el grifo, el tejido de la toalla... Cada sensación, por mínima que parezca, es digna de ser explorada. La iluminación (es decir, esa luz que ocasionalmente se enciende en nuestro interior, ayudándonos a comprender la vida) se esconde en los hechos más diminutos y puede advenir en cualquier momento y por cualquier circunstancia. Vivir bien supone estar siempre en contacto con uno mismo, algo que sólo fatiga cuando se piensa intelectualmente y algo que, por contrapartida, descansa y hasta renueva cuando en efecto se lleva a cabo.
Un escritor no sólo es escritor cuando crea su obra, sino siempre. Un buscador, un explorador de los abismos del interior, no lo es sólo cuando se sienta a meditar, sino siempre. La calidad de la meditación se verifica en la vida misma, ese es el banco de prueba. Por eso, ninguna meditación debería juzgarse por por como nos hemos sentido en ella, sino por los frutos que da. Más aún: meditación y vida deben tender a ser lo mismo. Medito para que mi vida sea meditación; vivo para que mi meditación sea vida.
No aspiro a contemplar, sino a ser contemplativo, que es tanto como ser sin anhelar."