miércoles, 17 de noviembre de 2010

Interesantísima introducción del maestro Tamura en su libro: Aikido (1986)

Introducción
Cuando emprendemos el estudio de un tema, lo normal para llegar a
comprenderlo es buscar primero su origen, conocer su punto de partida.
Todas las artes nacidas en Japón, las religiones, las filosofías (si es que
existe algo así), el Buda, comienzan por esta comprensión del origen.
Creo que nuestros métodos para llegar a este objetivo son diferentes de los
occidentales.
Para los hombres que conocen y aman la civilización y las artes japonesas,
para los que quisieran estudiar o que ya están estudiando Aikido u otra arte
marcial japonesa; para todos, el camino será largo y duro y es posible
incluso que el resultado de sus esfuerzos no llegue nunca al objetivo
deseado si no comprenden que la manera de abordar estos estudios es
diferente en Japón yen Occidente.
Voy a hablar ahora de lo que, a lo mejor, no me concierne, como lo haría
una abuela preocupada. La manera de pensar de Occidente, procede de la
ciencia y la ciencia constituye lo esencial de vuestra civilización. Dividís,
descomponéis para conocer; es vuestra manera de estudiar, el punto de
partida de vuestros estudios. Nosotros, por el contrario, desde el principio,
adoptamos la idea de globalidad, consideramos el conjunto. En Occidente,
cuando miráis una flor, veis su color, habíais de su pigmentación, dividís en
moléculas, átomos. En Oriente, para conocer la vida de las flores,
intentamos, para comenzar, llegar a ser la flor misma y captar así esta
sensación.
Por un lado, desde que se plantea la cuestión del saber, hay una división
entre el buscador y su búsqueda. Por el otro, sabiendo que estos dos
aspectos se han separado de una unidad primordial, se plantea la pregunta
de como volver a este origen. Para conocer al hombre, en Occidente se
divide en cuerpo y en espíritu, después se seccionan cuerpo y espíritu en
varias porciones que se van estudiando. En Oriente, apoyándonos en la
unidad del hombre, intentamos estudiarlo en su unidad con el Universo.
Quisiera hablar ahora del Budo japonés, el cual se basa justamente en esta
manera de pensar.
Cuando uno se consagra al entrenamiento (shugyo) del Budo, es bueno
conocer en primer lugar el origen, la existencia y la finalidad del hombre. Lo
que quiere decir, percibir su propio origen descubriendo el origen del
Universo; para ser más explicito, es comprender al otro, es comprender la
conexión entre el otro y uno, y después, entre uno y el otro. Es percibir el
orden de las cosas. Es a continuación, experimentar para mejorar y
desarrollar esta relación con el otro para un bien reciproco. Para obtener
este saber y esta realización se utiliza el Budo, y por lo mismo, el Budo se
magnifica. Es también el caso del Aikido, que es la esencia del Budo
japonés. O Sensei sobre este tema se expresa de la siguiente manera: "Bu
viene de Dios y Dios lo da a los hombres". Dios en lenguaje moderno, es sin
duda el Universo; porque él es la fuerza de creación, la fuerza de vida; es
“Aikido” – Tamura Noboyushi, 1986
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esto lo que llamamos Dios, ¿no es verdad?
Bu nace al mismo tiempo que el Universo, es a la vez, fuerza de creación, de
desarrollo y de destrucción. Podemos decir entonces que Bu es la fuerza
actuante del universo. Del nacimiento del Universo, O Sensei dice: "Este
nacimiento es como un punto, repentino, en el caos...". La "Biblia" del arte
marcial, el Tosenkyo, que data de principios del siglo XI, anuncia ya en sus
primeros párrafos, esta creación del Bu: "Nuestro Bu era en el origen del
Universo, y este Bu ha separado de un golpe, el Cielo y la Tierra, como el
pollito, súbitamente rompe su cáscara". La vía de nuestro Bu es la vía del
origen de todas las cosas, la vía que es el comienzo del orden del mundo, en
el principio del orden universal. Nosotros, orientales, a esta fuerza que llena
el Universo, que es la fuerza primordial, que crea y anima todas las cosas, la
llamamos ki. Su vibración lleva en si la creación y la destrucción en el
Universo. La puesta en movimiento original del ki es la acción misma del
Bu; participan ambos de una misma naturaleza.
La antigua tradición japonesa, el Shinto, dice con respecto a esta creación
del Universo: "En el tiempo del comienzo del cielo y de la tierra, el dios que
era el punto original del Universo se llama Ameno Minaka - ushi no Kami"
lo que puede traducirse por. Divinidad que rige el centro del cielo.
Enseguida aparecen las dos divinidades responsables de la manifestación:
Takami Musubi no Kami y KamiMusubi no Kami. Esta trinidad pone en
movimiento toda la creación. Después, y siempre según el Shinto, aparecen
todas las divinidades, Yaoyorozu no Kami Gami. En conclusión, se puede
decir que los dioses son la vida misma de todo el Universo y que están
presentes por todas partes en este Universo y que participan de una misma
naturaleza. Se manifiestan en una multitud de divinidades y no son
finalmente más que la emanación del Uno,
Para comprender la cosmogénesis, podemos de una manera indiferente
recurrir a la tradición, o a la ciencia moderna, pues en efecto, tanto la una
como la otra conducen al mismo punto: al punto paradoxal, donde se unen
lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Recurriendo a una obra
literaria, por ejemplo, se pueden observar dos actitudes: la del lector que se
contenta con leer el libro e instruirse y la del autor, creador de la obra.
Si bien es posible dividir el Todo para analizarlo parte por parte, es
imposible con cada parte reconstituir el Todo. Un tazón roto, aunque sea
pegado tan perfectamente como sea posible, jamás será el mismo.
Reconstituida perfectamente, una hoja cortada en trozos, jamás volverá a
estar viva.
El hombre ha salido en un principio del Gran Universo y en tanto que tai,
participa de la vida de este Universo; es fragmento del Universo y este
fragmento no puede conocer la totalidad del Universo, porque la fuerza de
conocimiento que le empuja a saber no es de su propiedad, sino que
pertenece al Universo. Sin embargo, el hombre que rechaza el ego y se une a
la totalidad se convierte en Universo, respira con el Universo. Convertido
entonces en totalidad, puede conocerse.
Desde siempre, la educación japonesa tiende a la realización de esta unión.
“Aikido” – Tamura Noboyushi, 1986
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"Conócete a ti mismo"; ¿hay alguna cosa más simple y a la vez más difícil?
¿No se puede decir que, puesto que el hombre no se conoce, la humanidad
está corrompida y que de este cuerpo corrompido, se escapan los humores
purulentos que son las querellas, las crisis, el odio, la guerra? El deber más
urgente para la educación es el inculcar a los hombres el conocerse a sí
mismos. Creo que la educación japonesa tradicional estaba orientada en
este sentido. Sería bueno, quizás el buscar para reencontrar esta tradición,
el situarla en plena luz y el confrontarla con la educación actual para el
mejor bien posible.
Conocerse a si mismo, significa que cada uno de los elementos que forman
la totalidad conoce su especificidad y vive al máximo de su potencialidad, y
que por lo mismo hace vivir a la totalidad. Lo que quiere decir que estos
elementos proceden de la totalidad; que los elementos no tienen vida fuera
de la totalidad y que ésta no existe sin los elementos que la constituyen.
Si digo: "El Universo estaba ahí", es porque una parte del Universo existía, y
yo, que soy una parte del Universo, estaba ahí. Si ver el comienzo de los
seres implica alguien que ve y alguien visto, esto significa que hay dos
mundos. Es una contradicción de la que hay que tomar conciencia.
O Sensei dice "No tengo enemigos. Hago mi respiración de la respiración
del Cielo y de la Tierra. La estructura del Universo esté en el interior de mi
cuerpo. Cuando tomo un sable, el sable y yo no hacemos más que uno". O
Sensei habla así a menudo, empleando fórmulas parecidas para explicar su
sentimiento de unidad con el Universo, la conciencia de la existencia de las
estructuras del Universo presentes en el. Se notaba que vivía este estado.
Ahora que tenemos una idea de lo que es "Bu", es preciso saber cual es su
finalidad. El sentido general de Bu, es el de desarrollar su propia potencia
de proteger el cuerpo, de abatir al adversario, etc., O Sensei dice'. "Construir
y formar hombres verdaderos, auténticos, sinceros son los fines de Bu".
¿Pero que es un hombre verdadero, auténtico, sincero? Es un hombre que
trabaja con sinceridad, que modela su cuerpo y su espíritu para
desarrollarlos, reforzarlos, realizar su unión para alcanzar la unificación
total, volverse sin fallos, vigilante y despierto. ¿Como obtener este
resultado? Guardando conciencia de que la vida es un momento de
excepción, abordando el entrenamiento bajo la forma de grandes pruebas,
momentos excepcionales, de una ruda ascesis: errando por la frontera de la
vida y la muerte para finalmente situarse más allá de la vida y de la muerte.
Cara a la muerte, cualquiera que sean las dificultades, es preciso,
cotidianamente, permanecer tranquilo, impávido, sonriente. Alcanzado este
estado, aparece el hombre verdadero que ha practicado Bu. Habiéndose
vuelto un hombre verdadero, si creemos haber alcanzado Bu, nos
equivocamos, porque siempre hay un más allá. Sin embargo, hace falta
primero llegar al estado de hombre verdadero, tomar conciencia de la
verdad del Universo, poder hacerla aparecer y experimentarla. Dicho de
otra manera, para regir el Universo; hay que concertar la respiración con el
soplo del Universo, hay que tomar en uno mismo, en el mismo vientre, la
sociedad. Después, según las palabras de O Sensei: "Regir el mundo, volver
a poner en la vía aquello que se aparta de la ley del Universo, propagar la
“Aikido” – Tamura Noboyushi, 1986
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vía para mostrar la verdad'. Más simplemente, por Bu, que es una práctica
que está en la frontera de la vida y de la muerte, realizamos la unidad del
cuerpo y del espíritu; aparece entonces el hombre verdadero, iluminado,
impávido que se sitúa a partir de ahora más allá de la Vida y de la muerte,
capaz del juicio justo, por lo tanto capaz de regirse como de regir el mundo.
Tal es la finalidad de Bu. Si reemplazáis Bu por Aikido, comprenderéis
entonces lo que es el Aikido, y su finalidad. Es lo que hay que saber antes de
comenzar el estudio del Aikido. Si lo ignoráis, os apartaréis cada vez más de
la finalidad fundamental a medida que avancéis en vuestro trabajo. Es una
verdad que debéis guardar constantemente en lo más profundo de vuestro
corazón.
O Sensei dice que la sociedad está gobernada por los hombres; que el
Universo existe porque el hombre existe; que si cerráis los ojos, todo
desaparece, que si os desembarazáis de vuestro ego y de vuestros deseos, el
Universo entero os pertenece. Se dice que la vía que conduce a este espíritu,
confundiéndose con la vía del cuerpo, da lugar al nacimiento del Aikido. Ya
que O Sensei lo dice, yo digo y pienso, que es ahí donde comienza el Aikido.
O Sensei dice incluso: "El Aikido es una manifestación de la Verdad. "El
Aikido es el camino que une a los hombres, que los trae a la unión; por lo
mismo, cualquiera que sea el arma que ataque, el Aikido conduce a la unión
con el arma". "El Aikido apacigua la cólera por la risa", El verdadero Aikido
no puede ser de otra manera. O Sensei se sirve a menudo de este poema
para explicar brevemente el Aikido:
¡OH! La belleza
De las formas de este Universo
Que el Creador ha concebido como una sola casa
Si entendéis lo que acaba de ser dicho y escrito y lo integráis en vuestra
práctica del Aikido, ¿no comprenderíais mejor y más rápidamente lo que es
el Aikido?

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