Hoy es el día de la paz, y por ello en forma de celebración, y ya que el Aikido es conocido como la "Vía de la Paz", quiero compartir unas palabras con todos vosotros.
A veces se relaciona la paz con la ausencia de conflicto o dificultades (esquivar el conflicto). Nosotros como budokas y aikidokas, caminantes de la vía de la paz, debemos ser muy conscientes de la importancia del conflicto para trabajar la paz.Nunca debemos esquivarlo, por el contrario como budokas que somos, debemos encararlo y transformarlo.
El camino de la paz no es un camino pacífico. Es un camino lleno demonios, de trabas, de impedimentos, de enemigos... Y sino todos, los más fuertes viven en nuestra mente.
Miedos, inseguridades, pereza, orgullo, falta de constancia, son grandes rivales al nivel de los antiguos guerreros.
El camino del aikidoka es un camino de purificación. A través de mirar cara a cara el conflicto, en pequeñas o grandes dosis, con la inestimable ayuda del compañero, vamos puliendo nuestra mente y nuestro cuerpo, para que el conflicto(en sus diferentes formas) no tenga apoyo o soporte sobre el que habitar o perpetuarse,y sobre todo no nos posea.
Este compromiso, de alguna forma nos debería ir transformando en personas no demasiado adaptadas a estos tiempos, donde la paz está muy lejos de ser un objetivo vital o social.
Los tiempos que nos han tocado vivir y sin lugar a dudas cambiar, a través de nuestras acciones, son difíciles, porque han transformado la mente de las personas hasta el punto de la perversión, llevándonos en muchos casos a considerar que lo que nos destruye, como individuos o sociedad, es una necesidad, obligación o evolución.
El guerrero de la paz esgrime el sable de la no-mente como principal arma, un cuerpo ordenado, fluido y un gran valor , el de aquel, que se enfrenta día a día y con constancia a exponer su mente y su cuerpo al yunke de la práctica, para ser pulido una y otra vez.
Esto nos convierten en guerreros de la paz y no simplemente en personas pacíficas. En pacificadores y no simplemente en personas arrastradas por la corriente del bienestar.
El convencimiento de que la paz, la libertad,la unidad son cualidades de nuestra esencia, de la esencia de todo, aquella que aparece en el silencio de nuestra pequeña mente, y que se expresa en las 10.000 cosas y seres, nos lleva a intentar reproducir( mediante el aiki) estas cualidades esenciales, y en el momento más difícil: el conflicto.
De manera que para nosotros la ausencia de conflicto no es la paz, para nosotros es estar en armonía(quietud, libre, ordenado) en pleno conflicto lo que es la paz y además, esta presencia consciente y armonizada en mitad del huracán, es lo que transformará el conflicto, restaurando la paz.
Feliz día de la paz a todos.
A veces se relaciona la paz con la ausencia de conflicto o dificultades (esquivar el conflicto). Nosotros como budokas y aikidokas, caminantes de la vía de la paz, debemos ser muy conscientes de la importancia del conflicto para trabajar la paz.Nunca debemos esquivarlo, por el contrario como budokas que somos, debemos encararlo y transformarlo.
El camino de la paz no es un camino pacífico. Es un camino lleno demonios, de trabas, de impedimentos, de enemigos... Y sino todos, los más fuertes viven en nuestra mente.
Miedos, inseguridades, pereza, orgullo, falta de constancia, son grandes rivales al nivel de los antiguos guerreros.
El camino del aikidoka es un camino de purificación. A través de mirar cara a cara el conflicto, en pequeñas o grandes dosis, con la inestimable ayuda del compañero, vamos puliendo nuestra mente y nuestro cuerpo, para que el conflicto(en sus diferentes formas) no tenga apoyo o soporte sobre el que habitar o perpetuarse,y sobre todo no nos posea.
Este compromiso, de alguna forma nos debería ir transformando en personas no demasiado adaptadas a estos tiempos, donde la paz está muy lejos de ser un objetivo vital o social.
Los tiempos que nos han tocado vivir y sin lugar a dudas cambiar, a través de nuestras acciones, son difíciles, porque han transformado la mente de las personas hasta el punto de la perversión, llevándonos en muchos casos a considerar que lo que nos destruye, como individuos o sociedad, es una necesidad, obligación o evolución.
El guerrero de la paz esgrime el sable de la no-mente como principal arma, un cuerpo ordenado, fluido y un gran valor , el de aquel, que se enfrenta día a día y con constancia a exponer su mente y su cuerpo al yunke de la práctica, para ser pulido una y otra vez.
Esto nos convierten en guerreros de la paz y no simplemente en personas pacíficas. En pacificadores y no simplemente en personas arrastradas por la corriente del bienestar.
El convencimiento de que la paz, la libertad,la unidad son cualidades de nuestra esencia, de la esencia de todo, aquella que aparece en el silencio de nuestra pequeña mente, y que se expresa en las 10.000 cosas y seres, nos lleva a intentar reproducir( mediante el aiki) estas cualidades esenciales, y en el momento más difícil: el conflicto.
De manera que para nosotros la ausencia de conflicto no es la paz, para nosotros es estar en armonía(quietud, libre, ordenado) en pleno conflicto lo que es la paz y además, esta presencia consciente y armonizada en mitad del huracán, es lo que transformará el conflicto, restaurando la paz.
Feliz día de la paz a todos.
Luis Mochón.