Hay que respetar más al instante. Y cuando este instante se vive compartido y dentro de nuestra tradición marcial, quizás todavía más.
Debemos ponernos nuestras "mejores galas" , físicas y mentales, para asistir a esta "sagrada" y al mismo tiempo, cotidiana "ceremonia" , que es el encuentro con uno mismo y con el otro en el Dojo.
Es por esto, que siento que primero debemos ir descubriendo cuáles son nuestras "mejores galas" , cual es nuestra mejor versión en cada instante, para poder utilizarla en la ceremonia del aiki, en el "templo del Dojo" . Cual es la mejor versión de mi cuerpo, mis movimientos, mis pensamientos, mi conciencia.
Brindar al instante, de mi mejor yo, es parte de la gratitud que le debemos a la vida, pero también a O sensei y a su descubrimiento y legado, el aikido.
El estudio diario, debe fortalecer, sanar, flexibilizar, ordenar, nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, debe aquietar, enfocar, despertar nuestra mente, para que ambos, cuerpo y mente, sean lo más luminosos libres y estables posibles. Durante el estudio debemos tener el sentimiento de ese escultor, que cuando ve la piedra a tallar, lo que ve, es la imagen que habita en su interior, y a lo que se dedica es a extraer todo aquello que sobra.
Cuando de la práctica basada en el estudio, pasamos a una práctica más libre, debemos ponernos nuestros mejores "ropajes", ya que estamos entrando a formar parte, como protagonistas, de una "ceremonia sagrada", antigua, protegida, en un "lugar sagrado" ....
Pero aún siendo así al principio, cuando llevamos tiempo, la práctica de estudio no debería diferenciarse de la práctica libre. Desde el momento que entramos en el Dojo, nos sabemos participantes de una "ceremonia antigua, importante ", digna de la mayor de nuestras atenciones. El tiempo dedicado al estudio es ya parte de la ceremonia, y eso es visible al mirar a los practicantes más antiguos que lo han comprendido. El silencio, la concentración, la actitud de presencia y respeto, la honestidad.. .
Debemos ponernos nuestras "mejores galas" , físicas y mentales, para asistir a esta "sagrada" y al mismo tiempo, cotidiana "ceremonia" , que es el encuentro con uno mismo y con el otro en el Dojo.
Es por esto, que siento que primero debemos ir descubriendo cuáles son nuestras "mejores galas" , cual es nuestra mejor versión en cada instante, para poder utilizarla en la ceremonia del aiki, en el "templo del Dojo" . Cual es la mejor versión de mi cuerpo, mis movimientos, mis pensamientos, mi conciencia.
Brindar al instante, de mi mejor yo, es parte de la gratitud que le debemos a la vida, pero también a O sensei y a su descubrimiento y legado, el aikido.
El estudio diario, debe fortalecer, sanar, flexibilizar, ordenar, nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, debe aquietar, enfocar, despertar nuestra mente, para que ambos, cuerpo y mente, sean lo más luminosos libres y estables posibles. Durante el estudio debemos tener el sentimiento de ese escultor, que cuando ve la piedra a tallar, lo que ve, es la imagen que habita en su interior, y a lo que se dedica es a extraer todo aquello que sobra.
Cuando de la práctica basada en el estudio, pasamos a una práctica más libre, debemos ponernos nuestros mejores "ropajes", ya que estamos entrando a formar parte, como protagonistas, de una "ceremonia sagrada", antigua, protegida, en un "lugar sagrado" ....
Pero aún siendo así al principio, cuando llevamos tiempo, la práctica de estudio no debería diferenciarse de la práctica libre. Desde el momento que entramos en el Dojo, nos sabemos participantes de una "ceremonia antigua, importante ", digna de la mayor de nuestras atenciones. El tiempo dedicado al estudio es ya parte de la ceremonia, y eso es visible al mirar a los practicantes más antiguos que lo han comprendido. El silencio, la concentración, la actitud de presencia y respeto, la honestidad.. .
Los más principiantes, todavía necesitan educar su mente y su cuerpo, aprender los "ritos", gestos y "mantras", interiorizar sus significados, para poder ser verdaderos protagonistas de la ceremonia del instante aiki.
Pero con los años, la calidad de nuestro tiempo mejora, o mejor, nuestra calidad mejora en el tiempo. Cada segundo dentro del Dojo es ya parte de un "ritual sagrado" . El atravesar la puerta del Dojo, es como pasar a través de un Tori, que muestra la entrada al mundo de lo sagrado, sabiendo que a partir de ese momento la actitud hacia nosotros y el entorno debe ser más reverencial y atenta.
Pero esta forma de sentir, ser y actuar, aún siendo un gran paso, todavía no es suficiente... Es cuando este ritual sagrado, acaba saliendo del Dojo, cuando nos acompaña en cada gesto, cada instante de nuestro día a día, es entonces, cuando empezamos a transitar el Do(Tao) , y pasamos de hacer Aikido a convertirnos en Aikido, empezamos a respirar aiki por donde vamos, y ésta, sin duda es la mayor expresión de respeto por O sensei, por nuestros senseis, pero sobre todo y más importante por la vida que nos atraviesa y envuelve.
El aikido sentido como un proceso de purificación y al mismo tiempo como una celebración del instante.
El aikido como un aprendizaje y al mismo tiempo como una ceremonia de exaltación del ahora, donde toda diversidad, incluso antagónica, se ve asimilada en una acción armonizada, imagen del Uno.
Es aquí cuando el "templo" donde ocurre la ceremonia, cuando el Dojo, empieza a echar sus cimientos dentro de nosotros, cuando el Dojo está en nuestro interior, todo, absolutamente todo, es una ceremonia sagrada, de gratitud, enriquecimiento y contemplación que da como fruto la paz.
Lo mejor de nosotros, nuestra mejor versión, empezará a relacionarse con el mundo, en el día a día, y eso generará cambios, propios y externos, tan necesarios y deseados por tantos seres despiertos, entre ellos Ueshiba Morihei.
La paz definirá nuestro estado interior, y acabará transformando el espacio exterior que nos rodea y a quien lo habita, generando un medio ambiente sencillo, agradable y útil, de sentimientos de fraternidad, familia, hermandad, compañerismo, camaradería, unidad, evolución...
Si estás en los primeros pasos dentro del Aikido, utiliza el estudio en clase para aprender las formas, gestos y palabras, pero también para a través de ellos purificarte, limpiar lo que sobra, para que lo mejor de tí, lo que está más allá de tus patrones mentales, y hábitos físicos, se exprese. Aprende sin cuestionarte los movimientos y enseñanzas, los procesos que intervienen en cada acción , porque estás formándote para participar en una ceremonia de vida, donde tú eres el protagonista y necesitas estar preparado para poder vivirla plenamente.
Antiguos practicantes... ¿tenéis conciencia ya del "rito" , de su significado, de vuestro protagonismo en el mismo?. ¿Habéis empezado o culminado las obras de vuestro dojo interior?... ¿Las habéis empezado?... ¿Ha empezado todo, y digo todo a convertirse en la celebración de un momento aiki tras otro, donde sois los oficiantes, lo oficiado... y lo venerado no es otro Dios que el aquí y ahora? . ¿Han desaparecido ya los límites de vuestro tatami? ¿No lleváis todavía vuestros Gi y hakama siempre puestos, de manera que sólo seáis uno y no diferentes personajes según cada situación ?...
L.
Pero con los años, la calidad de nuestro tiempo mejora, o mejor, nuestra calidad mejora en el tiempo. Cada segundo dentro del Dojo es ya parte de un "ritual sagrado" . El atravesar la puerta del Dojo, es como pasar a través de un Tori, que muestra la entrada al mundo de lo sagrado, sabiendo que a partir de ese momento la actitud hacia nosotros y el entorno debe ser más reverencial y atenta.
Pero esta forma de sentir, ser y actuar, aún siendo un gran paso, todavía no es suficiente... Es cuando este ritual sagrado, acaba saliendo del Dojo, cuando nos acompaña en cada gesto, cada instante de nuestro día a día, es entonces, cuando empezamos a transitar el Do(Tao) , y pasamos de hacer Aikido a convertirnos en Aikido, empezamos a respirar aiki por donde vamos, y ésta, sin duda es la mayor expresión de respeto por O sensei, por nuestros senseis, pero sobre todo y más importante por la vida que nos atraviesa y envuelve.
El aikido sentido como un proceso de purificación y al mismo tiempo como una celebración del instante.
El aikido como un aprendizaje y al mismo tiempo como una ceremonia de exaltación del ahora, donde toda diversidad, incluso antagónica, se ve asimilada en una acción armonizada, imagen del Uno.
Es aquí cuando el "templo" donde ocurre la ceremonia, cuando el Dojo, empieza a echar sus cimientos dentro de nosotros, cuando el Dojo está en nuestro interior, todo, absolutamente todo, es una ceremonia sagrada, de gratitud, enriquecimiento y contemplación que da como fruto la paz.
Lo mejor de nosotros, nuestra mejor versión, empezará a relacionarse con el mundo, en el día a día, y eso generará cambios, propios y externos, tan necesarios y deseados por tantos seres despiertos, entre ellos Ueshiba Morihei.
La paz definirá nuestro estado interior, y acabará transformando el espacio exterior que nos rodea y a quien lo habita, generando un medio ambiente sencillo, agradable y útil, de sentimientos de fraternidad, familia, hermandad, compañerismo, camaradería, unidad, evolución...
Si estás en los primeros pasos dentro del Aikido, utiliza el estudio en clase para aprender las formas, gestos y palabras, pero también para a través de ellos purificarte, limpiar lo que sobra, para que lo mejor de tí, lo que está más allá de tus patrones mentales, y hábitos físicos, se exprese. Aprende sin cuestionarte los movimientos y enseñanzas, los procesos que intervienen en cada acción , porque estás formándote para participar en una ceremonia de vida, donde tú eres el protagonista y necesitas estar preparado para poder vivirla plenamente.
Antiguos practicantes... ¿tenéis conciencia ya del "rito" , de su significado, de vuestro protagonismo en el mismo?. ¿Habéis empezado o culminado las obras de vuestro dojo interior?... ¿Las habéis empezado?... ¿Ha empezado todo, y digo todo a convertirse en la celebración de un momento aiki tras otro, donde sois los oficiantes, lo oficiado... y lo venerado no es otro Dios que el aquí y ahora? . ¿Han desaparecido ya los límites de vuestro tatami? ¿No lleváis todavía vuestros Gi y hakama siempre puestos, de manera que sólo seáis uno y no diferentes personajes según cada situación ?...
L.
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