“Contemplad detenidamente la corriente de un río de montaña. Aprended de la vista del agua fluyendo entre las peñas la adaptabilidad infinita del cuerpo.
Escuchad o leed un sutra de gratitud y aplicarla al budo. Aprended mirando detenidamente cada aspecto de la verdadera forma del cielo y de la tierra. Alcanzad la iluminación, reflexionad y aprended, esto se debe repetir una y otra vez.
Básicamente para una persona que entrena aikido, es vital interiorizar profundamente la auténtica forma del universo, conseguir la iluminación de alguna manera observando el movimiento del mundo, leer escritos y asimilar algo que sea relevante para la propia técnica. No se debe pasar por alto ni desperdiciar nada. Es decir, todo - incluso una montaña, un río, la hierba o un árbol - podría servirnos de mentor.
Morihei Ueshiba (extraído de la versión española del libro de Endo sensei “Vibración y Conexión. El Aikido que yo busco. Editorial Alas)
Cada vez más a menudo , busco , de manera intencionada, experimentar la naturaleza de manera más directa, acudiendo a lugares en plena naturaleza. Si bien cualquier lugar en la naturaleza es ya suficiente para recibir una gran inspiración, me gusta especialmente acudir a lugares donde el agua tenga protagonismo.
Me gusta ir , dos o tres veces al año, a una cascada de agua en Prado Negro, y hace poco me han descubierto otra pequeña cascada de agua, en Laujar (Alpujarra Almeriense), que es una caída de agua que se desliza por la roca y cae en una bañera rocosa rodeada de roca, donde el sonido del agua y cualquier cosa que digas resuena como si fuera una cueva.
O Sensei nos invita siempre a la experiencia de la naturaleza como fuente de inspiración y sabiduría para nuestra práctica y nuestra vida (hago este matiz aunque creo que para O Sensei no hay esa diferenciación, para mí tampoco, la práctica de Aikido es parte de mi vida no está separado).
También nos invita a la lectura de textos y a su reflexión, incluso nos invita a la lectura de sutras, es decir constantemente nos está invitando a desarrollar la comprensión, la reflexión, el despertar y a ver en toda y cada una de las cosas que nos rodean a “maestros” es decir fuentes de sabiduría e inspiración.
No tengo que hablar de la sabiduría e inspiración que a un aikidoka le transmite el agua. Nuestros maestros constantemente nos hablan de ella y los textos de sabiduría oriental la usan como ejemplo de vida.
En el Tao Te King, por nombrar sólo un ejemplo , aunque quizás el más importante y contundente, nos enseña cómo es el agua, por su suavidad, adaptabilidad, y no resistencia, el elemento o fuerza más poderosa de la naturaleza, y que debe ser un ejemplo para los seres humanos de comportamiento virtuoso.
El agua es claramente la principal expresión del concepto wu wei, el no hacer, como concepto clave para entender el correcto “hacer”, ya que no hacer no es exactamente no hacer….
O sensei decía que cuando hablaba de no hacer, eso no significaba no hacer nada. El filósofo contemporáneo Alan Watts cuando trata de explicar el sentido de la expresión wu wei , habla de que el verdadero sentido efectivamente no es no hacer, sino no forzar.
Al observar la armonía, suave y potente al mismo tiempo, de la caída del agua en una catarata, al ver el efecto que ha generado a lo largo del tiempo en la roca, podemos sentir como el no forzar puede ser una acción tremendamente poderosa. La continua adaptación del agua es el movimiento no forzado y más poderoso de la naturaleza posiblemente.
En el acto de “adaptarse” , acto no intencionado sino asociado a su propia naturaleza, genera una energía poderosísima, que deja una huella visible en los contornos y redondeces de la roca .
Creo que es un ejemplo perfecto de cómo el aikidoka genera la energía de su práctica, tanto de tori como de uke.
El acudir a la naturaleza e integrarse en ella, al caminar, meterse en el agua o simplemente pararse a sentir la quietud viva del entorno, esto genera en nosotros un registro físico, mental, emocional y energético que podemos usar en nuestra práctica-vida.
En las caídas de agua a las que voy, suelo meterme debajo, sentir la fuerza fría, fluida y envolvente del agua. En esos momentos suelo recitar varias veces el mantra de Fudo Myoo, que de alguna forma genera una sensación de calor interno y de quietud, interconectada a la experiencia en sí, al agua en sí y podría decir que a la montaña en sí. No utilizo el mantra como un elemento de desconexión de la experiencia , sino como un elemento integrador a través del sonido, de la vibración del mantra, que entra en una especie de danza, con la vibración del movimiento del agua y su sonido.
En la experiencia de este último lugar que me han descubierto, al que lo llaman el “jacuzzi”, por esa forma de bañera rocosa que ha creado la caída del agua a lo largo de los años, además es posible sentir la resonancia del mantra y del agua de forma más fuerte, sintiendo una sensación de unidad, de fusión que es maravillosa.
Creo que este tipo de experiencias son verdaderos maestros, verdaderas fuentes de inspiración a todos los niveles, como decía O Sensei.
Si una experiencia puntual como esta ( aunque cada vez más habitual)deja un registro tan profundo, no quiero ni pensar que registro dejaría el pasar solo en la montaña días, como hacía O Sensei.
Cuando estoy en el tatami, estas experiencias afloran. Al generar la energía del encuentro en la práctica, la conexión con el compañero, la adaptabilidad a lo que viene , con movimientos aquietados y fluidos, al realizar el trabajo de uke, con un ataque intenso pero fluidos a la vez, o al recibir la técnica de forma suave y adaptable, generando un trabajo de uke suave y equilibrado…
Cuando en algún momento algo no fluye bien en mí,siento rigidez propia o del compañero ( ahora por ejemplo siento molestias de mi rodilla y curiosamente la hora de andar por el campo y el rato en el agua fría y todo el proceso de la experiencia me quitan el dolor),cuando la energía de la clase por lo que sea no termina de funcionar….en todos esos casos, recupero la sensación de la experiencia en la naturaleza.Recupero en mi mente y en mi cuerpo, en mi energía en general , la sensación del agua, del mantra, de la montaña, el movimiento del agua que me envuelve, el sonido…
El traer de nuevo o el mantener la energía de la experiencia, que es lo que trato cada vez más, transforma la práctica completamente, y sobre todo la vibración que la envuelve, transformándose uno mismo, al compañero y todo el entorno.
“El secreto más profundo del budo es conectar energéticamente (kimusubi) el nen (sentimiento, sentido, pensamiento) del cuerpo con el universo.”
Morihei Ueshiba
Luis Mochón
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