Yo defino el Aikido como un camino espiritual (esto son palabras de O sensei) con una metodología marcial.
Es un budo japonés que se desarrolla a partir de una idea, la idea del Uno, de que todo parte del Uno, y que ese Uno se manifiesta en la infinidad de formas del universo, y nosotros somos una manifestación de ese Uno.
Este tipo de planteamiento es común a distintos caminos espirituales, de alguna manera yo diría que está presente, de diferentes maneras en todos los que conozco.
A partir de aquí se desarrolla una práctica marcial, y vital, que descarta una idea moralista, en primera instancia, de lo que es correcto e incorrecto, o bueno y malo en sentido absoluto.
Lo correcto o incorrecto no viene en función de principios absolutos de bondad y maldad. La ética de nuestro camino se desarrolla, desde mi punto de vista desde otro lugar, es desde el lugar del conocimiento, del “despertar” a la esencia de la realidad.
De ahí que determinadas formas de actuar, determinadas formas de afrontar situaciones por ejemplo conflictos, sean de acuerdo a una “lógica “ esencialista, de conocimiento de la Unidad de todo , y por tanto de la interconexión de las “10.000” manifestaciones del universo. El juicio “ moralista” quedaría a un lado, frente a lo que podríamos llamar una coherencia en la acción, marcada por el saber o creer profundo en la esencia unificada de las cosas.
El sentir, saber o creer que todo es el Uno manifestándose, induce a una ética y por supuesto podríamos incluso llegar a decir una moral de acción y pensamiento, donde la inversión de nuestra energía irá en la dirección de la unión o la conexión. El sentimiento de separatividad, acaba induciendo al enfrentamiento, a la “moralina” de bandos, donde aparece lo correcto y lo incorrecto, mi verdad y tu verdad (excluyentes por supuesto)y por lo tanto a la aparición del enemigo.
Actuar desde el sentimiento de unidad, inducirá toda una serie de actuaciones y “formas” , pensamientos y reflexiones, donde se enfatice la conexión inherente de la realidad.
Llevándolo al marco del encuentro marcial, o incluso del conflicto, nos situaremos en un lugar de desarrollo de las herramientas físicas, psiquicas y del aiki que potencien la esencia de la realidad que es el Uno o la interconexión profunda de todo, que acabará manifestándose en un lenguaje marcial y vital tendente a la ausencia de violencia o imposición, a la paz o también a la armonía, que consideramos, sentimos, creemos , que es la esencia de todo, y por lo tanto, actuar así es estar en consonancia, en armonía con la “Naturaleza”, con el propio “Universo” y sus leyes. Más allá de una moral de buenos y malos, se trataría de un despertar al funcionamiento profundo de la naturaleza de las cosas.
Pero por supuesto, en una situación de conflicto, esto no quiere decir que esto sea infalible, ni siquiera lo más efectivo a corto plazo. Aunque seas vegetariano si te encuentras con un tigre hambriento te comerá, decía Bruce Lee.
Pero lo que está también claro, y la vida es ejemplo de ello, es que el camino de la violencia y el sometimiento o la victoria, tampoco es muy efectivo en la resolución de conflictos, entre otras cosas porque según este sentir o creencia o conocimiento de la Unidad, es una acción que va en contra del fluir de la Naturaleza, generando mucho sufrimiento.
Pero por supuesto también podríamos decir hasta cierto punto, que la propia violencia y actos violentos son parte de esa naturaleza. Éste es un argumento muy utilizado por los que temen la paz y prefieren el lenguaje del conflicto,y eso sin ninguna duda tiene lógica. La “ Naturaleza “ en última instancia, por supuesto incluye estas energías dentro de su propio “respirar”. Pero la cuestión es, ¿cómo queremos vivir esta existencia que representamos los humanos?, si desde el seguir “la marea”, la corriente del existir (wu wei) o ir contra-corriente, generando esto un “ esfuerzo” extra,una “ lucha” constante,que vendría definida por lo que llamamos “el sufrimiento”.
Tenemos un ejemplo en cómo , las sociedades humanas, se relacionan con la naturaleza, en como determinadas sociedades humanas han entendido y entienden la naturaleza. Se entiende la relación con la naturaleza como una relación de conquista, de control, incluso de lucha, y de explotación , y hay otras tradiciones que se han relacionado con ella de una forma más integrada, cooperativa, sostenible, a través de la aceptación y la adaptación. ¿Cómo queremos nosotros afrontar la vida.? ¿ y el propio conflicto como parte de ella? ¿ qué estoy dispuesto a sacrificar en el corto plazo?
Para mi el Aikido es un camino de desarrollo humano.De desarrollo de las capacidades necesarias para volvernos parte de estas “Leyes” de funcionamiento del Universo, pero llevándolas al plano más humano, a nuestro cuerpo, y al encuentro marcial(reflejo del carácter social humano)entre dos personas. Encarnar lo mas posible ese principio de “no resistencia” que O sensei refería como fundamento del aikido, y por supuesto desarrollar la valentía de saber que no siempre va a funcionar, y de que por supuesto, las tendencias de la cultura humana, van a aparecer constantemente para intentar convencernos de la separatividad, y de lo útil y rápido que es usar herramientas de conflicto, de lucha, y de la importancia de ser depositarios de la razón frente a las ideas equivocadas de los demás.
Es por todo esto que creo, mi sensei, cita a menudo el Tao te king y cita también otros textos de maestros zen y por supuesto a O sensei, para enmarcar e inspirar sus acciones y movimientos en el aikido. No son sólo ideas filosóficas, las utiliza como principios de acción.Es fácil usar citas filosóficas y después no intentar “encarnarlas”, con el estudio y la disciplina que eso conlleva. Siempre lo que creemos fácil (que es lo que la cultura de la separatividad lleva milenios diciendo) es la acción desde la separatividad:dolor, sumisión, victoria…Pero cuando cambias la forma de mirar, de repente, descubres que lo fácil, lo permanente, lo mas “orgánico “ es la acción desde la unidad, desde la aceptación y la no resistencia.
En este camino todos los maestros, con unas palabras o con otras nos recomiendan el uso del “vacío “ , la serenidad, la suavidad, la fluidez, como compañeros de viaje.
Son miles de años de creencia en la separatividad y de actuar de acuerdo a esta creencia, los que ahora poco a poco tenemos que revocar , o mejor dicho,” enterrar”en capas de acciones y registros de unidad y conexión, de paz y empatía, de solidaridad y aceptación , de vacuidad y no resistencia, para que poco a poco vayan calando en nuestra psique y en la colectiva, en nuestro cuerpo y en la sociedad humana. Creo además, que al hacerlo con un lenguaje marcial, en el entorno del budo, convierte la práctica en un mantra, en una oración “marcial” por la Unidad y la paz.
Muchas personas especiales han dado ejemplo de esto en la historia de la humanidad, y siguen dándolo.
Para mí Morihei Ueshiba es una de esas personas. Él , en el ámbito de lo marcial, creo que cambió el significado a los conceptos, en función de este sentir de la interconexión de todo, del origen Unificado de toda la “familia” de la creación.
Ahora, nosotros podemos hacernos depositarios de este camino, que es acción, practicándolo a diario, permitiendo que despierte en nosotros (física y mentalmente)esta idea, volviéndonos así , faros guía hacia el sentimiento de unidad y por tanto hacia la paz.
Luis Mochón
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