sábado, 31 de enero de 2009

Sacar la fuerza de los hombros.

Sacar la fuerza de los hombros.
Llevo tiempo dándole vueltas, y sobre todo intentando aplicar ese concepto que nos muestra y nos plantea  el maestro Endo de sacar la fuerza de los hombros.
La aplicación física de esta idea cuesta bastante trabajo, no por el hecho en sí, sino porque nuestra mente es el primer enemigo con el que nos encontramos, y es un enemigo poderoso. Técnicamente, el maestro Endo lleva años enseñándonos las claves para conseguir esto a través de ejercicios, “juegos marciales”, y últimamente mostrándonos directamente las técnicas del kihon no kata desde este principio. El estudio diario tanto en el dojo como en los seminarios hará, que poco a poco nuestra técnica se vea enriquecida por este principio, que por otro lado considero fundamental para que aflore el concepto verdadero del Aiki, sin el cual no veo posible la plasmación del espíritu del Aikido.
Llevo años de práctica, y llevo años siguiendo al maestro Endo, pero mi compromiso con esta idea, y por lo tanto con su Aikido, se ha vuelto total no hace mucho. Al dedicar más intensamente mi energía y mi tiempo en intentar conquistar esta idea, me doy cuenta lo lejos que estaba del Aiki, del ki-musubi, y sobre todo, ahora estoy descubriendo mucho más en las lecturas que hago de los textos de O sensei.
En un seminario en Granada del maestro Endo, él comentó, que con su trabajo, intentaba dar su explicación al aikido que desarrolló O sensei. De todos los maestros que ido viendo a lo largo de mi vida marcial, no había oído a ninguno mencionar algo parecido acerca de O sensei, y esto me hace que pensar. Cuando empezamos a hacer Aikido leemos y vemos videos de O sensei, pero cuando vamos avanzando, y vamos volviéndonos técnicamente más solventes, estas consultas a la fuente desaparecen ¿verdad?, es como si huyéramos de ellas. De manera que cuando un gran maestro como éste dijo eso, me removió bastante por dentro.
Volviendo a centrarme un poco en este concepto que ahora considero tan fundamental en la práctica del Aikido, el sacar la fuerza de los hombros, me gustaría comentar un par de aspectos.
El maestro Endo dice que la forma de conseguir esto es centrándose en el ki del uke, lo que yo en mis clases llamo centrarse en “escuchar” al uke, y fluir en función de la información que recibimos del otro. A los que sus miedos, no le permiten acercarse a este concepto, piensan que esto requiere una gran colaboración de uke y por lo tanto utilizar ataques sin intensidad. Pero los que entrenamos esta idea y sobre todo hemos tenido la posibilidad de entrenar con maestros que desarrollan esta idea, sabemos que esto es más complejo y sobre todo mucho más sutil. La única colaboración que uke manifiesta es consigo mismo, con su “papel” en esta relación, que es “hacer”, atacar, dirigir su intención hacia tori, constantemente, para sacarlo de su sitio. Al mismo tiempo debe hacer esto sin exponer su centro o guardia, ya que, si esto ocurre, tori ocupará de forma natural he inmediata ese vacío.
Una vez que tori recibe el ataque lo acepta, lo utiliza, intentando fundirse con el centro del uke a través de un contacto suave (hombros relajados), el contacto que se crea acaba derivando en el desequilibrio de éste y a la aparición de la técnica.
Como también he oído decir al maestro en algún seminario, su aikido se basa en los siguientes pasos: Contacto, desplazamiento (sabaki- de mano, cuerpo, hombro, cabeza o todo junto), desequilibrio (provocado por los dos pasos anteriores), y proyección (nage).
De manera que según todo esto, el camino del aiki está en centrarse en la venida del ki de uke, olvidándose de cualquier idea de “hacer” que uno tenga en mente, desarrollando así una actitud de escucha activa,  donde el “mushin” o la no-mente es la protagonista, sin juicios ni intenciones, consiguiendo así que el ki propio se active y fluya con fuerza  unido al de uke.
Lo segundo que quería comentar al respecto, es la idea con la que comencé, el gran enemigo de esta práctica, mi propia mente, mi ego.
Me encuentro mucho más seguro utilizando los hombros, la fuerza de los brazos, que son herramientas que utilizo todos los días y sé que me sirven. Mi mente quiere hacer algo en concreto, necesita un plano, un croquis de lo que va a ocurrir para seguir sintiéndose segura, y para conseguir llevar a cabo el “plan”, necesito que mi voluntad impere sobre el otro. Fluir, escuchar, cambiar, improvisar, libertad, son palabras que alejan a nuestro pequeño ego de esa sensación de seguridad.
Otro inconveniente mental que tenemos con esto, es el hecho que hemos crecido y vivido en un entorno donde “estar en los hombros” se considera un elemento positivo y necesario. En una sociedad donde la competencia, y no la colaboración es lo que premia, donde lo que opinen los demás es protagonista, donde el aparentar es tan importante, consiguiendo esto siempre por encima de la persona de al lado, donde no “escuchamos” al otro, pero aun peor, no “escuchamos” ni siquiera a nuestro cuerpo, esto es una “sociedad desde los hombros”. Hombros elevados cuando queremos parecer guapos y fuertes, hombros caídos expresan nuestro desánimo o nuestros miedos. Observaros en el día de hoy a ver que encontráis.
  Para poder desarrollar el concepto de “sacar la fuerza de los hombros” en la práctica y en la vida, tenemos que romper con la idea moderna de cultura competitiva e independiente, y volver protagonista de nuestra vida a nuestro vientre en lugar de nuestros hombros. Relacionarnos de hara a hara, ser capaz de escuchar al otro, hacer más uso del silencio que del ruido, fundirnos con la vida en lugar de sufrirla, generar espacios donde la vida pueda expresarse, sin forzarla, despiertos a lo que nos guarda.
 Respirar con el vientre, pensar desde el vientre (Hara), nos llevará seguramente a una actitud más serena y abierta a los cambios, al mismo tiempo que ganaremos “peso”, ese peso que hace que podamos tener “presencia”, esa presencia que modifica el entorno y nos vuelve auténticamente fuertes.

Luis Francisco Mochón Corredor 3º dan Aikikai. 31/01/2009.


Para reflexionar.....

La Felicidad, una responsabilidad universal.

De acuerdo con la Psicología Budista, la mayoría de nuestros problemas se deben a nuestro ardiente deseo y apego por las cosas que consideramos duraderas y que, en realidad, no lo son. En la búsqueda de los objetos que deseamos, hacemos uso de la agresión y la competitividad como instrumentos supuestamente eficaces. Estos procesos mentales, que se han ido desarrollando en el ser humano desde tiempos inmemoriales, se traducen fácilmente en acciones que como resultado producen una actitud beligerante. Nos deberíamos plantear qué podemos hacer para controlar y regular estos venenos (engaño, codicia, agresividad, etc.) puesto que sabemos que son ellos los que se encuentran detrás de casi todos los problemas mundiales.

Buscando su propia felicidad, los seres humanos han utilizado diferentes métodos, a menudo crueles y repulsivos. Se han comportado de forma completamente impropia a su condición de seres racionales, ocasionando sufrimiento a su prójimo y a otros seres vivos, únicamente en su propio beneficio. Al final, estas acciones tan torpes traen sufrimiento a uno mismo y a los demás.

Nacer como ser humano es un acontecimiento poco común, sería sensato utilizar esta oportunidad de la forma más efectiva y hábil que fuese posible. Debemos tener una perspectiva correcta del proceso universal de la vida, para que no se alcance la felicidad o la gloria de una persona, a grupo de personas, a expensas de los demás.
Todo lo expuesto hasta ahora exige una nueva aproximación a los problemas globales.

El mundo es cada vez más pequeño y más interdependiente, debido, principalmente, a los avances tecnológicos, el comercio y las relaciones internacionales. Actualmente, dependemos los unos de los otros más que nunca. En la antigüedad, los problemas eran, por lo general, de tipo familiar y, lógicamente, era también a nivel familiar donde se intentaban solucionar. Hoy, la situación ha cambiado, dependemos tanto unos de otros, y estamos tan íntimamente unidos, que no podemos superar los peligros de nuestra propia existencia, y mucho menos generar paz y felicidad, sin un sentimiento de responsabilidad universal, sin un sentimiento de hermandad universal y sin un convencimiento de que todos formamos parte de una gran familia humana.

Aunque el incremento de interdependencia entre naciones debería generar una atmósfera más comprensiva, en realidad, es difícil lograr un espíritu de verdadera cooperación, ya que hay personas que permanecen completamente indiferentes a los sentimientos y a la felicidad de sus semejantes. Cuando las personas actúan motivadas, sobre todo por la codicia y la envidia, no pueden vivir en armonía.

Un acercamiento espiritual puede que no resuelva todos los problemas políticos causados por el espíritu egocéntrico que existe, pero, a largo plazo, sí podrá superar el origen de las dificultades con las que nos enfrentamos en la actualidad.

Por otra parte, si la humanidad continúa resolviendo sus problemas considerando sólo las conveniencias a corto plazo, las generaciones futuras tendrán ante sí enormes dificultades. La población mundial está aumentando y los recursos naturales se van agotando rápidamente.

Podemos poner a los árboles como ejemplo, nadie sabe con exactitud cuáles serán las consecuencias con respecto a la masiva deforestación, con respecto al clima, al suelo y al sistema ecológico mundial en general. Nos enfrentamos a tantos problemas porque la gente se preocupa por resolverlos sólo a corto plazo, de forma egoísta y desconsiderando al resto de la humanidad. No piensan en el mundo ni en las consecuencias a largo plazo para la vida del planeta. Si nosotros las personas de la actual generación, no meditamos sobre todo esto, las generaciones futuras no podrán hacer frente a tantas calamidades.
 S.S. Dalai Lama.

martes, 27 de enero de 2009

Palabras de O´sensei para que acompañen nuestra práctica.

No te preocupes por futuros dolores y problemas, porque eso sólo sirve para agotar el cuerpo y el espíritu; vacía tu mente y no te sientas cargado.

A las artes marciales se les da vida a través del cambio constante. Takemusu es dar nacimiento eternamente a la innovación interminable.

Conociendo el verdadero Aiki, la edad desaparece. Llegar a un punto muerto basado en el yo inferior es prueba de una formación inadecuada, que nos lleva a envejecer.

Mantenerse en un estado de bienaventuranza, libre del yo, es el principio de las artes marciales.

La forma es sólo secundaria. Encuentra su verdadero significado, despierta tu alma, ¡y obtén la maestría del corazón!

El espíritu inferior es ganar luchando, el espíritu superior es ganar sin luchar. El corazón y el secreto de las artes marciales reside en ganar sin luchar.

En cuanto al secreto buscado por el guerrero, debéis saber que los principios básicos residen en el estudio del espíritu.

La misión del budo es poner fin al conflicto y la lucha.

(Extraido del libro “EL CORAZÓN DEL AIKIDO” de Kanshu Sunadomari, ed. Arkano Books)

lunes, 26 de enero de 2009

Espero os interese tanto como a mi.....

LA BELLEZA DE LA REALIDAD HUMANA Lama Zopa Rimpoché .
La cuestión es si realmente estamos por la búsqueda de a liberación o no. Si lo estamos, deberíamos saber intuitivamente que en realidad podemos hacerlo. Éste es el poder de la conciencia humana. No tengamos juicios limitadores acerca de nosotros mismos. Todos nosotros tenemos buenos pensamientos y una mente positiva que tiene el potencial para un desarrollo ilimitado. Esa es la belleza de la conciencia humana. Por ello, para tener una vida relajada y feliz, hemos de estar dispuestos a corregirnos a nosotros mismos, a cambiar nuestra actitud. Al ejercitar el esfuerzo correcto, definitivamente, podremos lograrlo, por tanto, fomentémoslo. Permitir que nuestra mente actual tome el control completo, destruye nuestro potencial humano.La razón por la que nos sentimos atrapados es porque estamos apegados a nuestro cuerpo. Nos identificamos de un modo tan fuerte, que decimos; "Este soy yo". Sin embargo, verdaderamente, no somos nuestro cuerpo. La esencia real del ser humano es la conciencia, que no tiene ni forma ni color.En cualquier caso, siempre nos estamos aferrando a algo, ¿no es cierto?.

Y por ello, cuando nuestra relación con nuestro cuerpo acabe, nos apegaremos a algo. Y en ese instante, nuestra conciencia tomará otra forma, otra vida. A eso es a lo que llamamos renacimiento. En ocasiones parece que aún en esta vida tomamos cuerpos diferentes, manifestaciones distintas.Si comprendemos el potencial de nuestra mente, encontraremos una manera de contentarnos y sentirnos satisfechos con lo que somos y lo que hacemos. Sostengo que es muy importante encontrar la manera de tener una vida satisfactoria, de lo contrario, solo sentiremos que nuestra vida está vacía y carece de propósito alguno. Cuando en realidad es mucho más preciosa que todas las riquezas del mundo reunidas.Conocer la naturaleza característica de nuestra propia mente es la manera de aportar paz, tanto a nosotros mismos como al mundo entero. La paz es una experiencia interna, personal, no algo exterior. La belleza de la paz estriba en que es algo para experimentar y de ella sobreviene una gran satisfacción. Primero la generamos en nuestro interior y después la compartimos con los demás. Ésta es la forma de aportar paz al mundo. Extracto parcial de la charla que Lama Zopa Rimpoche impartió en la Iglesia de San Juan, en Londres, el 18 de septiembre de 1982. Del Lama Yeshe Wisdom Archive

Escrito de Endo sensei, para la reflexión....



domingo, 25 de enero de 2009

Practiar o explicar.

Artículo de: Pepe Jesús García Aragón.
El año pasado cuando fui invitado a dirigir una clase de Aikido en la Universidad Politécnica de Valencia, entregué a los participantes unas reflexiones sobre la práctica -keiko- de Aikido. Fueron varias páginas sobre lo que yo entiendo por keiko dentro de la tradición japonesa. Para ello hice una pequeña introducción sobre lo que significa 'aprender' en Oriente, o mejor dicho, las formas, los métodos que se utilizan en Oriente para llegar al conocimiento. Con unas pinceladas sobre el Yoga indio, el T'ai chi chino y el Bushidô japonés, quise comunicar lo que parece que es la diferencia mayor, a la hora de adquirir conocimiento, entre las culturas occidental y oriental: el método analítico nuestro, frente al método inductivo de ellos.El principio metodológico principal de oriente es 'aprender con el cuerpo', es decir, con todas las facultades humanas, no solo con la desnuda racionalidad de la 'cabeza'. La lógica se impone en nuestras ciencias. Pensamos, analizamos, deducimos y, sobre todo, después hablamos y escribimos con profusión sobre los resultados obtenidos. Como comentaba entonces, "el Aikido es un medio ideal de comunicación no verbal, no lógica, no racional. Es un exponente de lo sensitivo frente a lo mental. Cuando practicamos, se inicia un diálogo sin palabras, es la comunicación a través de los sentidos, una comunicación física, emocional, energética. El lenguaje utilizado en este dialogo es el corporal."Nuestra cultura, por el contrario, se basa en el 'logos' griego. La palabra para nosotros es esencial y tiene un valor universal. No quisiera, por tanto, dar la sensación de que una forma es mejor o superior a la otra, para mí son complementarias. Al ser complementarias, es necesario que conozcamos ambas si queremos entender el valor universal de cada una de ellas y de alguna forma completar la formación básica en el conocimiento del paso del hombre por el planeta: Oriente y Occidente no son contrarios sino complementarios.Sin embargo, sería un error aprender Aikido con los métodos y desde los puntos de vista de la adquisición de conocimientos occidentales. En eso estriba la complementariedad, en intentar llegar al conocimiento de la realidad por distintos caminos; de esta forma, ese conocimiento será más auténtico y mas completo. Debemos por tanto, intentar practicar -aprender- Aikido 'como' los japoneses tradicionalmente lo hacen, lo sienten y lo entienden. De esta forma el Aikido se convierte en un instrumento maravilloso para llegar a la cultura de Japón, país de Morihei Ueshiba y cuna del Aikido. Pero no quedarse ahí, sino que es necesario sublimar y trascender esas capas culturales, una vez conocidas y aprehendidas, para entender el gran descubrimiento de Ô-Sensei y llegar al valor universal del Aikido que sintetiza todo el Budo tradicional japonés.La práctica del Aikido es ante todo comunicación entre dos. Así que el aprendizaje es un camino compartido, cuando practicamos juntos nos estamos ayudando a evolucionar por este camino. Si los que practican Aikido, buscan no solo un método de autorrealización personal, sino que además tienen interés en el desarrollo del plano espiritual, este camino el 'Aiki no michi' (camino del Aiki) puede ayudarles a encaminarse hacia ese estado de conocimiento definitivo llamado en Japón satori.He seleccionado y traducido una poesía de O-sensei en la que precisamente nos aconseja que para conseguir el AIKI y través del aiki la iluminación, no confiemos tanto en las explicaciones escritas o habladas, sino en la práctica. La práctica permanente y continuada es el secreto de la evolución progresiva. Si algo sobresale en los pueblos de Oriente es su constancia, su perseverancia en cualquier cosa que acometen. Quizá no es tanto la 'ciencia' sino la 'pa-ciencia' lo que hace que admiremos y aprendamos de estos pueblos. Pero hay que intentar hacerlo, según mi opinión, de la misma forma en la que ellos lo hacen. Es frecuente, no obstante, observar en occidente como personas que llevan poco tiempo practicando Aikido ya hablan y escriben acerca de este arte, cuando hay muchos grandes maestros que no se atreven a escribir.Para terminar, volver a recordar el significado de la palabra keiko (práctica). Los dos kanjis que componen la palabra keiko significan 'recordar lo antiguo', lo que puede provocar una imagen que nos conecta con lo tradicional, y al recordarlo, repetirlo -aprenderlo-, lo hacemos actual y presente. En este ejercicio constante de actualización de lo antiguo, el Budo de la Edad Media japonesa, es donde tal vez radique la esencia de la práctica. Por eso, y siguiendo los consejos de Ô-sensei, es mejor practicar Aiki de forma constante y no dar demasiadas explicaciones 'acerca de' la práctica.
Pepe Jesús García Aragón. 5º dan Aikikai.

Teoría de los Hilos, en Aikido.


Teoría de los Hilos, en Aikido.
Aiki, se traduce como armonía, unión con el Ki. ¿Esto que puede significar?,¿ un conjunto de sensaciones físicas?, seguramente sí, pero creo que debe ser algo más. El Ki es un término difícil de explicar o entender, por eso lo más correcto es no traducirlo, pero si la búsqueda última de nuestro Do es la armonización, unión con el Ki, deberíamos hacernos una idea del concepto.
No voy a intentar explicar lo que creo que es el Ki, es complicado, y como con el Amor, lo más fácil es acercarse al concepto a través de metáforas, cuentos y acciones, porque… ¿puede definirse el Amor?. Voy a abordar lo que posiblemente sea un aspecto del Ki, ese “algo” que está en todo.
Considero que gran parte del secreto del mensaje del aikido y por extensión de la vida, está en descubrir los “Hilos” que lo unen todo. Estos hilos no sé qué forma tienen, ni que color, ni si brillan o no, sólo sé que todo está unido, todo.

A veces tenemos la posibilidad de encontrarlos en aquellos aspectos de nuestras vidas que más dominamos, en aquellos en los que más profundizamos. Un escritor acaba encontrando el hilo que une todas sus ideas plasmándolas en escritos, y que es el que le permite abordar obras de distintas manteniendo su “sello” sin problema. Los libros de un mismo autor pueden parecer distintos pero lo que los une, en técnica, ritmo y contenido es ese hilo invisible que permite al escritor poder desarrollarlos, y que es lo que marca su estilo.
Lo mismo podríamos decir de un actor, un director de cine, un profesor, un pintor, etc.
Por supuesto en Aikido ocurre lo mismo. Dependiendo de la cantidad de hilos que un practicante o un sensei identifique, poseerá mayor virtud, y para mí la virtud vendrá definida a través de su libertad, libertad que le dará serenidad, serenidad y libertad que en la práctica de un arte marcial derivará en la capacidad resolutiva ante los diferentes ataques y los problemas que se le presenten. Esos hilos a nivel meramente técnico nos permitirán entender el porqué de los ataques y el hilo que los une a todos, como la relación de algo tan simple como un agarre de muñeca con algo tan complejo como un tsuki (golpe con el puño). Aunque esto es sólo la superficie, si conoces la superficie te puedes hacer una idea de lo que hay en las profundidades. Un arqueólogo paseando por un terreno es capaz de identificar a través de pequeñas pistas un complejo yacimiento arqueológico que se encuentra enterrado a metros de profundidad.
Debemos ser capaces de enfangarnos en la superficie para poder seguir profundizando. No debemos cerrar heridas en falso, hay que limpiarlas bien, incluso sajarlas para después coserlas si es necesario, antes de continuar, o se infectarán, y podríamos incluso morir a través de un simple arañazo mal curado. Por eso ante las dificultades técnicas, ante las dificultades de ataques, ante los miedos que surgen día a día en la práctica, no hay que dar un rodeo, hay que estudiar, implicarse, y conseguir cerrar la herida bien, sin infección, porque si no, más tarde volverá a abrirse y empeorará todo.
¿Te golpean rápido y no llegas?, estudia el porqué y llega; ¿te agarran fuerte en ushiro ryote dori y no sales?, pues estudia el porqué…y sal, ya que, aunque parezcan cosas muy distintas ambas están unidas por un mismo hilo, que una vez identificado te permitirá vencer a todos estos “enemigos”, y esto te hará avanzar por el Do. Sólo hay que pararse a escuchar, a sentir, a ver el Hilo que atraviesa la resolución de todos estos conflictos.
Pero como decía, esto es la superficie…

¡Hay que buscar los Hilos de todo!
 ¿Por qué el aikido te ayuda en la vida?, porque todo está unido, el puño que te lanzan en clase, la patada o el agarre, el ataque múltiple, todo eso tiene un hilo directo con tu día a día, hilo que pasa a través de tu mente y tu cuerpo y conecta con lo cotidiano (y lo extraordinario). De repente la misma ansiedad que sentiste ante un agarre doble se presenta cuando menos te lo esperas el día de un examen en la universidad, pero que curioso no es un enemigo nuevo, lo conoces y sabes cómo vencerlo.
Todo está unido……
Al igual que las técnicas y los ataques están unidos entre sí, las personas también lo están, conoces a personas que te completan o te hacen plantearte cosas o sentirte raro y eso te hace crecer, ¿es esto por casualidad?. El presente, el futuro y el pasado también se unen como un tiempo continuo, en el que la decisión que tomas te lleva a dónde estás y marca donde estarás, y esto acaba descubriéndote tu lugar, ¿no te ha ocurrido algo parecido? ¿Si descubrimos esos hilos no estaremos descubriendo eso que nos une a todo, eso que nos vincula a los demás, eso que nos armoniza con todo?, y si tomamos conciencia de esto, ¿no veremos las cosas de otra forma, sentiremos de otra forma, miraremos de otra forma, escucharemos distinto o mejor dicho escucharemos, veremos, sentiremos y haremos más intensamente?.

Para mí el Aikido es uno de los muchos caminos que nos ofrecen herramientas para descubrir esos hilos, que unen desde lo más superficial a lo más profundo.
Pero una herramienta por sí sola no hace el trabajo, hay que utilizarla adecuadamente para que el fin por el que se diseñó pueda ser alcanzado. De manera, que antes de utilizarlas, parémonos a pensar si las utilizamos adecuadamente.
Nuestras herramientas tienen su origen en artes guerreras, en las que la destrucción era su principal objetivo. Estas herramientas son toda una serie de ataques y técnicas defensivas, que deben ser correctamente ejecutadas para cumplir sus objetivos. Pero cuando todas estas técnicas son tocadas por el Aikido, desarrollado por O sensei, cuando son tocadas por el KI- Musubi, por el AIKI, nos ayudan a descubrir una habilidad extraordinaria de cambiar la destrucción por el cambio, la separación por la unión, la muerte por vida y transformación, y así, afloran la libertad y el poder extraordinario de la creación, de la reactividad se pasa a la proactividad.
Por supuesto hay que desarrollar un centro muy fuerte y libre para crear, para construir y no destruir o huir…
El Aikido por lo tanto discurre en espiral a través de un hilo inesperado, impensable, que es el que une las tácticas guerreras y destructivas del pasado que buscaban la muerte del oponente, con las tácticas de unión, armonización de los dos “guerreros” enfrentados, disolviendo los elementos de separación en favor de una vinculación Aiki,  generadora de protección.
Los elementos de destrucción y separación se convierten en las herramientas de la unión y la protección de la vida. Curioso ¿no?.


Todo está unido, sólo hay que buscar los Hilos……

Luis Francisco Mochón Corredor 3º dan de Aikido Aikikai