miércoles, 28 de marzo de 2012

"ser tan libre como la naturaleza" Endo sensei





Vencedor o perdedor......

1. Cuando un vencedor comete un error, dice: "Yo me equivoque!"
Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue mi culpa."

2. Un vencedor trabaja duro y tiene mas tiempo.
Un perdedor está siempre "muy ocupado" para hacer lo que es necesario.

3. Un vencedor enfrenta y supera los problemas.
Un perdedor da vueltas y nunca consigue resolverlos.

4. Un vencedor se compromete.
Un perdedor hace promesas.

5. Un vencedor dice: "Yo soy bueno, sin embargo no tan bueno como me gustaría ser."
Un perdedor dice: "Yo no soy tan malo como tantos otros."

6. Un vencedor escucha, comprende y responde.
Un perdedor solo espera una oportunidad para hablar.

7. Un vencedor respeta aquellos que son superiores a el y trata de aprender algo con ellos.
Un perdedor resiste aquellos que son superiores a el y trata de encontrar sus defectos.

8. Un vencedor se siente responsable por algo mas que solo su trabajo.
Un perdedor no colabora y siempre dice: "Yo solo hago mi trabajo."

9. Un vencedor dice: "Debe haber una mejor forma de hacerlo ..."
Un perdedor dice: "Esta es la forma que siempre lo hicimos."

domingo, 18 de marzo de 2012

Atención, atención, atención.

<< Un día un hombre dijo al maestro Zen Ikkyu: Maestro, "¿tiene la bondad de escribirme algunas máximas de la sabiduría más alta?" Ikkyu tomó inmediatamente su pincel y escribió la palabra "Atención". ¿Eso es todo?, le preguntó el hombre. ¿No va a añadir alguna cosa más? Entonces Ikkyu escribió "Atención. Atención". Bueno, comentó el hombre de mal humor, verdaderamente no veo gran sabiduría en lo que acaba usted de escribir. Entonces, Ikkyu volvió a escribir: "Atención. Atención. Atención". Totalmente irritado, el hombre preguntó: ¿Se puede saber qué significa después de todo esa palabra "atención"? A lo que Ikkyu respondió amablemente y sin levantar la voz: "Atención significa atención".>>

jueves, 15 de marzo de 2012

El abuelo samurai.

Jingaro sentado confortablemente delante de la chimenea se encontraba rodeado por sus juveniles nietos. Había servido en el Ejército del Emperador por largos 20 años recibiendo los más altos honores por sus meritorios servicios en los campos de batalla. Comenzó como simple soldado hasta convertirse en sabio y respetado consejero no sólo en asuntos militares sino de alta política.

Ahora, cargado de medallas y de años, pasaba las horas recordando su vida y experiencias para sus traviesos nietos, los cuales se deleitaban al escuchar las entretenidas historias, las cuales enriquecían su cultura y conocimientos, claro está, a menudo interrumpían a su abuelo consultándole acerca de tantas parábolas. Como el caso, cuando uno de sus nietos exclamó... ¡Abuelo, no puedo comprender el sentido!
-¿Qué es lo que no entiendes Hara... replicó el venerable anciano.
-¿Por qué abuelo el Samurai, confió en el otro hombre... Cómo podía saber que era una buena persona... Es que algunas veces debemos usar otros caminos, si queremos tener éxito en nuestras apreciaciones.. Abuelo? ¿Cómo puedes conocer lo que no se puede ver?

El anciano lo tomó afectuosamente, lo atrajo hacia sí y le acarició su cabeza mientras le decía...
-Cierra tus ojos, querido hijito. -ordenó Jingaro-. Ahora dime ¿puedes verme?
-¡No, abuelo!, exclamó el niño.
-Pero tú sabes que yo estoy aquí, respondió Jingaro.

Los niños soltaron la risa abriendo los ojos y exclamando:
-Por supuesto que lo sabíamos, nosotros te vimos antes de cerrar los ojos, además podíamos escucharte.
-Pero aún sin verme u oírme, yo estaría aún aquí... respondió el anciano.

Los jóvenes asintieron con la cabeza.
-Y ahora, díganme ¿de qué otro modo podían saber que yo me encuentro aquí?

El silencio fue la respuesta. Sólo después de transcurrido un tiempo, la voz de Hana se escuchó... "Yo creo que podría sentir que estás cerca de nosotros, abuelo".
-¿Qué tratas de decirme...?, respondió Jingaro.
-¡Qué puedo verte aún con los ojos cerrados, abuelo!

Los otros niños empezaron a reírse, pero el anciano con un gesto los detuvo.
-Escuchen mis hijos. Existen muchas maneras de conocer cosas sin verlas con los ojos o escucharlas en nuestros oídos. Estas habilidades son importantes. Pero valiosas... por ejemplo, el Alma... si ustedes se esfuerzan concentrándose correctamente pueden llegar a desarrollar un nuevo tipo de visión. Entonces ustedes estarán más allá de los límites de vuestros ojos y oídos.

Habían transcurrido varios días de aquella conversación, cuando Jingaro, sentado en su silla preferida reparaba una antigua arma; su pelo gris y cara surcada de arrugas reflejaban los años de dura labor, y aunque pasaba los 60, el viejo Samurai aún lucía el vigor y la energía de hombres mucho más jóvenes.. Los quietos pensamientos del anciano fueron de improviso interrumpidos por los gritos de su nuera y los relinchos de numerosos caballos que se acercaban.

-¡¡¿Qué está sucediendo?, preguntó secamente el anciano... ¡Qué pasa... pero qué es lo que ocurre?, inquiría una y otra vez. Luego, dirigiendo la vista al patio, sólo vio oscuridad.

De pronto su nuera, gimiendo y llorando, entró al cuarto y llena de angustia exclamó.
-¡Abuelo... abuelo! Por favor, cuide a los niños... Monjiro y sus bandidos han venido a robarnos, pero no sólo se llevaron el dinero, también han tomado prisioneros a Hana y han colgado a mi esposo y se aprestan a asesinarlo... Colgándose de las ropas del anciano, le suplicó ¡Debes tomar los niños y correr tratando de salvar sus vidas!

Jingaro comprendió que la huida no era el camino correcto, reacciono como había sido entrenado años atrás. Instintivamente tomó su arma que colgaba en la pared. Luego se dirigió al exterior. Aún en ese momento crucial, para el anciano fue un agrado tomar nuevamente su arma (Kama-Hoz), de cuyo extremo pendía una cadena (Kusarigama). Jingaro escuchó los lamentos de la familia de su hijo y la terrible risa de los bandidos. El cielo estaba oscuro y caminó rápidamente al centro del patio. De inmediato voces a su alrededor cesaron y todos dirigieron su atención hacia el anciano que erguido los observó lentamente uno a uno.
-¡¡¡Viejo -exclamó en forma burlona uno de los bandidos-. ¿Qué crees tú que puedes hacer con esa arma? Los ancianos no pueden combatir y ni siquiera puedes ver de noche... esa arma que traes necesita ser usada por un guerrero diestro, no por un anciano decrépito.

Jingaro, sin perder la calma, murmuró. "Tomen lo que desean y dejad mi familia en paz. Si Uds. rehúsan hacerlo tendré que matarlos". Dos de los hombres se acercaron ondeando sus espadas sobre la solitaria figura, pero cuando se encontraban a una distancia adecuada, Jingaro atacó con su Kusarigama y en forma simultánea golpeó a uno de ellos en el cuello con la cadena y al otro hirió mortalmente con la hoja afilada de su Kama (Hoz). Los dos hombres cayeron heridos de muerte y nuevamente la voz del jefe de los bandidos se escuchó: "Así que eres un verdadero guerrero. Lamentablemente para tí está demasiado oscuro y nos hubieras dado muchos problemas de haber contado con la claridad necesaria. Quedamos cuatro hombres, y todos tenemos excelente vista. Prepárate a morir anciano."

Jingaro no replicó y se preparó para el siguiente ataque, escuchando cuidadosamente los movimientos de sus enemigos. Rápidamente tres de ellos tomaron posiciones rodeándole, él respondió haciendo girar su cadena; en pocos segundos el extremo de la cadena se había convertido en un peligroso proyectil que giraba a una velocidad increíble. Jingaro haciendo un movimiento con su brazo hizo que la cadena alcanzara a su adversario más próximo, al cual destrozó la cara, luego saltando al costado, el veterano combatiente enrolló la cadena alrededor de la espada de uno de los bandidos y haciéndole perder el equilibrio lo atrajo hacia él, matándole con la afilada hoja de su Kama. Antes que pudiese retomar su Kusarigama, el tercer asesino asestó un terrible golpe con su espada en la espalda del anciano Jingaro, sintiendo que el frío acero invadía su cuerpo, recorrió a sus muchos años de Yoroikumi-Uchi y volviéndose rápidamente con un poderoso movimiento envolvente, con sus piernas derribó a su sorprendido adversario para después, con veloz movimiento de su corta espada, terminar la técnica abriendo el cuello a su enemigo. Jingaro cubierto de sangre y mortalmente herido, enfrentó al líder de los bandidos Monjiro, el cual expresó: "Has llegado al final del camino, anciano guerrero". Luego montando su caballo cargó contra el anciano, el cual lo esperaba con su ensangrentada Kusarigama. Monjiro a medida que se acercaba blandía furiosamente su espada, pero Jingaro presintiendo el ataque, saltaba en el último instante, evitando así los terrible golpes; el caballo volví una y otra vez, pero el anciano, el cual llegando casi al límite de sus fuerzas, dobló sus rodillas en el suelo esperando el último y decisivo ataque.

Al verlo arrodillado el bandido se acercó y levantando su espada se aprontó a descargar el último y mortal golpe. Jingaro decidido a salvar su familia y su honor de Samurai, reuniendo sus últimas energías se levantó lentamente del suelo mientras escuchaba el galope del caballo que se acercaba y en el momento apropiado evitó el ataque de la espada del bandido; luego con su cadena alcanzó el brazo del atacante derribándole del corcel y finalmente con un golpe con la empuñadura de madera de su arma eliminó al último de sus enemigos.

Jingaro permaneció parado por breves instantes saboreando su más importante triunfo en su larga y brillante carrera de guerrero. Su hijo, nuera y nietos que se habían liberado de sus ataduras, lo alcanzaron en el preciso instante que se desplomaba al suelo. Jingaro trató de ver el cielo pero solamente vio tinieblas; los nietos lloraban desconsoladamente, pero el anciano sonriendo, expresó: "Niños, por favor, recuerden lo que les he dicho, deben de tratar de ver más allá de sus ojos, cierren los ojos y escuchen mi corazón".

Entonces, Jingaro, ese anciano guerrero que había perdido la vista desde hacía más de 20 años, cerró sus ojos por última vez.

EL VIEJO SAMURAI.

Leyenda Japonesa

Había una vez en el antiguo Japón, un viejo samurai , ya retirado que se
dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus jóvenes alumnos. A pesar
de su avanzada edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a
cualquier adversario.


Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su
género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un
especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su
adversario hiciera el primer movimiento y después con una inteligencia
privilegiada para captar los errores del contrario atacaba con una velocidad
fulminante. Nunca había perdido un combate.

Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así
aumentar su fama de invencible. El viejo aceptó el reto y se vieron en la
plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a
insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le
ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados.
Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro
permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven
guerrero se retiró.

Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había
soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo
el riesgo de ser vencido.

-Si alguien te hace un regalo y tu no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese
regalo? -preguntó el samurai.

-A quién intentó entregarlo -respondió un discípulo.

-Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia -dijo
el maestro-, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los
cargaba consigo.

Moraleja

Tu paz interior depende exclusivamente de tí.
Las personas no pueden quitarte la calma, a menos que sólo tú lo permitas.

lunes, 12 de marzo de 2012

La valentía

"En Japón hace setecientos u ochocientos años intentaron crear un tipo de persona diferente:lo denominaron samurai. Era un monje pero también un guerrero. Es muy extraño, ¿qué relación hay entre un monje y un guerrero? Los templos de Japón son muy extraños. En esos templos enseñan meditación pero también enseñan jujitsu y judo, así como como las artes de lucha, esgrima y tiro con arco. Si fuéramos allí y lo vieramos, ¡ Nos asombraríamos! ¿Qué necesidad hay de usar una espada en un templo de meditación? ¿ Y qué tiene que ver la enseñanza del judo, el jujitsu y la lucha con la meditación? Delante de los templos de meditación hay símbolos de espadas. Es un caso muy extraño.
Pero había un motivo: en Japón los meditadores se fueron dando cuenta de que si en la vida de un buscador no hay ninguna posibilidad de desarrollar la valentía y la fuerza, ese buscador sólo desarrollará la mente; sus centros más profundos no se desarrollarán. Sólo puede convertirse en un erudito, pero nunca se convertirá en un santo. Podrá convertirse en una persona supuestamente culta. Podrá conocer el Guita, el Corán, la Biblia y los Upanishads, podrá aprenderlos de memoria como un loro-esto es posible-, pero no tendrá experencia de la vida. Así que el meditador aprendió a usar la espada, el arco y la flecha."

Extraido del libro: "Libro del Hara" de Osho.

La via del Aiki en un caso real: un policía.

" Hay dos teorías sobre la delincuencia y sobre como abordarla. Los tipos que luchan contra la delincuencia dice: tienenes que pensar como un delincuente. Y algunos policias lo aprenden tan bien que ellos mismos adquieren una especie de mentalidad delincuente.
Yo trabajo de manera bastante diferente. Soy un policia pacífico. A mi me parece que el ser humano es esencialmente puro e inocente y que su naturaleza es buena....
Es interesante ver como funciona esto.
Arresté a un hombre que estaba muy enfadado, que reaccionó contra mí con gran hostilidad. Cuando tuve que llevarlo hasta un coche celular, me escupió en la cara -que ya está bien- e intentó arme con una silla. Le pusimos las esposas y lo metimos en la furgoneta. Bueno, por el camino, sólo intenté apartar estos hechos de mi mente, y de nuevo afirmé para mí:ste tipo y yo somos hermanos en el amor. Cuando llegué a la comisaría, de forma espontánea me salió decirle: mira, si he hecho algo que te ha ofendido, te pido disculpas. El conductor del coche celular me miró como si estuviera toalmente chalado.
Al dia siguiente tenía que llevarlo desde el calabozo donde habia pasado la noche hasta el juzgado. Cuando fui a rrecogerlo, pensé: Bueno, si confias en tu punto de vista, no lo vas a esposar. Y no lo hice. Llegamos hasta la mitad del pasillo, un lugar donde habría podido ataarme si hubiera querido. Y de repente se detuvo. Yo también me paré. Entonces dijo: oye, he pensado en lo que dijiste ayer, y quiero disculparme. Sentí la profunda gatitud.

En su expediente de antecedentes se reflejaba que había pasado bastante tiempo en un par de cárceles de las peores y había tenido problemas con algunos guardias violentos. Yo simbolizaba algo. Y ahora era al revés, una especie de curación, supongo.


Extraído del libro" ¿Cómo puedo ayudar?", de Ram Dass y Paul Gorman.
(es la historia real deun agente de policía ).

lunes, 5 de marzo de 2012

y ahora Almería!!!

Magnífico seminario de Matti sensei en Sevilla


Gracias a todos los que hicisteis posible un ambiente tan bueno de trabajo y estudio. Una practica enfocada desde la escucha constante del ki del compañero, "ayudando" al compañero a culminar la acción, no obligándole.
Flexible, sin fuerza, y con un magnífico y sutil control del centro.
Gracias Matti sensei
Gracias Alex por hacerlo posible.

Luis