viernes, 29 de mayo de 2015

martes, 26 de mayo de 2015

Crónica y breve video de mi último seminario,Güejar 2015

Me gustaría compartir como he vivido la experiencias de este fin de semana sobre el tatami. Me resulta difícil encontrar las palabras que describan la intensidad de sensaciones vividas, como suele ser cuando se le quiere poner nombre a algo, que se siente tan intensamente que puede incluso cambiar la propia percepción de las cosas, pero que no acaba de comprender. 
Para mí este fin de semana ha estado lleno de eso, sensaciones compartidas con mis compañeros y guiadas por nuestro Sensei que han reorientado el foco de la práctica tal y como lo sentía cuando puse los pies en Granada.

Quizás los conceptos en torno a los que se ha articulado la práctica hayan resultado familiares a los practicantes veteranos: Calmar la propia mente y abrirse a la escucha; Sentir el Ki de Uke y nunca enfrentarlo directamente, sino en una infinidad de ángulos posibles;  Usar la posición de las caderas para orientar el Ki y el movimiento, y situarnos en una posición adecuada;  Iniciar cada encuentro desde un estado de presencia absoluta en el que estemos abiertos a percibir las opciones que se abren en cada contacto, en cada movimiento, prolongando el desequilibrio de Uke a través de "decisiones suaves" hasta el punto de no retorno. 

Pero concluir con que durante este seminario el Sensei nos ha guiado a través de todos estos conceptos sería una reflexión superficial, pues lo experimentado estos dos días de practica va más allá de una serie de movimientos y herramientas marciales, han significado una forma de sentir, de actuar, de ser. El tatami estaba cargado de una profunda entrega, por parte de todos los asistentes, al estudio de la relación con cada compañero, la raíz de donde surge todo lo mencionado anteriormente. Del encuentro, el timing, el contacto, el cambio, la pausa....Y es esa entrega absoluta a esta relación y este estudio la que ha dejado la experiencia impregnada de esa esencia marcial que se puede sentir, y que yo no acierto a describir, pero que todos intuimos es el BUDO.

Candela Torres 2 dan Aikikai
https://youtu.be/r2xecCjDwB8

miércoles, 13 de mayo de 2015

Determinación y decisiones “suaves”


 
 
En la práctica del Aikido, y más todavía en la práctica de lo que algunos definen como práctica marcial suave, creo que es importantísimo la determinación y el tomar decisiones suaves. De nuevo cuando escribo sobre esto no puedo dejar de darme cuenta de que el Aikido es un fragmento de Vida en el que podemos experimentar la totalidad de la misma.

Cuando realizamos un movimiento ante un ataque, este movimiento debe estar lleno de una gran determinación. Siempre digo en clase que todos los movimientos deben ser completos, y nunca dejarlos a medias. De esta forma cada movimiento cumplirá su misión, que en muchos casos será definitiva, y en otros muchos será el primer paso de una serie movimiento que llevarán a la resolución del conflicto.

Por supuesto, si bien el primer movimiento, de protección normalmente, será o deberá ser instintivo, el siguiente paso será producto de una decisión mental. Con la información que uke nos está aportando a partir del primer contacto, tomamos la decisión del siguiente movimiento, que procederá de nuestro bagaje experiencial diario.

Por supuesto esta decisión debe estar enriquecida de determinación, pero esta determinación debe tener un corazón flexible, el corazón flexible de una “decisión suave”, porque si el escenario que la relación con uke hace aparecer no cambia, posiblemente esta decisión sea la definitiva, pero¿ y si la actitud viva de uke hace que el escenario cambie?.

Muchas veces en mi trayectoria por las artes marciales he protagonizado, vivido y sufrido decisiones llenas de rigidez. Una vez decidido algo, es como si un aura de inmovilidad cubriera la decisión, incluso con componentes morales aprendidos, donde lo que decido debe llegar hasta el final porque lo correcto es no cambiar de decisión, y sinceramente, así creo que nos va en el mundo.

Este tipo de decisión rígida, dura,  inamovible, acaba derivando en sufrimiento, incomodidad tanto para uno como para otro. Es cuando aparece el choque, la oposición, el dolor…

Sinceramente creo que esto es un error, creo que es contrario a la naturaleza cambiante y móvil de la Vida.

Ante la información primera de uke elijo ikkyo por ejemplo, pero en ese proceso, y si uke está vivo, pueden producirse cambios que hagan que esa decisión  quede obsoleta. ¿Quiere decir que no fue una buena decisión?, ¡claro que no!, fue seguramente la correcta, pero esa decisión ya cumplió su misión, y ahora, y gracias a la acción determinante de esa decisión, se abre un marco nuevo, donde habrá que adaptarse, tomando entonces una nueva decisión suave, con el fin siempre de recuperar nuestro "sitio", que se ha visto alterado por una situación de conflicto.

El Budo está lleno de ideas que parecen contradictorias, ¡y mi experiencia es que los senseis son muchas veces también profundamente contradictorios!, o por lo menos eso aparece a un primer vistazo. Pero si profundizamos un poco y reflexionamos, comprenderemos rápidamente que no hay nada contradictorio en asumir la naturaleza cambiante de todo. Flujo, adaptación,cambio,flexibilidad, son la esencia de la Vida, y por tanto el elemento indispensable para ser feliz ante la corriente vital de la que formamos parte, y si eso es ser contradictorio, quiero convertirme en alguien profundamente contradictorio.

 

Luis Mochón

 

 

lunes, 11 de mayo de 2015

Compasión,aceptación.....Aikido desde el corazón.


Cuando la vida te regala momentos difíciles, se ponen de manifiesto tus carencias, y tus logros también, en forma de herramientas para superarlo.

Es en esos momentos de “conflicto”, cuando puedes llegar a comprender, que la misma vida que te "golpea" en ese momento, lleva años susurrándote que lo hará, y también lleva años dándote la oportunidad de desarrollar las habilidades y virtudes necesarias para evitar y/o superar lo que vendrá.

Pero normalmente estamos demasiado ocupados en ver la vida como un enemigo, un reto, o incluso una batalla, como para tener la capacidad suficiente de aceptar, que no hay más que Vida, y que como parte de ésta, no tenemos más que aceptar la vida que nos atraviesa, envuelve, contiene, estando en un estado de atención suficiente, para aceptar Ser aquello, que la Vida decidió Ser en nosotros.

Sin resistencias, sin rigideces ni bloqueos, cogiendo cada donación, cada enseñanza, e invirtiéndola en Ser nuestra parte de esa Vida, de la forma más fluida posible, o el sufrimiento acompañará cada intento de resistencia.

La práctica del Aikido es sin lugar a dudas una de esas donaciones de la vida, y en concreto, de mi parte de colaboración con Ésta. Me está enseñando muchas herramientas para afrontar los “regalos”, “giros” y “lecciones” que la Vida me está trayendo .

Pero lo principal de una enseñanza, lo principal de un regalo, es aceptarlos. Y para aceptar hay que no resistir, y para no resistir hay que aceptar…

 Aceptar que lo que nos trae, que lo que nos da, es justamente y exactamente, lo que necesitamos para ese momento concreto, surgiendo un sentir compasivo hacia nosotros mismos.

En la práctica del Aikido podemos sentir , experimentar, en definitiva, vivir ésto.

Ya sea mi papel en la práctica uno u otro(tori ,uke), debo entrar en un estado de atención y aceptación de que lo que está ocurriendo,  lo que estoy recibiendo, sea lo que sea, será exactamente lo que necesito en ese momento concreto.

El Aikido me va a regalar un lenguaje donde podré experimentar, a través de elementos propios de la vida como son el movimiento, la intención, la flexibilidad, la conexión…el estado de atención mental y físico necesario para “Aceptar” y continuar “viviendo” desde esa aceptación. Al aceptar desde una atención plena y calmada, la corriente de la vida se irá manifestando con más claridad, no teniendo más que acompañarla, fluyendo en ella, percibiendo de forma clara los procesos de su funcionamiento, y sintiendo cual es nuestro papel en esos procesos.

Es por esto que pienso, que sentir cuál es nuestro papel en los procesos de la vida, y centrándome en la práctica, cuál es nuestro papel en el proceso de disolución del conflicto, es lo más importante en la práctica del Aiki.

Para sentir que "engranaje" somos en el proceso, cual es nuestra misión en cada instante de vida, en cada instante de la aiki-relación, debemos desarrollar un estado de atención plena, de disponibilidad plena, que nos permita aceptar lo que cada instante nos está ofreciendo, dando y enseñando.

Si aceptamos ésto, el siguiente paso sería, desde nuestra experiencia, rastrear, que elementos son necesarios en mí, para estar en éste estado de disponibilidad y plenitud.

Todos tenemos suficientes experiencias en la vida para entender que cuando estamos serenos, calmados, enfocados, abiertos…cuando amamos , nos sentimos amados, cuando somos compasivos y miramos sin rigidez, cuando sonreímos…como decía,  cuando estamos en esos estados, es cuando más preparados o dispuestos estamos al cambio, al conflicto, a la dificultad a los giros inesperados de la vida.

Por supuesto nos veremos desequilibrados, alterados momentáneamente, pero nuestra apertura y atención nos hará flexibles para aceptar y adaptarnos.

El estar en estos estados, que los llamaré “desde el  corazón”, necesitan de un gran valor. Cuando ese valor no es suficiente nos volvemos rígidos, cerrados, serios, desconfiados, resistentes, peleantes, insensibles…guerreros de “acero” en lugar de guerreros de fuego, del fuego del corazón.

Para conectar con el corazón, creo que es importante cuidar de nuestros pensamientos. No es lo que está ocurriendo el problema, es lo que pensamos en torno a lo que está pasando el problema. Si no atendemos a la calidad de nuestros pensamientos, aflorarán pensamientos negativos, y más en situaciones de conflicto, que generarán  emociones “oscuras” que nos afectarán profundamente,  y en última instancia condicionarán nuestras reacciones, además de retroalimentar nuevos pensamientos negativos, que nos alejarán más y más del corazón.

Una vez mi Aiki-hermano Ariga sensei, transmitió ésto en un seminario. Dijo que cuando sintiéramos rigidez en uke, resistencia, que simplemente sonriéramos, y veríamos como parte de esa resistencia o rigidez se diluía instantáneamente.

Creo que esta lección que la Vida me regaló a través de Ariga sensei, no la he tomado suficientemente en serio.

Os invito a que llevéis a la práctica ésta actitud. Por supuesto id mas allá de una sonrisa física, hay que sonreír con el corazón, y esa sonrisa aparecerá en la boca, en los ojos, en la piel, o en todos al mismo tiempo, y yo personalmente la siento como compasión.

 

He reflexionado, y sigo reflexionando mucho acerca del Aikido, pero sobre todo , del Aikido inscrito en el Budo japonés y en la tradición marcial japonesa. He reflexionado sobre el samurai y la imagen del guerrero en general. Y siento, que el Valor es el atributo fundamental del ideal del guerrero.

Y de corazón siento que no hay mayor Valor que aquel que mira con compasión y aceptación la Vida, y sobre todo cuando ésta se manifiesta a través de la dificultad o el conflicto.

 

Luis Mochón

lunes, 4 de mayo de 2015

Sogyal Rimpoche: mente y felicidad

https://youtu.be/_g-4rDl_Xwk

Throw it away....

"In my keiko,I often say, 'throw it away!'.
Throw away what? The self.
Throw away that arm that you are using poorly.It's just for an instant.Because you have a 'small self' there,you are not able to move. If you can completely throw that self away,the next movement naturally arises.If you can't move that place that you are being held,throw it away, abandon it and move from where you can move".

Seishiro Endo