sábado, 23 de junio de 2018

Activos sociales de una cultura de paz

Una mente ocupada es una mente incapaz de ver la realidad tal cual es o de vivir la vida tal y como se presenta. 
Una mente ocupada siempre está queriendo hacer, necesitando hacer. El no parar de hacer cosas además viene avalado por toda una cultura "ocupada". 
La responsabilidad de hacer, es algo que nadie se atrevería a cuestionar como un valor fundamental en una persona equilibrada y responsable. 
Sin embargo, en este mundo de mentes ocupadas, de personas sin tiempo, de quehaceres inacabables, el sufrimiento es cada vez mayor. 
La sociedad es cada vez más egoísta, materialista, vanidosa, superficial, inmadura, estresada, en definitiva una sociedad que desconoce cada vez más que es la felicidad y por tanto un auténtico sentimiento de paz(para mí ambos conceptos son inseparables). El resultado es una cultura del conflicto, fuertemente asentada en nuestra sociedad, y cuyo origen se encuentra en el estado de nuestra mente.
El mirar constantemente a los demás, juzgarlos y condenarlos, opinar de todo y de todos, realizar afirmaciones rígidas y rotundas queriendo tener siempre razón, pero sobre todo hacer, no parar de hacer, desde una mente extenuada y llena de ruido, todo ésto, son características, de un ser humano de mente ocupada, centrada más en lo externo, en lo superficial y cambiante, abandonando cualquier intento de mirar hacia dentro, hacia la "profundidad del océano" de nuestra mente, donde reside el auténtico manantial del que fluye la  verdadera paz. 
El aikido no está exento de este problema, sino al contrario,ya que al ser un trocito de cultura humana y al mismo tiempo un producto social intensificado, debido a la manera en que se organiza su transmisión y práctica, todos estos comportamientos se potencian y agudizan, pese a ir de esta manera, en clara oposición a los principios sobre los que este Do, esta camino, se sustenta. 
Creo sinceramente que como creía O sensei, el aikido puede ser una gran cura para todos estos problemas de nuestra mente y por tanto de nuestra  sociedad.
Pero para que el aikido tuviera esta función, debería de no ser visto por los propios aikidokas, como algo separado de nuestro día a día, de la cotidianidad, de la vida y por supuesto y finalmente de la realidad social. 
El intentar desarrollar dentro de nosotros y el poder expresar, las ideas que O sensei transmitía, en cada una de nuestras prácticas, y no simplemente intentar concentrarnos en la correcta ejecución de una serie de movimientos técnicos practicados varias veces en semana, generaría el cambio.
Al intentar transmitir con nuestros movimientos, nuestro contacto, nuestras pausas y acciones, todos los conceptos que el aikido propone, generaría a la fuerza la necesidad de trabajar, no sólo nuestro cuerpo sino también nuestra mente, en la dirección del silencio, de la quietud, de la disponibilidad, del no apego y por consiguiente de un verdadera paz.
Al asumir los principios del aiki como propios, generaríamos una transformación interior, una reconstrucción de la mente y por supuesto del cuerpo, que daría lugar a un nuevo "hombre", sobre el que se levantaría una nueva sociedad, basada en una cultura de la paz sustentada por los principios Aiki.
Con esta transformación, al salir por la puerta del Dojo, al quitarnos el kimono, no dejaríamos de ser aikidokas hasta la próxima vez, sino que el aikido sería un auténtico Do, nos acompañaría en cada momento, aflorando en nuestras palabras, en nuestro andar, al comer, al beber, al escribir, al mirar, al relacionarnos.... nuestro entorno social, empezaría a sufrir grandes transformaciones, a partir de las nuestras propias, basadas en los principios que O sensei transmitió .
Este aikidoka se convertiría en un activo social de una cultura de paz. Cultura de paz que se fortalecería y transmitiría día a día a través de lo cotidiano, pero que tendría como fuente principal  el Dojo.
El Dojo actuaría entonces como una "casa de la cultura de la paz", siendo así un foco de transformación social, mediante el estudio y transmisión de los principios del Aiki.
La propuesta es clara, siguiendo palabras de O sensei, dejar de hacer aikido para pasar a ser aikido.("Todo lo que hago es aikido" O sensei). Creo sinceramente, que esta es la dirección que  marca nuestro Do. 
¿Dejaremos que los principios del aiki nos invadan para que se produzca en nosotros y en la sociedad la purificación de la que nos hablaba O sensei?.

Luis Mochón


"Debemos cultivar el Ki y llevar a cabo la reconstrucción del espíritu, del alma. 
El aiki construye dentro de nuestros cuerpos el orden del universo. Absorbed completamente el orden universal dentro de vosotros mismos, después integraos con él. Y entonces conectad con las mentes de todo el mundo. Conectad amigablemente, mediante la unificación con la armonía. Ni que decir tiene que no debemos tener guerra en el futuro desde ahora en adelante. No más luchas y conflictos. Haced todo con conexión"

"Aiki es el poder para coincidir y armonizar de forma infinita. Puliros incesantemente a vosotros mismos, gente del camino".

"Cread la paz en la humanidad a gran escala. Armonizar exhaustivamente."

"Los seres humanos debemos construir un mundo auténticamente alegre en esta tierra. Es decir, debemos hacer nuestras naciones pacíficas y sin conflicto. Por esta razón hacemos aikido".

Morihei Ueshiba.

lunes, 18 de junio de 2018

"Abre tu mano y se llenará...." (Dogen)


"Idealmente en el Keiko de kata, a través de la repetición, absorbemos dentro de nuestros cuerpos el uso correcto del cuerpo y llegamos a conocer el estado de nuestra propia mente. A través de la repetición y del conocimiento de cómo usar el cuerpo correctamente, aprendemos como debería estar nuestra mente. A pesar de ésto, todos empezamos con un 'pequeño yo' y nos sentimos atrapados en cuerpo y mente por objetivos de corto alcance.
En mi caso, no pude inmediatamente 'abrir la mano'. Incluso así, noté que agarrar con toda mi fuerza implicaba que mi brazo se pusiera rígido y fijo a donde estaba cogiendo a mi compañero, y mi sensación se quedaba atrapada allí. Por otro lado, si cogía con suavidad, mi mano y mi brazo estaban suaves, tanto mi cuerpo como mi mente no se quedaban atrapados y sentía que podía usar todo libremente.
Ahora casi nunca agarro ninguna parte del compañero con fuerza. Intento sentir el poder y el ki que vienen del compañero y me adapto a ellos con el fin de crear varios movimientos".
Endo Seishiro

miércoles, 13 de junio de 2018

Jiju waza

"Jiju waza se traduce como técnica libre. A mí me gusta enfatizar la idea de libre. Creo que debemos invertir la mayor parte de nuestra energía y tiempo en sentirnos libres, y una vez sintiéndonos así, realizar la técnica que queramos.
Ésta es mi visión de jiju waza, y no la idea de hacer un catálogo de técnicas, cada vez más elaboradas. En el estado de libertad,  la sencillez técnica es lo que habitualmente aflora. Porque cantidad y complejidad son relacionados con la libertad, en mentes ocupadas, según mi opinión,  mientras que  la sencillez y la naturalidad suelen ser los atributos  de los seres libres"
Luis Mochón (clase de ayer)

miércoles, 6 de junio de 2018

No-hacer

El Budo y el Aikido como parte de él , están impregnados de las filosofías o movimientos de pensamiento que influyen y vertebran la cultura japonesa. Me refiero al taoísmo, confucionísmo, shintoísmo, budísmo y por supuesto al pensamiento zen.
Es por ello que hay un concepto que constantemente aflora en la práctica del aikido, y que mi maestro Endo sensei utiliza bastante, y que ya O sensei mencionaba, que es la idea del no-hacer.
Éste concepto se puede vincular, a otros importantes, como la idea de la no-mente (Mushin) o la mente inamovible (fudoshin) entre otros.
O sensei hablaba de que el aikido no tiene kata y hablaba del no-hacer y que el no-hacer no significaba no hacer nada.
Creo que detrás de estos conceptos hay mucha miga, muy importante para nuestra práctica diaria en el dojo y sobre todo para la práctica fuera del mismo, la práctica de la vida. Porque no debemos olvidar que prácticamos un Do, y eso de forma muy resumida, quiere decir, que el tatami de nuestra práctica es la vida y nuestro techo no es otro que el mismo cielo.
Pero cómo no-hacer haciendo, o como hacer no-haciendo.
Mi percepción de este koan del aikido (Yamaguchi sensei expresaba que el aikido era como un koan zen con el cuerpo) me lleva a cosiderar , basándome en explicaciones de Endo sensei, que el no-hacer va muy vinculado a no perderme a mí mismo en el proceso de hacer.
Sobre lo único que tenemos la posibilidad de ejercer control es sobre nosotros mismos. En el momento que intentamos ejercer cierto control sobre otras personas, cosas o situaciones, caemos en una trampa de sufrimiento que nos hace naufragar casi siempre, y nos lleva a perder rápidamente el centro o a perderlo de forma constante durante años, manteniendonos así en un estado de desequilibrio y sufrimiento permanente, que nuestra mente, como mecanismo de defensa, normaliza y justifica.
En la relación que generamos en el tatami entre tori y uke, uke siempre lleva la energía hacia tori. Su ataque y presencia constante hacia tori generan en éste la necesidad de cambiar lo necesario ( ma ai, sabaki, ki musubi, kuzushi...waza), para conservar o recuperar su integridad, lo cual incluye a uke, ya que éste se vincula a tori a través de la intención de ataque y de la actitud de no enfrentamiento de tori, que acaba generando una especie de fusión entre ambos.
Pero cómo conseguir ésto, respetando la idea de no-hacer. Como decía con anterioridad, lo único que puedo controlar es a mí, mi mente y mi cuerpo.Pero es a través de la intervención activa y consciente sobre mí ,como se transformará todo mi entorno, siendo, pasivamente-activo, un cocreador de la realidad.
En el aiki-encuentro es la energía de uke la que me busca, si bien mi conexión con uke comienza antes del contacto( en el momento en que lo encaro), no salgo de mí para hacer nada sobre él, sino que mantengo una actitud de no-hacer y de disponibilidad total ante la iniciativa de movimiento de uke. Si somos capaces de mantener una actitud de no-hacer, con una mente en calma y un cuerpo disponible (relajado y activo), cuando el ki de uke venga a mí de manera constante, sólo tendré que ejercer control sobre mi mente y mi cuerpo, creando lo necesario con mis movimientos,para que la situación de equilibrio con uke (el punto de partida cero) se recupere. Estás decisiones que tomamos sobre nostros mismos, generarán cambios en un uke atado (musubi) a tori, a través de su intención de entrada constante y de las necesidades que nuestro contato suave (no resistente) y movimientos naturales, irán generando en él.
De está manera, el no-hacer de tori, se convierte en un hacer, basado en "ser". Dicho de otra manera, en el proceso de mantener un "ser" natural, calmado, fluido, vivo, combinado con la intención de uke hacia tori, se crea el waza, que aflora como producto de ese encuentro, y que dará como resultado la vuelta al punto cero del comienzo.
En una cultura y sobre todo en una época donde no paramos de hacer, donde estar ocupado constantemente se considera un valor positivo, ésto que estoy expresando y que ya O sensei proponía , es muy difícil de aceptar. Cuando miro en lineas generales mucho del aikido que se práctica, veo un aikido muy "ocupado", complejo, forzado y forzando. También veo a veces ukes que prefieren no ir hacia tori, considerando que es en tori donde reside la responsabilidad de hacer, y sinceramente no creo que haya nada en los primeros tiempos del aikido que justifique este comportamiento. Es sencillo observarlo, simplemente viendo la actitud de los ukes de O sensei, Kishomaru Ueshiba sensei o de Yamaguchi sensei por poner tres ejemplos, pero que podríamos completar estos ejemplos, con muchos shihan de antes y de ahora. Los ukes de O sensei, siempre iban hacía él en una energía poderosa y constante de entrada.
Cuando uke no quiere ir, la filosofía del no-hacer nos llevaría a retirarnos, o quizás utilizar algo de nuestro kimochi para recuperar la intención de uke, pero de forma energéticamente sostenible, porque si la energía que utilizamos para recuperar la intención de uke es demasiada, habremos salido de nuestro sitio, nos habremos perdido a nosotros mismos, convirtiéndonos en un uke que va hacia tori, lo que debería provocar un inmediato cambio en el sistema.
A veces me han preguntado, qué ocurre si uke resiste. Si nos paramos un poco a reflexionar sobre lo escrito, observaremos que la resistencia de uke es el fracaso de la idea de no-hacer, ya que sólo resiste el que se ve forzado, y sinceramente creo que el aiki no debe forzar. Si uke no viene, es que la intención hacia mí murió y con ella la posibilidad de tomar mi centro y mi equilibrio, de manera que  el punto de partida cero habría vuelto, mi integridad estaría intacta, y no tendríamos más que parar y alejarnos a una distancia más segura .
Sé que esta visión del aikido, y sobre todo del aikido que propone hoy día mi sensei Endo Seishiro, puede generar un montón de resistencia interior a una mente educada en acumular, en estar siempre haciendo, ocupada y controlando.Cuando nos quitan la función de hacer, cuando nos proponen dejar de estar ocupados, aparecen un montón de resistencias, perfectamente justificadas por la mente, ya que dedicarnos a desarrollar el Ser en lugar de hacer, genera grandes tensiones internas y supone un camino incómodo de transitar en principio, pero también una puerta hacia la naturalidad, y la naturalidad es la que nos permite vivir armonizados con todo.
Necesitamos como sociedad éste valor que el aikido nos presenta. Muchas otras disciplinas que vibran con esta idea están en plena expansión ahora mismo en occidente(meditación, mindfulnes, yoga, reiki, zazen...) porque la conciencia de que algo no funciona está cada vez más extendida. 
Utilicemos el Aikido con la finalidad que O sensei le dio, y que no es otra que transformar el mundo, refinando nuestro espíritu mediante el cuerpo y la relación marcial, para construir así un cielo en la tierra.

Luis Mochón.
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