domingo, 30 de junio de 2019

La ceremonia sagrada del ahora en el templo del Dojo.


Hay que respetar más al instante. Y cuando este instante se vive compartido y dentro de nuestra tradición marcial, quizás todavía más.
Debemos ponernos nuestras "mejores galas" , físicas y mentales, para asistir a esta "sagrada" y al mismo tiempo, cotidiana "ceremonia" , que es el encuentro con uno mismo y con  el otro en el Dojo.
Es por esto, que siento que primero debemos ir descubriendo cuáles son nuestras "mejores galas" , cual es nuestra mejor versión en cada instante, para poder utilizarla en la ceremonia del aiki, en el "templo del Dojo" . Cual es la mejor versión de mi cuerpo, mis movimientos, mis pensamientos, mi conciencia.
Brindar al instante, de mi mejor yo, es parte de la gratitud que le debemos a la vida, pero también a O sensei y a su descubrimiento y legado, el aikido.
El estudio diario, debe fortalecer, sanar, flexibilizar, ordenar, nuestro cuerpo. Al mismo tiempo, debe aquietar, enfocar, despertar nuestra mente, para que ambos, cuerpo y mente, sean lo más luminosos  libres y estables posibles. Durante el estudio debemos tener el sentimiento de ese escultor, que cuando ve la piedra a tallar, lo que ve, es la imagen que habita en su interior, y a lo que se dedica es a extraer todo aquello que sobra. 
Cuando de la práctica basada en el  estudio, pasamos a una práctica más libre, debemos ponernos nuestros mejores "ropajes", ya que estamos entrando a formar parte, como protagonistas, de una "ceremonia sagrada", antigua, protegida, en un "lugar sagrado" ....
Pero aún siendo así al principio, cuando llevamos tiempo, la práctica de estudio no debería diferenciarse de la práctica libre. Desde el momento que entramos en el Dojo, nos sabemos participantes de una "ceremonia antigua, importante ", digna de la mayor de nuestras atenciones. El tiempo dedicado al  estudio es ya parte de la ceremonia, y eso es visible al mirar a los practicantes más antiguos que lo han comprendido. El silencio, la concentración, la actitud de presencia y respeto, la honestidad.. . 
Los más principiantes, todavía necesitan educar su mente y su cuerpo, aprender los "ritos", gestos y "mantras", interiorizar sus significados, para poder ser verdaderos protagonistas de la ceremonia del instante aiki. 
Pero con los años, la calidad de nuestro tiempo mejora, o mejor, nuestra calidad mejora en el tiempo. Cada segundo dentro del Dojo es ya parte de un "ritual sagrado" . El atravesar la puerta del Dojo, es como pasar a través de un Tori, que  muestra la entrada al mundo de lo sagrado, sabiendo que a partir de ese momento la actitud hacia nosotros y el entorno debe ser más reverencial y atenta. 
Pero esta forma de sentir, ser y actuar, aún siendo un gran paso, todavía no es suficiente... Es cuando este ritual sagrado, acaba saliendo del Dojo, cuando nos acompaña en cada gesto, cada instante de nuestro día a día, es entonces, cuando empezamos a transitar el Do(Tao) , y pasamos de hacer Aikido a convertirnos en Aikido, empezamos a respirar aiki por donde vamos, y ésta, sin duda es la mayor expresión de respeto por O sensei, por nuestros senseis, pero sobre todo y más importante por la vida que nos atraviesa y envuelve.
El aikido sentido como un proceso de purificación y al mismo tiempo como una celebración del instante. 
El aikido como un aprendizaje y al mismo tiempo como una ceremonia de exaltación del ahora, donde toda diversidad, incluso antagónica, se ve asimilada en una acción armonizada, imagen del Uno. 
Es aquí cuando el "templo" donde ocurre la ceremonia, cuando el Dojo, empieza a echar sus cimientos dentro de nosotros, cuando el Dojo está en nuestro interior, todo, absolutamente todo, es una ceremonia sagrada, de gratitud, enriquecimiento y contemplación que da como fruto la paz.
Lo mejor de nosotros, nuestra mejor versión, empezará a relacionarse con el mundo, en el día a día, y eso generará cambios, propios y externos, tan necesarios y deseados por tantos seres despiertos, entre ellos Ueshiba Morihei.
La paz definirá nuestro estado interior, y acabará transformando el espacio exterior que nos rodea y a quien lo habita, generando un medio ambiente sencillo, agradable y útil, de sentimientos de fraternidad, familia, hermandad, compañerismo, camaradería, unidad, evolución... 
Si estás en los primeros pasos dentro del Aikido, utiliza el estudio en clase para aprender las formas, gestos y palabras, pero también para a través de ellos purificarte, limpiar lo que sobra, para que lo mejor de tí, lo que está más allá de tus patrones mentales, y hábitos físicos, se exprese. Aprende sin cuestionarte los movimientos y enseñanzas, los procesos que intervienen en cada acción , porque estás formándote para participar en una ceremonia de vida, donde tú eres el protagonista y necesitas estar preparado para poder vivirla plenamente. 
Antiguos practicantes... ¿tenéis conciencia ya del "rito" , de su significado, de vuestro protagonismo en el mismo?. ¿Habéis empezado o culminado las obras de vuestro dojo interior?... ¿Las habéis empezado?... ¿Ha empezado todo, y digo todo a convertirse en la celebración de un momento aiki tras otro, donde sois los oficiantes, lo oficiado... y lo venerado no es otro Dios que el aquí y ahora? . ¿Han desaparecido ya los límites de vuestro tatami? ¿No lleváis todavía vuestros Gi y hakama siempre puestos, de manera que sólo seáis uno y no diferentes personajes según cada situación ?...
L.

lunes, 3 de junio de 2019

Conocimiento y madurez

Hay momentos  que a través del estudio y la búsqueda, es posible entrever y comprender hasta cierto punto lo que podríamos llamar nuestra "verdadera naturaleza" , o por lo menos discernir, que lo que hasta ahora considerábamos nuestra realidad, nuestra personalidad, no es más que un reflejo desteñido de lo que realmente somos en esencia.

"Yo soy el universo."
"... Y mi universo es grande y el vuestro pequeño."
O sensei, Ueshiba Morihei

Por supuesto no hablo de un despertar. Éste, según mi punto de vista, no está sometido a reflexión o proceso, éste llega sin más, me atrevería a decir por sorpresa,  y es posible que te coja en una búsqueda, reflexión, estudio o sin hacer nada de nada...
Esta comprensión profunda sobre uno, puede producirse en compañía de un momento personal de cierta madurez o inmadurez. Cuando está comprensión tiene un fuerte componente de acción, experimental y no sólo intelectual, podremos asistir a una persona más madura y equilibrada.
Pero cuando este conocimiento es alcanzado solamente a través de la reflexión y el conocimiento intelectual principalmente, esto provocará un cierto grado de inmadurez. Desde aquí, el reconocer lo limitada que era la comprensión sobre nosotros mismos, y abrirnos a una dimensión del conocimiento propio, más amplia, donde nos descubrimos más "universales" e ilimitados, nos hace entrar en una fase de comportamiento egoísta. Lo queremos y merecemos todo, sobre todo, aquello que no tenemos o no hemos tenido nunca. Tendemos a querer romper con lo cotidiano o habitual, en busca de lo diferente y especial, que creo que merezco, no parándonos por un momento a pensar que, es lo que considero cotidiano, lo que me acompañó e impulsó al lugar de comprensión donde me encuentro ahora.
Es muy importante por tanto, que la conquista del conocimiento vaya acompañada de experiencias y más experiencias, y además, que nos abramos a que éstas, nos vayan transformando, dejando posos experienciales que nos vayan dando madurez y coherencia.
Cuando se ha alcanzado cierto grado de madurez y equilibrio, el darse cierta cuenta de nuestra naturaleza esencial, desembocará en una actitud de gratitud por lo que se tiene y se es, en aceptación, generosidad y en un sentimiento de interdependencia. De manera que no hay grandes cambios o rupturas. El gran cambio fue empezar el camino de la búsqueda, descubrirlo, dedicarse a seguir ese camino de forma constante y con voluntad.
Como decía, ahora no hay grandes cambios externos, lo que cambia es la forma de mirar, de "andar", lo cotidiano se intensifica, brilla, se diviniza de alguna manera.

Todo esto es observable en el Dojo. Los altos grados han alcanzado un grado de conocimiento importante, se saben menos limitados, más capaces. Pero como vengo exponiendo, esto no implica que se encuentren en un estadio de madurez. Cuando éste no es el caso, el alto grado se vuelve exigente con lo que debe ocurrir en el encuentro con el compañero, empieza a habitar en el "merezco". Esta exigencia se traslada en la mayor parte de los casos al otro (normalmente al aite), que se considera, no está a la altura de lo que uno cree que debería ser la práctica (intensidad, sensibilidad, dureza, suavidad, flexibilidad, marcialidad...).
Empieza a buscarse sólo entrenar con aquellos que dan la "talla", críticando a los que no la dan. Se intenta llegar a una práctica cada vez más "perfecta" y en algunos casos "compleja", ya sea por el camino de la diversidad de formas, la suavidad "perfecta", la "efectividad" "perfecta", etc... En todo caso lejos de cualquier naturalidad.
El reconocimiento del nivel de uno, los grados, la posición que uno ostenta, se vuelve algo de vital importancia, que nos lleva a estados emocionales frágiles, pudiendo movernos entre la soberbia y el orgullo, la decepción y la vergüenza.

Sin embargo, cuando el conocimiento viene acompañado de cierto grado madurez, debería producirse todo lo contrario. Todo le vale al que está en este estadio. Todo es una oportunidad de crear Aiki. Hay una especie de gratitud, sobre todo física, hacia todo lo que llega de aite. La práctica se va simplificando, naturalizando, se va abandonando el disfraz de aikidoka, y aparece la unidad entre la persona que hay dentro del dojo y el que está fuera.
Cada gesto básico o cotidiano se llena de presencia, cobrando una dimensión "divina". Lo sencillo se convierte en la característica principal de cada gesto, lo básico se vuelve sorprendente, casi mágico. El carácter se templa, se equilibra y es muy difícil que nada externo provoque reacciones en uno. Desaparece depender de lo externo, de como los demás se comportan conmigo, del reconocimiento, de que lo externo cumpla mis ideas y anhelos.
Exigir y merecer...todo esto se aleja cuando conocimiento y madurez se unen.

"En uno mismo hay que pensar ligeramente;en el mundo profundamente."

Dokkodo (Miyamoto Musashi)

"Se puede conocer el mundo
sin salir de casa.
Sin mirar por la ventana
puede conocerse el Tao del Cielo.
Cuanto más mundo se recorre
tanto menos se sabe.

El Sabio, para conocerlo todo,
no necesita viajar.
No necesita observar
para ser lúcido.
Tampoco necesita actuar,
y sin embargo, realiza."

Tao Te King (XLVII)

Mirar y ver que todo es como debe ser, estar abierto a que ocurra lo que tiene que ocurrir, no forzar-se ni forzar, recrearse en lo que es.
En el proceso de perfeccionarse uno, empiezas a encontrar al otro, como parte de tu realidad, y la conexión, se vuelve la brújula que orienta tu viaje.

La inmadurez acompañada de conocimiento, nos lleva a un egoísmo más intenso y peligroso que si el conocimiento no existiera. Es el -ismo del ego, donde yo y yo, soy el principal objeto de culto. Mi magnífica mente, apoyada por una cultura de la individualidad como la que vivimos , nos aportará razones de peso suficientes para sostener esta situación el mayor tiempo posible.
Cómo me siento
Cómo soy
Cómo pienso
Cómo me veo
Es la temática que ocupa mi tiempo.
En el dojo, esto queda reflejado en una práctica donde lo que uno tiene pre-decidido en su mente es lo que nos dirige. El tipo de aite que quiero, el entorno que deseo, la intensidad que me hace sentir cómodo, sin sobresaltos, moviéndose siempre en territorio conocido, "yo es que soy así..:"

El conocimiento acompañado de madurez, hará que tu no seas el principal tema de tus pensamientos y reflexiones. Te centras en el flujo de la vida,en los que te rodean, de forma serena, constructiva y servicial. Te centras en conseguir una buena conexión, en utilizar el ki que viene del aite, sea del tipo que sea, y eso hace que la mente se mantenga en silencio y el cuerpo centrado. Te sirve todo, cualquier energía o forma de vibrar. La finalidad es fluir, sentir el flujo propio a través del flujo con el compañero, sintiéndose así parte del fluir del instante, de la vida.

L.

"Fluyo porque vivo y vivo porque fluyo "

"Abandonad el egoísmo, trabajad suave"

Endo Seishiro