lunes, 30 de enero de 2017

Artes Marciales,Aikido.....¿Arte?

Desde hace poco me he planteado en que medida las "artes marciales" son una forma de arte. Más allá de una definición de arte, me planteo que hace que algo sea arte, o más concretamente qué no lo es.
En los últimos premios de los globos de oro, la actriz Meryl Streep en un discurso crítico hacia el recién elegido presidente Donald Trump y en cierta medida a las personas que lo votaron, también mencionó a las Mixed Martial Arts (MMA), espectáculo de lucha que en USA está empezando a tener mucho peso mediático, y decía la actriz,que no son arte.
En cierta medida estoy de acuerdo. Es un espectáculo de lucha con grandes profesionales, bien entrenados y con un sentido también grande del espectáculo, pero no reconozco el arte, por lo menos desde mi sentir.
¿Pero que hace que un arte marcial sea arte para mí?, y en concreto ¿Es el aikido un arte?.
Lo primero que me viene a la cabeza es que el arte es creación, y esta creación es producto de una forma de ver o sentir la realidad y de crear algo para hacer visible esta visión, este sentir del artista.
Reflexionando de esta manera, empiezo a ver aparecer, lo que no creo que sea arte. Siempre que empiezo a escribir, me resulta difícil, porque tengo más preguntas que respuestas, pero es cierto que mientras hago las preguntas, algunas respuestas van apareciendo.
Creo que el arte no es pelear, enfrentar, resistir o luchar. Cuando el escultor observa la piedra, el trozo de madera, de metal etc, no ve un problema en ellos, ve precisamente lo contrario, ve la obra apareciendo de entre las vetas y las rugosidades del material. El material deja de estar separado del artista, pasando a ser una parte de él, una extensión de sí mismo, a través del cual podrá plasmar su visión, su forma de sentir la realidad, o visto de otra manera, la realidad podrá expresar su sentir a través del artista.
Igualmente podría decirse de otras formas de arte, lo que me llevaría a considerar arte muchas más actividades de las comúnmente consideradas como tal, o dicho de otra manera, lo que define el arte, es la visión del artista, su sentir ante la realidad, la forma en que su consciencia capta lo que le rodea y plasma ese sentir.
Lo que rodea al artista, se convierte en parte de él, la diversidad se transforma en una ampliación de sí mismo. El sentir del artista no sólo habita en él sino también en lo que le rodea y en lo que vive.
De manera que siguiendo esta reflexión, empiezo a encontrarme con el aiki, o dicho de otra manera con un sentir de la "Unidad". La lucha, el conflicto, el antagonismo desaparecen, no son posibles ante un tipo de mente que ve todo con curiosidad, sin juicios, como un instrumento de expresión, o un elemento de inspiración y creación.
Siento que el aikido entonces tiene mucho de arte. Nuestra obra es el "waza". Uke, su acción,  es el "material" que tori utiliza para crear (de manera que uke es cocreador) y nuestra vivencias dentro y fuera del tatami son nuestras musas de inspiración.
Tori siente como una extensión de sí mismo a uke, y sintiéndolo como tal, plasma su sentir a través del "waza". Al no ser posible en esta actitud el antagonismo, y al diluirse la dualidad, el aiki como armonía y unidad, es la técnica de ejecución de la expresión artística marcial, y también es el propio aiki, el sentir que se manifiesta a través de tori.
 Un tío mío  era escultor. Yo era joven, y recuerdo poco de él. Pero mi madre siempre dice, que las conversaciones con él, y su visión de las cosas era algo muy enriquecedor y especial, en cierta media lo consideraba un sabio.
Ésto me lleva de nuevo al planteamiento del principio de este escrito. El arte surge de una forma de mirar la realidad.El mismo sentir, y la misma forma de mirar que dan lugar a la escultura, al arreglo floral, a la pintura, es la que se tiene ante todo.
Es por eso que no hay separación entre la creación y el creador. El artista es su arte. Al escribir esto último aparecen en mi mente las palabras de O sensei:"Cada cosa que hago es aikido".
O aparece un Musashi aplicando "la vía de la estrategia" a todas sus acciones(ceremonia del te, escultura, pintura, caligrafía...)con resultados llenos de virtuosismo.
Como pasa siempre que reflexiono de esta forma, tenía muchas preguntas, y al terminar la reflexión...tengo algunas respuestas y muchas más preguntas que antes, pero ésto es lo apasionante de vivir. Ahora sólo me queda seguir practicando, creando y siendo mi "arte" marcial, convirtiéndome en Aikido, o mejor dicho, dejando que el Aiki se exprese a través de mí a cada instante.

L.

sábado, 28 de enero de 2017

Sintiendo a mi sensei

Siempre que toco a mi sensei, siento una mezcla de sensaciones. Antes de que inicie el ataque siento como si estuviera en presencia de un gran coloso, o mejor de una gran montaña,majestuosa, antigua, viva, protectora, desconocida....
Tengo que estar muy conectado a mi centro, bien sereno y presente para no dejarme llevar por esa sensación. Al comenzar el ataque mi consciencia entra en contacto con una información muy diversa. El punto de contacto es sutil, suave pero inamovible, aunque acto seguido se puede convertir en un riachuelo de agua que juguetea con las piedras en una danza sin fin. A través de ese punto donde estamos conectados, siento también como un fuego que viene desde muy profundo de esa montaña viva. Un fuego que da confianza, calidez y al mismo tiempo una sensación  de peligro, que te advierte, que no debes perder la atención del fuego. Si estamos atentos a él, nos nutrirá, nos calentará, nos relajará, pero sino, podrá quemarnos.
Cuando todo empieza a moverse más, camino de una realización de "waza" , la sensación acuosa es la más fuerte. Me siento envuelto en un agua viva, ondulante, suave y feroz, calmada y tronante al mismo tiempo.Me siento conducido por una corriente, una marea constante e imparable que me cuida,al mismo tiempo que conduce y dependiendo de mi resistencia a veces arrastra, entrando en un movimiento donde tengo la sensación que tengo cierto control sobre mí, aunque ese control está compartido con el sensei, pero no desde fuera, sino desde una sensación interior. El fuego de la montaña ha captado mi centro, colándose a través del agua. Ésta penetra por las grietas que mi intención de ataque está generando
Pero esto no es siempre así. Otras veces, cuando encaro a mi sensei...no está, pero está. Hay un profundo vacío, pero vivo y presente, que absorbe mi intención de ataque desarmándola  y quitándole totalmente sentido. En esas ocasiones el contacto es aire, los movimientos los intuyo como aire, digo intuyo porque no tengo una percepción lo suficientemente física para sentirlos.Lo que si me descubro, es saliendo de mi estabilidad, mi centro se ve captado de nuevo por eso fuego que esta vez habita en el viento. Pero es un viento suave, con momentos de vendaval, que se alternan con suaves brisas y de nuevo el vacío....o.... en un instante, aparece la montaña, como si siempre hubiese estado ahí. Teniendo la sensación de haber hecho un viaje envuelto en la bruma, y de improviso, al irse esta bruma nos encontramos de frente con la montaña, como si ésta se hubiera movido rápidamente hasta mí, aunque la realidad es que fui yo el que me desplacé hasta ellla dirigido por una extraña voluntad. 

Llevaba tiempo queriendo poner en palabras las sensaciones que tengo al entrenar con mi sensei. En los seminarios que doy por todos lados, intento transmitir ésto con palabras, pero sobre todo, intento transmitirlo con mi contacto, mis movimientos y mi presencia.

Por cierto, aunque creo que ya no hace falta, mi sensei es Seishiro Endo.

L.

lunes, 23 de enero de 2017

Aiki: Unidad

Deberíamos mantener la sensación de unidad cuando interactuamos con uke. Enfocar nuestra atención en ésto es importante.
Cuando uke entra en contacto con nosotros, deberíamos continuar con la sensación de ser uno, siendo lo único que cambia, la cantidad de información que recibimos de la unidad, de "mi unidad".
Nos hacemos conscientes que la unidad que somos se hace más grande, descubrimos a través de la acción de uke que nuestra unidad es mayor de lo que percibíamos y se manifiesta a través del aumento de la cantidad de información que recibimos y que nuestra conciencia tiene que gestionar, o mejor "autogestionar".
Si utilizaramos este mismo sentir respecto a nuestro entorno, siempre seguiríamos manteniendo la sensación de unidad , variando simplemente la cantidad de información que la consciencia pasa a manejar sobre sí misma, siendo cada vez más amplia. La relación con el entorno, desde este sentir, se convertiría en un proceso de autoconomiento, de auto exploración.
Mi relación con el otro y con todo, sólo es una ampliación de la consciencia que tengo de mí, y de lo que realmente soy, manifestándose una mayor riqueza, ampliándose la información que me compone y que me define como "uno".
La asimilación de esta realidad  hace desaparecer el conflicto, ya que la diversidad nunca se percibe antagonista, sino descriptiva y enriquecedora.
En cada encuentro con uke descubro nuevos elementos de mí, de un "mí" expandido y en expansión.
Una nueva información que debo manejar, procesar, para mantener un estado de equilibrío, de armonía que me permita disfrutar , vivir conscientemente, y por lo tanto plenamente aquí y ahora, esa sensación de unidad.
En la práctica por tanto, necesitamos desarrollar una mente y un cuerpo "abiertos" a recibir más y más información sobre la unidad y un centro capaz de procesar toda esa información.
Este tipo de mente, es una mente en calma, y el cuerpo, un cuerpo "suave", "fluido", adaptable, abiertos a recivir la nueva información con un centro estable, fuerte, equilibrado que sea capaz de procesar de procesarla aquí y ahora.

L.

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Crónica de mi seminario en Badalona el pasado fin de semana.

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