viernes, 18 de noviembre de 2022

Aikido como camino marcial hacia la paz.

 El mantener la mente serena, aquietada, permite que el encuentro de aikido, y cualquier cosa en la vida, podamos encararlos desde un silencio, un vacío, donde encontramos los elementos de conexión de todo, donde habita la unidad con el otro, con la acción y con el mundo en general.

El "movimiento" de la consciencia, el focalizarla, genera la mente, y  con ésta, la existencia de las cosas y por tanto la sensación de separación.
Sostener una mente serena y aquietada, permite habitar ese lugar de la unidad de todo. Cuando activamos la mente para tomar decisiones o hacer técnicas por ejemplo, si hemos habitado el mayor tiempo posible, en el puro percibir, sin juicios ni prejuicios, en actitud de escucha,  estás técnicas surgirán llenas de aquellos elementos que nos vinculan, que nos unen al otro, haciendo posible una expresión marcial más pacífica, natural y sostenible.
Pero si todo el rato habitamos en la mente pensante, y nos relacionamos desde las ideas, conceptos previos, juicios de valor,desde una "información" estática, rígida, predefinida, en definitiva no actualizada por el instante, normalmente surgirá una técnica más brusca, forzada e incluso dolorosa y la única "paz" que podremos conseguir, es un sucedáneo de paz, que es la que proviene de la anulación del otro y el sometimiento o imposición.Esta práctica usa la narrativa de la efectividad por encima de todo, del enfrentamiento y del dualismo hostil. 
Construir un mundo en paz desde el plano marcial, que creo, es la principal idea del aikido, requiere de usar "la espada que da la vida", usando nomenclatura de Yagyu Munenori, y esto necesita de    "domar" , apaciguar nuestra mente, nuestros pensamientos, miedos, la necesidad de vencer, el sentimiento de hostilidad  y la consiguiente idea de enemigo.
Creo que la aproximación del aikido, o por lo menos el que yo busco, es una aproximación desde la paz y la serenidad, desde una escucha marcial que resuelva  el conflicto sin violencia, a través de una marcialidad suave. Posiblemente, esto a veces signifique no tener todas las herramientas para solventar pacíficamente cualquier conflicto, de hecho creo que ninguna vía tiene esa infalibilidad ni siquiera con la violencia, pero desde luego, será entonces, cuando habrá que ver, en qué punto está nuestro compromiso con la vía del aiki y por tanto con el camino de la paz. 
Llevo 20 años compartiendo mi aikido en mi propio dojo y a través de seminarios, y mi foco, está puesto en este tipo cosas de las que hablo. Mi objetivo es entrenar mi cuerpo y mi mente a diario en el encuentro marcial del aikido, para experimentar el aiki en cada momento sobre el tatami, pero también en cada momento del día. Tengo y he tenido muchos alumnos con profesiones como policías, militares y vigilantes de seguridad. Hace poco me enteré que dos policías que habían estado poco tiempo en mi dojo, estaban muy agradecidos  a lo aprendido, porque lo habían usado muchísimo en sus intervenciones. Otros alumnos policías y también militares lo han usado en varias ocasiones en sus distintos ámbitos,y aquí sólo hago referencia a la parte física,ya que sé, que la parte mental(si es que se puede separar, que no lo creo) , la aplican a diario. 
La utilización del aiki como herramienta marcial en un plano como éste, siempre dependerá de la persona y de la necesidad. Mi enfoque no es policial, ni militar,ni impositivo.... es un enfoque marcial hacia la paz, un enfoque para la vida, no sólo para la supervivencia(que puede ser una parte de la vida en un momento dado) ,una visión centrada en el aiki. Pero como he dicho, son  herramientas marciales, y todos mis alumnos con estas profesiones y otras, les han sido de utilidad las herramientas que practicamos a diario. 
Creo que el aikido debe ser un camino integrador, universal, de vida, que creo es la herencia que dejó O sensei, o por lo menos es lo que recibo de Endo sensei. Reducir un Do como éste, a solamente un sistema de defensa o de lucha, es reducirlo muchísimo, además que creo, que no tiene las características para serlo. Tenemos una herramienta, que puede a través de la transformación interior y del salto de consciencia que supone sus principios y su método de práctica, crear una sociedad humana mejor, más tolerante, compasiva, inclusiva, ecológica, en definitiva más armoniosa y pacífica. Creo que, como aikidokas, y herederos de una tradición así,no debemos obviar nuestra responsabilidad respecto a esto. 
Pero desde luego, esto nos sitúa frente a algo, y es que el camino de la paz, es de todo menos pacífico. Es un combate con nuestros miedos, inseguridades, "enemigos heredados", creencias limitantes y conflictivas, que se ven activados por la acción de los demás. En definitiva toda una cultura del enfrentamiento y la competencia, del individualismo y el beneficio, del luchar por todo, fuertemente interiorizada, y a la que hay que dejar atrás, a través de la acumulación de nuevos registros de no violencia, de no resistencia y de invertir en lo compartido y lo común, del aceptar y el fluir con la vida.
Vivir la vida, incluso la propia supervivencia como parte de la misma, desde el vacío interno (ku) donde todo aparece,  desde el "espíritu", donde todo "es", donde todo está conectado, y que para mí, es la principal premisa para desarrollar una acción aiki. A partir de ahí, de ese estado contemplativo, perceptivo, usar la mente para construir una realidad(mente) desde ese sentir de unidad, desde ese darse cuenta que no hay nada que no esté en mí, o que esté realmente separado o desconectado de mí, y que por lo tanto, invertir en conectar, en unir , encontrando en el "nosotros" la unidad, puede ser la solución del encuentro marcial  o el conflicto, siendo ésta  más natural y sostenible, más "universal"y armoniosa.
Entonces, en la práctica de nuestro Do, los movimientos de uke surgirán desde la conexión con tori, una conexión de tipo marcial, que generará desequilibrios y situaciones de debilidad en el atacante, que le provocará la necesidad de los movimientos.
Se usaran giros, cambios de distancia, de ritmo, vacíos, extensión del ki….
Los  movimientos  que uke realizará, lo que llamamos tomar ukemi, no tendrá su orígen en el dolor, en el sentirse forzado, en el miedo al daño, o en el sentirse obligado.... éste, es sin duda un camino marcial, pero creo, a mi parecer, que O sensei rompió esta deriva que venía del pasado de forma general(ya que ya en el pasado había planteamientos de una marcialidad diferente también en el seno de las artes marciales), y lo que sí estoy seguro, es que mi sensei, Endo Seishiro, es un referente en este camino de vivir la experiencia marcial desde la conexión, la serenidad, la naturalidad, la sensibilidad,la escucha, la paz....
La paz como camino marcial, para mí, ese es el camino. Un camino de usar lo que recibimos del otro, un camino de no resistencia, de no reactividad, de libertad, y no un camino de "hacer" 
y de forzar.
Mi búsqueda marcial como budoka, es la paz. Mi práctica no es una práctica del "te puedo hacer esto o aquello... pero no lo hago".Sería lo contrario, es un camino de utilizar plenamente lo que uke va ofreciendo en su ataque y movimientos, y también de expresar lo más plenamente posible mi ki. Si uke detiene totalmente, su intención de ataque o se separa... la acción de tori también se detendrá, porque se habrá recuperado el equilibrio natural y pacífico, el "cero".
En definitiva, abordar el Aikido como un camino marcial hacia la paz.