viernes, 13 de diciembre de 2013

Chögyam Trungpa

"A veces, cuando percibimos el mundo, lo percibimos sin lenguaje, espontáneamente, con un sistema preverbal. Pero otras veces, cuando contemplamos el mundo, primero se nos viene una palabra a la mente y después percibimos. En otras palabras: en el primer caso sentimos o percibimos directamente el universo y en el segundo nos persuadimos de ver nuestro universo. De manera que, o bien miramos y vemos más allá del lenguaje -como primera percepción- o bien vemos el mundo a través del filtro de nuestros pensamientos, hablando con nosotros mismos. Todos sabemos cómo es sentir directamente las cosas. La emoción intensa - la pasión y la agresión y los celos- no tiene lenguaje: el primer destello es demasiado intenso. Después de ese primer destello, la mente empieza a pensar:"te odio" o " te quiero" , o nos preguntamos si debemos acaso amar con tal intensidad. En nuestra mente tiene lugar una pequeña conversación.
Sincronizar la mente y el cuerpo es mirar y ver directamente, más allá del lenguaje. Ello no se debe a una falta de respeto hacia el lenguaje, sino a que nuestro diálogo interno se convierte en cháchara subconsciente.[...]
En cambio, cuando sentimos que podemos darnos el lujo de relajarnos y percibir directamente el mundo, ahí nuestra visión puede expandirse. Podemos ver , en el acto, de una manera despierta. Los ojos comienzan a abrírsenos cada vez más, y vemos que el mundo es colorido y fresco, y tan preciso; la nitidez de cada ángulo es maravillosa."

Extraido del libro "Shambhala. La senda sagrada del guerrero"

No hay comentarios:

Publicar un comentario