lunes, 3 de junio de 2019

Conocimiento y madurez

Hay momentos  que a través del estudio y la búsqueda, es posible entrever y comprender hasta cierto punto lo que podríamos llamar nuestra "verdadera naturaleza" , o por lo menos discernir, que lo que hasta ahora considerábamos nuestra realidad, nuestra personalidad, no es más que un reflejo desteñido de lo que realmente somos en esencia.

"Yo soy el universo."
"... Y mi universo es grande y el vuestro pequeño."
O sensei, Ueshiba Morihei

Por supuesto no hablo de un despertar. Éste, según mi punto de vista, no está sometido a reflexión o proceso, éste llega sin más, me atrevería a decir por sorpresa,  y es posible que te coja en una búsqueda, reflexión, estudio o sin hacer nada de nada...
Esta comprensión profunda sobre uno, puede producirse en compañía de un momento personal de cierta madurez o inmadurez. Cuando está comprensión tiene un fuerte componente de acción, experimental y no sólo intelectual, podremos asistir a una persona más madura y equilibrada.
Pero cuando este conocimiento es alcanzado solamente a través de la reflexión y el conocimiento intelectual principalmente, esto provocará un cierto grado de inmadurez. Desde aquí, el reconocer lo limitada que era la comprensión sobre nosotros mismos, y abrirnos a una dimensión del conocimiento propio, más amplia, donde nos descubrimos más "universales" e ilimitados, nos hace entrar en una fase de comportamiento egoísta. Lo queremos y merecemos todo, sobre todo, aquello que no tenemos o no hemos tenido nunca. Tendemos a querer romper con lo cotidiano o habitual, en busca de lo diferente y especial, que creo que merezco, no parándonos por un momento a pensar que, es lo que considero cotidiano, lo que me acompañó e impulsó al lugar de comprensión donde me encuentro ahora.
Es muy importante por tanto, que la conquista del conocimiento vaya acompañada de experiencias y más experiencias, y además, que nos abramos a que éstas, nos vayan transformando, dejando posos experienciales que nos vayan dando madurez y coherencia.
Cuando se ha alcanzado cierto grado de madurez y equilibrio, el darse cierta cuenta de nuestra naturaleza esencial, desembocará en una actitud de gratitud por lo que se tiene y se es, en aceptación, generosidad y en un sentimiento de interdependencia. De manera que no hay grandes cambios o rupturas. El gran cambio fue empezar el camino de la búsqueda, descubrirlo, dedicarse a seguir ese camino de forma constante y con voluntad.
Como decía, ahora no hay grandes cambios externos, lo que cambia es la forma de mirar, de "andar", lo cotidiano se intensifica, brilla, se diviniza de alguna manera.

Todo esto es observable en el Dojo. Los altos grados han alcanzado un grado de conocimiento importante, se saben menos limitados, más capaces. Pero como vengo exponiendo, esto no implica que se encuentren en un estadio de madurez. Cuando éste no es el caso, el alto grado se vuelve exigente con lo que debe ocurrir en el encuentro con el compañero, empieza a habitar en el "merezco". Esta exigencia se traslada en la mayor parte de los casos al otro (normalmente al aite), que se considera, no está a la altura de lo que uno cree que debería ser la práctica (intensidad, sensibilidad, dureza, suavidad, flexibilidad, marcialidad...).
Empieza a buscarse sólo entrenar con aquellos que dan la "talla", críticando a los que no la dan. Se intenta llegar a una práctica cada vez más "perfecta" y en algunos casos "compleja", ya sea por el camino de la diversidad de formas, la suavidad "perfecta", la "efectividad" "perfecta", etc... En todo caso lejos de cualquier naturalidad.
El reconocimiento del nivel de uno, los grados, la posición que uno ostenta, se vuelve algo de vital importancia, que nos lleva a estados emocionales frágiles, pudiendo movernos entre la soberbia y el orgullo, la decepción y la vergüenza.

Sin embargo, cuando el conocimiento viene acompañado de cierto grado madurez, debería producirse todo lo contrario. Todo le vale al que está en este estadio. Todo es una oportunidad de crear Aiki. Hay una especie de gratitud, sobre todo física, hacia todo lo que llega de aite. La práctica se va simplificando, naturalizando, se va abandonando el disfraz de aikidoka, y aparece la unidad entre la persona que hay dentro del dojo y el que está fuera.
Cada gesto básico o cotidiano se llena de presencia, cobrando una dimensión "divina". Lo sencillo se convierte en la característica principal de cada gesto, lo básico se vuelve sorprendente, casi mágico. El carácter se templa, se equilibra y es muy difícil que nada externo provoque reacciones en uno. Desaparece depender de lo externo, de como los demás se comportan conmigo, del reconocimiento, de que lo externo cumpla mis ideas y anhelos.
Exigir y merecer...todo esto se aleja cuando conocimiento y madurez se unen.

"En uno mismo hay que pensar ligeramente;en el mundo profundamente."

Dokkodo (Miyamoto Musashi)

"Se puede conocer el mundo
sin salir de casa.
Sin mirar por la ventana
puede conocerse el Tao del Cielo.
Cuanto más mundo se recorre
tanto menos se sabe.

El Sabio, para conocerlo todo,
no necesita viajar.
No necesita observar
para ser lúcido.
Tampoco necesita actuar,
y sin embargo, realiza."

Tao Te King (XLVII)

Mirar y ver que todo es como debe ser, estar abierto a que ocurra lo que tiene que ocurrir, no forzar-se ni forzar, recrearse en lo que es.
En el proceso de perfeccionarse uno, empiezas a encontrar al otro, como parte de tu realidad, y la conexión, se vuelve la brújula que orienta tu viaje.

La inmadurez acompañada de conocimiento, nos lleva a un egoísmo más intenso y peligroso que si el conocimiento no existiera. Es el -ismo del ego, donde yo y yo, soy el principal objeto de culto. Mi magnífica mente, apoyada por una cultura de la individualidad como la que vivimos , nos aportará razones de peso suficientes para sostener esta situación el mayor tiempo posible.
Cómo me siento
Cómo soy
Cómo pienso
Cómo me veo
Es la temática que ocupa mi tiempo.
En el dojo, esto queda reflejado en una práctica donde lo que uno tiene pre-decidido en su mente es lo que nos dirige. El tipo de aite que quiero, el entorno que deseo, la intensidad que me hace sentir cómodo, sin sobresaltos, moviéndose siempre en territorio conocido, "yo es que soy así..:"

El conocimiento acompañado de madurez, hará que tu no seas el principal tema de tus pensamientos y reflexiones. Te centras en el flujo de la vida,en los que te rodean, de forma serena, constructiva y servicial. Te centras en conseguir una buena conexión, en utilizar el ki que viene del aite, sea del tipo que sea, y eso hace que la mente se mantenga en silencio y el cuerpo centrado. Te sirve todo, cualquier energía o forma de vibrar. La finalidad es fluir, sentir el flujo propio a través del flujo con el compañero, sintiéndose así parte del fluir del instante, de la vida.

L.

"Fluyo porque vivo y vivo porque fluyo "

"Abandonad el egoísmo, trabajad suave"

Endo Seishiro




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