jueves, 26 de abril de 2012

Entrevista de Kenji Shimizu extraido del magnífico blog" Entrenando Aikido".

Kenji Shimizu - El último alumno de O Sensei Ueshiba 1a Parte

Se dice que O Sensei Morihei Ueshiba enseñó a miles de estudiantes. Algunos de ellos se dedicaron en cuerpo y alma al Aikido por haber estado como Uchi Deshi, y formaron el grupo de maestros que desarrollaron el Aikido en el mundo. En este círculo muy cerrado, algunos como Minoru Mochizuki Sensei tenían una relación muy estrecha con el fundador del Aikido. Kenji Shimizu es una de esas raras personas a las que O Sensei estuvo enseñando directamente y le dió una atención especial. Léo Tamaki se encontró con "el último alumno del Maestro Ueshiba" para ti.

Sensei, en su niñez comenzó con el judo?

Kenji Shimizu: Tenía 13 años y he estado practicando hasta cerca de los 23 años. Esto me ha dado una buena base, pero algunos malos hábitos. En mis primeros tiempos de Aikido, Sensei Osawa tuvo problemas con ésto, ya que afectaba mi aikido, sobre todo la comprensión del trabajo de ejercicios de uke.

¿Cuál es en este sentido, la principal diferencia entre el judo y el aikido?

K.S.: Es similar. Sin embargo, te proyectan en judo, después de haber ofrecido resistencia, mientras que en el Aikido se acepta la proyección, sin oponerse a la técnica. Uno no finge que lo sigue. Hoy en día es a menudo el caso. Antes de que la técnica se realiza, el compañero salta por sí mismo.

Cuando el viento sopla, las ramas se curvan. Si sopla muy fuerte, el árbol se dobla, si sopla suavemente, las ramas aletean lentamente. El Aikido es similar, no hay que caer solo, pero en armonía con el movimiento, siendo suave o fuerte. En el judo uno se acostumbra a resistir, y creo que tuve esta mala costumbre. Pero poco a poco me las arreglé para caer de forma natural y correcta.

¿Nunca estuvo herido?

K.S.: Sí, varias veces. Mire, mis dos articulaciones son diferentes, esta ha sido desfigurada por un Nikkyo. Si usted nunca ha experimentado un Nikkyo y alguien se lo hace de repente, con gran fuerza, parece como un rayo en la cabeza. Luego he tratado de devolver lo que me habían hecho. Sin embargo, el compañero no se dejó.

Con el tiempo naturalmente avanzas, y si aprendes la forma correcta, te vas fortaleciendo. Más tarde fui hacia los que me habían lastimado, y les pedí de practicar conmigo, pero siempre me respondían.  "Oh, hoy no puedo, mi codo está lesionado", o "Me duele la rodilla"( risas)

en una exhibición con Morihei Ueshiba

¿Cómo llegó usted a cambiar del judo al Aikido?

KS: A causa de la edad no siempre se puede ganar, incluso cuando uno está fuerte. El Sr. Kaburagi, uno de mis conocidos me preguntó un día si en realidad quería dedicarme al Judo. Entonces, me dijo. "Hoy en día, el judo es un deporte," De esto hace 43 años ...

"Si usted no quiere hacer judo, pero verdadero Budo, debe contactar con el último de los Budokas." Era Morihei Ueshiba, y yo nunca había oído hablar de él. El Sr. Kaburagi organizó una reunión donde me lo presentaron. O Sensei, Kisshomaru Sensei, Tohei Sensei, el Sr. Kaburagi, Muko, la hija de Osawa sensei, quien más tarde se casó con mi hermano mayor y yo estuvimos allí.

Como fue la reunión?

KS: Cuando lo conocí, me sorprendió que una persona como él existiera. Era como si viniera del pasado. Era como alguien que vivió en una época diferente.

A primera vista, algo sucedió entre nosotros. A pesar de que nunca nos habíamos visto, pero tan pronto como lo ví, lo respeté y admiré, y él a su vez, pareció apreciarme y quería que practicara con él. Dejé mi dirección cuando me fui y había decidido volver. Pero Kisshomaru mismo me llamó y me dijo, que a O Sensei le gustaría verme otra vez, preguntando cuándo iba a volver. Inmediatamente volví y O Sensei me dijo: "Por lo general ya no tomo más Uchi Deshis. Pero quieres ser mi Uchi Deshi? " Se lo prometí, y por eso la gente empezó a llamarme el último estudiante. Había otros uchi deshi después de mí, Endo o Suganuma, pero no fueron sus últimos alumnos.

¿Qué hubo cuando se reunió por primera vez con O Sensei. Hubo una demostración?

KS: Ese día Tohei Sensei hizo una demostración. Cuando O Sensei me hizo volver por segunda vez, llegué a la hora de su clase. En el momento en que entré al dojo, se volvió hacia mí y me llamó. Delante de otros estudiantes, me aplicó técnicas y mientras me explicaba algunos aspectos básicos.

O Sensei el último Bujutsuka

¿Cuántas veces practicaba en aquella época?

KS: Yo no tenía dinero y cuando entrenaba, tenía más hambre. (Risas) Por suerte, cuanto más se entrena, más se progresa. Así obtuve el cuarto Dan en tres años. Obtuve el primer dan después de un año y luego me dieron cada seis meses un Dan.

Tuve la suerte de ser enviado a los mejores lugares para enseñar o para acompañar a O Sensei, y he tenido el honor de servirle muchas veces como uke. Estos momentos de entrenamiento siguen siendo para mí un tesoro precioso, que hoy en día me guían en mi entrenamiento.

¿Con quién ha aprendido las técnicas?

KS: Había muchos Senseis y cuando me convertí en Uchi Deshi, asistí a todas las clases disponibles para mí. Pero el hecho de ser Uchi Deshi de O-sensei es lo que más me ayudó.

Por encima de la técnica como tal pude ver su alma. Había que leer sus intenciones en su mente y responder de inmediato para seguir su técnica. Era muy estricto en su elección de compañero. O Sensei era severo. Cuando el uke no podía realmente seguir, estallaba en cólera y gritaba: "¿Qué estás haciendo?" (Risas). Tenías que ser capaz de seguir a la perfección al milímetro. Él no admitía un momento de distracción. Por ejemplo, después de ser proyectado, no podías darle la espalda al dar marcha atrás. Debías seguir mirándole a la cara. Su preocupación por auténticos ejercicios marciales se profundizaba hasta el más mínimo detalle.

Hoy en día, hay pocos profesores que exigen en este sentido. Pero sin el debido Reigisaho no puede haber Budo.

¿Cuántos Uchi Deshi, había en ese momento, aparte de usted?

K.S.: Había un montón de ellos. Creo que cuando llegué, había alrededor de una docena. Pero la gente a mi alrededor se preguntaba por qué había aceptado ser Uchi Deshi.

Fue realmente una fase de transición. Nadie sabía lo que luego sería del Aikido. Los Juegos Olímpicos vinieron y la economía creció rápidamente. Pero nosotros no teníamos dinero suficiente para tener una hakama adecuada. (Risas) Incluso los sempai se encontraban en la misma situación!

Su vida como Uchi Deshi tenía que ser en aquel tiempo bastante difícil, ¿verdad?

KS: No teníamos dinero, pero nuestra vida estaba llena de riqueza e intensidad. No tengo recuerdos dolorosos. No teníamos tiempo para pensar en cosas superficiales, y cuando estábamos entre nosotros,  dormíamos. (Risas)

Cómo yo era el último que había llegado, tenía que continuar con las lecciones individuales, mientras que los otros estaban en la oficina, y se les permitía beber té y hablar. Para mí no fue muy divertido. Todos estaban allí, pero dejaban esperar a los estudiantes mientras yo terminaba una clase, para que me hiciera cargo de la siguiente! Tuve que pasar mi tiempo de enseñanza y práctica con el estómago vacío. Pero así es la vida en el dojo. Había muchas personalidades que tomaban clases particulares. Y hubiera sido muy malo si uno de ellos se hubiera lastimado a causa de una mala proyección. Siempre me pregunté por qué tenía que llevar esas lecciones nada entretenidas. Pero esto lo comprendí más tarde. Estos momentos difíciles existían. (Risas)

Así que dió todas las clases particulares?

KS: Había algunas que daba yo y otras a las que asistía como ayudante o compañero del sensei y el estudiante. En este caso era diferente, y estoy agradecido de haber tenido la suerte de acompañar a O Sensei en sus clases particulares.

Estaba, por ejemplo, Hidehiko Hioki. Este hombre tenía unos 65 años de edad y era uno de los estudiantes personales de O Sensei. Así que nos quedamos siempre en grupos de tres, y en este caso O Sensei mostraba muchas técnicas diferentes.

Debido a su edad, el Sr. Hioki a los diez minutos de entrenamiento debía descansar cinco minutos. Cómo era diabético, se quedaba rápidamente sin aliento. Entonces O Sensei me miraba, como si me preguntara si tenía alguna pregunta. De inmediato aproveché la oportunidad para preguntarle: "O-sensei, en esta situación ..."

Cuando practicaba judo, yo nunca había hecho una sola pregunta. Fueron momentos de valor incalculable. ¿Haber estado en contacto con O-sensei era el tesoro más venerado por sus Uchi Deshis.

Parece que O Sensei le tenía un cariño especial?

K.S.: Creo que sí. O Sensei tuvo muchos estudiantes. Algunos de los que trataba muy favorablemente, por ejemplo, Mochizuki Sensei, que estaba cerca de él desde su infancia, ó a mí, en la última fase de su vida. Me proyectó un sinnúmero de veces. Así trataba a la gente a los que apreciaba especialmente! (Risas)

En todo momento llamaba para saber si yo estaba allí. A pesar de que se me pedía de dar un montón de clases particulares, pero no le importaba. Cuando dejaba el dojo, me llamaba y me enviaba fuera con el bokken y el jo. A pesar de que tenía que dar clases, entrenamiento particular y citas, pero O Sensei no se preocupaba de estos asuntos.(Risas)

Yo era uchi deshi y no tenía que hacer nada más sino cumplir con su llamado inmediatamente.

Llamaba, pero no de un pueblo cercano, al que se podía ir en media hora o una hora. Llamaba desde Osaka, Iwama, o esos lugares. Esto pasaba todo el tiempo.

Pero al mismo tiempo él era increíblemente agradable y me cuidaba como  un abuelo a su nieto. Por ejemplo, hubo algunas historias. O Sensei quería ir al santuario de Iwama. Yo por mi parte, terminaba las clases particulares y me decía que por fin iba a poder echar una siesta rápida. Por la mañana había dos clases normales y dos o tres lecciones individuales por lo que muchas veces no podía dormir lo suficiente.

O Sensei llegaba y me decía: "¡Oh, Shimizu, voy a Iwama, ven conmigo" Iwama en ese tiempo estaba lejos y el viaje hacia allí era largo, se tardaban varias horas para ir allí. Por supuesto, respondía con entusiasmo: "Sí, lo entiendo", y comenzaba con los preparativos. Pero muchas veces estaba cansado y mi respuesta era débil. Hay momentos en que el cuerpo comienza a seguir difícilmente, y, naturalmente, O Sensei se dió cuenta. Entonces se volvía cinco o diez minutos más tarde y me decía. "¡Oh, Shimizu, por hoy está bien, no es necesario que vengas", él había comprendido la situación.

La bondad de O Sensei no sólo consistía de cogerme muchas veces de uke, sino también de preocuparse por mí en estos detalles.

Traducción Carina

Traducido y publicado con el amable permiso de Léo Tamaki. Muchas Gracias!
 Blog Budo no Nayami de  Léo Tamaki


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