lunes, 2 de abril de 2012

Un camino de transformación y renacimiento, reflexión personal.


Un camino de transformación y renacimiento, reflexión personal.
Sinceramente considero que la práctica del aikido en un dojo tradicional, genera una serie de transformaciones en los distintos niveles de la persona, desde muy pronto, siendo esto algo difícil de aceptar.

La práctica se desarrolla en un entorno donde la tradición marcial, a través de la transmisión de las técnicas y la etiqueta, se convierte en un guía del presente , para el cuerpo y el alma del practicante.
La práctica consciente y sincera en este entorno, y bajo el cobijo del
espíritu del aiki, nos pone en contacto con los elementos que
conforman nuestra mente y nuestro corazón. Estos dos centros vitales
deben purificarse para que nuestra verdadera esencia se manifieste
luminosa a través de un comportamiento centrado y equilibrado.
Al empezar a tomar una cierta conciencia de lo que habita en nuestra
mente y nuestro corazón, y al empezar a vislumbrar cual es la esencia
de todas las cosas y de nosotros mismos, empieza un proceso de toma de
conciencia, donde liberaciones constantes nos llevaran a un proceso
más o menos continuo y más o menos largo de crisis en todos los
ámbitos de nuestra vida.
(por supuesto hay que personas que abandonan el Aikido sin llegar a profundizar en este proceso de crisis y transformación. Me interesa escribir sobre aquellos que si entraron o están entrando en este proceso)

El no abandonar la práctica en esos momentos es fundamental, ya que la
práctica del aikido nos irá proporcionando las herramientas necesarias
para purificar ambos centros vitales, dejando aflorar cada vez con más
fuerza el principal centro vital de una existencia liberada, que es el Hara,
donde espíritu y cuerpo se vinculan, y cuyo protagonismo va
transformando paulatinamente una existencia dirigida por lo orgánico,
lo emocional y mental, en una existencia más plena, llena de Ser, de
unidad , de equilibrio y de conciencia, pasando lo mental y emocional
a ser siervos obedientes del Ser.
Cuando al practicar, empezamos a entrar en ese proceso de crisis,
nuestra vida se ve zarandeada por un montón de fuerzas emocionales y
mentales, que la convierten en un barco donde el timón está roto y no sirve más
que en contadas ocasiones, para crear un cierto rumbo en mitad de una
gran tormenta.
En este momento empezamos a sentir de forma más
evidente las fuerzas que hasta ese momento ocultábamos detrás de un
montón de condicionantes culturales aprendidos, y empezamos a liberar
lo que hay dentro de nosotros , con los consiguientes cambios que esto
supone en nuestro ser y nuestra vida.
Muchos identifican esto con la libertad, pero yo , ahora creo que no.
Es ,eso sí , parte de un proceso que va a acabar desembocando en una
mayor libertad para Ser.
Muchos de los practicantes dejan aquí el aikido, lo dejan de las
distintas formas que yo creo que se puede dejar:
-       Una es irse, por miedo a todo este cambio.
De manera que se intenta, dejando el aikido, volver a enterrar en la
"normalidad aprendida" de años y años lo que ha aflorado de nuestros
centros vitales, para así recuperar una vida anestesiada donde el
centro principal o Hara nunca tomará el papel central que le
corresponde. O por otro lado, perderse en ese proceso de crisis, considerando que en lugar de ser un proceso limitado, transitorio y necesario, es el fin
del camino, es la "libertad", dejándose llevar por la corriente mental
y emocional como un hoja que es arrastrada por el viento en todas
direcciones.
-       Otra forma de "dejarlo" es seguir haciendo aikido, pero sin implicar en
nada la conciencia, abandonando cualquier sinceridad posible con uno
mismo en la práctica, y aprendiendo a entrenar desde la superficie,
nunca desde lo interno. De esta manera sólo se conseguirá mejorar el
cuerpo material, y la visión que tenemos de nosotros mismos y de los
demás nunca se verá actualizada realmente, sino que será estática y
pasada, añadiendo a veces nuevos elementos, pero siempre sometidos a
esta visión.
La evolución , propia del vivir , del existir, que va inmersa en
nuestra propia naturaleza de ser vivo evolucionado, queda
conscientemente forzada a no producirse, quedando tristemente
condenados a vernos y "verlos" como son en una mente que no se
"mueve", es decir , imágenes estáticas ancladas en una experiencia
pasada , inexistente ya en la realidad presente.
El Aikido a través de su proceso de purificación debería romper esta
rigidez con lo propio y lo ajeno, desde el desarrollo de la conciencia
constante o atención plena de cada momento. Así se aceptará el cambio,
como el elemento cohesionador , de un proceso de existencia, llamada
al aprendizaje y la evolución.
En este proceso de purificación que el Aikido nos propone, tenemos que
contar sobre todo con el "Valor". Sin el valor la catarsis del ser es
totalmente imposible.
Este valor nos dará la capacidad de dirigirnos firmemente hacia
nuestro propio "seppuku", al fin de lo que éramos, al fin de lo que
creíamos que nos definía, para dar lugar al renacimiento de lo que
“Somos” y que en definitiva debería marcar lo que debemos ser. Debemos
matar nuestro ser, conformado por condicionamientos mentales y
emocionales, generando el vacío creativo suficiente para que aflore
nuestro auténtico “Ser”, regalo de la Mente Universal, que decide y hace,
desde una auténtica libertad entregada en el principio de todo.
Aquellos que se quedaron en el camino, y abandonaron el aikido de
cualquiera de las dos formas que expliqué con anterioridad, de corazón
lo siento. Faltó el valor en pleno seppuku , de continuar,
trascendiendo el miedo a desaparecer, y confiando en el renacer.
Se quiso amoldar el Aiki a lo que somos, no dejando que fuera éste el
que moldeara nuestro ser para hacer renacer a nuestro verdadero Ser.
Entonces se vuelve a una existencia estática , segura, donde la
dualidad con los demás es protagonista, conformando un mundo fácil de
entender de acuerdo a todo lo aprendido, de acuerdo a un sistema donde
los "malos" siempre serán malos, y donde la represión de uno mismo se
confunde con el equilibrio.
O a una vida desestabilizada, cimbreada por las fuertes corrientes mentales y
emocionales de una "caja de pandora" abierta, y cuya llave se ha
perdido, y que nos sitúa en un proceso autodestructivo inconsciente.
A los que continuáis de verdad , mientras estáis inmersos en plena
crisis o después de haber pasado por esa crisis tan dolorosa, porque
vuestra fe en el aiki y el ejemplo de O sensei y otros grandes
maestros de la vía, os da esperanza , continuad por favor.
El mundo sólo pueden mejorarlo aquellos guerreros que viviendo sus
demonios , los identifican, luchan y los debilitan , para después
poder hacer uso de ellos, siendo dueño y señor de un Ser completo.
Se comienza así a vivir desde un Ser renovado y al mismo tiempo eterno. Éste entiende que su vida, con todas las cosas, seres y energías que la componen, es para evolucionar y ayudar a otros seres a cumplir su propia
misión evolutiva.
A aquellos otros que dejasteis el camino del Aikido, pero
continuasteis con otro camino de transformación, os deseo mucho valor y
fuerza, no dudéis que somos compañeros del Do.
Si permitimos que el espíritu del aiki purifique nuestra mente y nuestro
corazón, nos volveremos seres cada vez más unificados, donde mente y
corazón serán fieles corceles que llevarán a nuestro Ser en volandas
por la existencia en la tierra, convirtiéndonos en verdaderos dueños
de cada una de nuestras decisiones y acciones. El valor siempre será nuestra gran herramienta, y el presente, el único tiempo donde Ser.
Lo que fuimos no interesará, lo que somos, es lo único
que debe importarnos.
Luis


5 comentarios:

  1. Creo que no se puede describir de forma mas precisa el origen y repercusión de esta crisis.
    Me parece fabuloso que escribas sobre ello porque cuando ésta se presenta, no lo hace abiertamente avisándote de que es pasajera y te ayudará a crecer y pisar con más fuerza, sino que tímidamente va quitando el valor a lo que haces hasta que crees que es tu propia decisión consciente la que abandona.
    Creo que es difícil percatarse de su presencia si no se piensa antes en la posibilidad de que aparezca. Por ello te doy las Gracias; yo soy muy despistada. Un saludo.

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  2. No creo que muchos puedan ser conscientes de lo difícil que puede ser enfrentarse a los demonios que luchan contra tu ser, sin más herramienta que un ser interno todavía febril por la falta. Los demonios pueden ser muy grandes, pero más grandes son los pasos. Puede que suene raro, pero un pueblo pasó 40 años vagando por el desierto porque estaba en crisis, Jesús pasó 40 días en el desierto sufriendo una gran crisis que no hizo mas que reafirmarlo. Eso sí, sin desfallecer ni abandonar su camino.
    Muchos son los que se pueden perder por el camino por miedo a encontrarse a sí mismos, y ver que han pasado muchos años por un camino equivocado.
    Ahora en mi desierto, adolezco la falta de todo lo que me completa, y sufro la falta de herramientas que me ayuden a calmar el kimochi, a serenar mi mente. Solo, y acompañado desde tan lejos. A los que estéis en un momento de crisis seguid mirando al frente a la par que en el interior hasta que encontréis el camino o al menos una senda que os ilumine.

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  3. Gracias por vaciarte para y con nosotros.
    Tus pensamientos toman forma con tus actos y con tu AIKIDO.
    Solo puedo agradecertelo asistiendo a tus clases.

    ¡GRACIAS!

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  4. Muchas gracias Luís por dejarnos estas enriquecedoras palabras.
    Un fuerte abrazo

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  5. Yo sigo encontrándome día a día... a veces inicias un proceso de transformación que te lleva a otro y este a otro más... y al final descubres que la transformación total te ha llevado al punto de partida... Muchas veces lo importante no es tanto el cambio si no el camino que te lleva a él... si lo has vivido, el aikido no se abandona nunca, sólo lo parece, a veces...

    Muy bueno el artículo... me haces pensar... cohones...

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